LISANDA FATOU
Lisanda, nacida en el siglo pasado, comienza a conocer desde la cuna a Víctor Hugo , Rubén Darío y Julio Verne, de la voz de su padre, Rafael Fatou. Desde niña canta a Machado, Hernández, Goytosolo y Bécquer, concibiendo la literatura como parte de la música que le acompañará día a día, ideando letras de canciones para entonar sencillamente con una guitarra.
Adolescente enamorada comienza a participar en la página literaria de "La pluma Loca", que en los años ochenta se editaría en el instituto de Los Remedios.
Madre de tres hijos se implica en el proyecto "Ubrique, blanco de paz", desde sus comienzos, y da forma a "La voz de la familia" durante tantos años, en la revista que se publica cada trimestre.
Su amor por los libros y la música no consiguen apartarla de una inquietud científica que lleva en la sangre, para formarse entre probetas y fórmulas magistrales. En la búsqueda de la salud descubre el poder de las plantas para curar el cuerpo y los paisajes de su entorno, que en cada paso van sanando el alma. Y resultan sus paseos fuente de inspiración para sus escritos de estos últimos años.
Activa, alegre, incansable, sigue cantando a la naturaleza para expresar en sencilla prosa, o poesía con ritmo, sus reflexiones, sentimientos y emociones retando al tiempo que no se detiene.
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Adolescente enamorada comienza a participar en la página literaria de "La pluma Loca", que en los años ochenta se editaría en el instituto de Los Remedios.
Madre de tres hijos se implica en el proyecto "Ubrique, blanco de paz", desde sus comienzos, y da forma a "La voz de la familia" durante tantos años, en la revista que se publica cada trimestre.
Su amor por los libros y la música no consiguen apartarla de una inquietud científica que lleva en la sangre, para formarse entre probetas y fórmulas magistrales. En la búsqueda de la salud descubre el poder de las plantas para curar el cuerpo y los paisajes de su entorno, que en cada paso van sanando el alma. Y resultan sus paseos fuente de inspiración para sus escritos de estos últimos años.
Activa, alegre, incansable, sigue cantando a la naturaleza para expresar en sencilla prosa, o poesía con ritmo, sus reflexiones, sentimientos y emociones retando al tiempo que no se detiene.
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