Ubrique, 1953, grupo de sacerdotes en La Plaza
Hace unas semanas compartimos esta fotografía en el grupo de facebook "Ubrique en el Recuerdo", la habíamos encontrado entre los documentos de nuestra madre y en el reverso constaba "Ubrique, 1953, don Antonio López y don Salvador Silva.
La compartíamos con el ruego de que nos explicaran quiénes eran estas personas, y, como siempre, rápidamente acudían los compañeros a darnos las explicaciones necesarias, en este caso todos los comentarios nos han hecho ver que se trataba de dos excelentes personas. Hemos añadido algunos de estos comentarios al final de la entrada.
Nuestro tío José María Cabello nos ha ilustrado, como siempre, haciendo gala de una impresionante memoria y con todo lujo de detalles. Es la memoria viva de nuestro blog 💜💜
Por José María Cabello
Voy a completar los datos de la foto que precede. Efectivamente los dos curas que aparecen son don Antonio López y don Salvador Silva, antepenúltimos responsables malagueños de la Parroquia de Ubrique. Los elogios que hacéis de ellos, merecidos en grado superlativo. Don Antonio fue el propulsor de la gran Misión Popular; hizo la primera encuesta real sobre la práctica religiosa de los paisanos en la que fueron colaboradores Esperanza y Manolo, entonces novios, incluso yo también ayudé en mis vacaciones de verano.
Además, aprovechó la parte habitable del Convento, la habilitó como Seminario de verano. Le sucedió Don José María Ortega Muñoz, otro cura de categoría, que, muy anciano, todavía vive. Y se finalizó la saga de párrocos malagueños con don Manuel Abad, Fajardo, el “padre penalty” y don Juan Reyes García, que hubieron de incardinarse inicialmente a Sevilla, a cuyo Arzobispado inicialmente paso el arciprestazgo de Ubrique junto con el de Olvera.
Posteriormente don Juan se hizo Capellán de Prisiones y don Manuel incorporado al Cabildo Catedralicio de Asidonia en Jerez de la Frontera.
Sin duda la foto está hecha en Ubrique. Lo acredita la fecha y que en el frontispicio de puerta de la Iglesia se adivina el nombre de la plaza. Pero lo importante de esta foto es que quien preside la ceremonia religiosa es don Antonio Añoveros Ataún, entonces Obispo Auxiliar de Málaga con el Obispo Herrera. Se le distingue porque lleva puesta la casulla.
Lo acompañan, a la izquierda su capellán navarro, de Tafalla, don José Miguel Abad, su capellán personal y a la derecha un canónigo de Málaga que intervenía en la visita pastoral como secretario, don Francisco Márquez Artacho. Nacido en Cuevas Bajas (de donde eran natural nuestra abuela materna) y buen conocedor de nuestra zona por haber sido muchos años vicario de Ronda. Y aquí finaliza el relato...
Si siguiéramos hablando de monseñor Añoveros, agotaba el papel. Recordar simplemente que siendo obispo de Cádiz la "lío" con los chozos de los campiña jerezana (en este enlace). Y ya en Bilbao, el Régimen pidió un avión para deportarlo y estuvo a punto Franco de ser excomulgado.
Pues ya que mencionas la despedida de Don Antonio López, con datos correctos, voy a completarlos refiriéndome a su curiosa llegada. Al salir de Ubrique don Rafael Jiménez, después de la visita Pastoral del obispo Herrera en el año 1949, le sucedió Don Francisco Lanzat, de familia antequerana y con un buen bagaje intelectual, Licenciado en Humanidades por la Universidad de Comillas. Muy activo, pero con una pastoral muy discutible que no cuajó con el pueblo y ocasionó una seria escisión en el beaterio entre las rafaelinas y las novedosas que seguían fielmente al innovador.
De coadjutor estaba un don Antonio Ruiz Pérez que no era imparcial entre los dos bandos. Se designó como nuevo párroco a don Antonio López, que procedía de la Iglesia Mayor de Ronda. Su llegada fue en pleno verano. El obispado, sin saberlo el interesado, previno a Miguel León (q.e.p.d.) para evitar un recibimiento masivo. Y no se ocurrió a Miguel, acompañado de unos jóvenes, otra cosa que parar en Las Cumbres al autobús de Ronda causando la sorpresa del recién llegado, cuando sin conocer Ubrique le hicieron bajar por La Calzada hasta su casa.
Para colmo, el empedrado del camino le hizo mucho daño porque padecía una grave flebitis que se agravó por el largo recorrido. Pero aquel santo varón todo lo superaba y fue un verdadero pastor que volvió unir en único redil a ovejas desviadas y a corderos fieles. Tampoco se arredró cuando en su primera misa del día siguiente, a la que llegaban fijas la tía Ana Janeiro, hermana de mi madre, la tía Pepa Parra y la abuela de los Pino. Ésta se acercó y con gracia y acento ubriqueños le dijo "menudo lío le espera a usted, no sabe usted el avispero en que se ha metido". Y al día siguiente ya había un equipo de pintores rondeños restaurando las tres cúpulas y limpiando la Iglesia por fuera. Con una labor humilde y ejemplar, sin perder su perenne sonrisa y limpiarla por dentro.
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Una pregunta para José María Cabello. ¿Por qué al obispo auxiliar de Málaga se le conoce, o conocía, como Obispo de Olimpo?
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