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domingo, 17 de abril de 2022

Paquita Arenas González. In memoriam

 

Paquita Arenas y Luis Vilches en el Museo de la Piel



Por Esperanza Cabello


¡Qué poco podíamos imaginar que íbamos a recibir esta tremenda noticia! Nuestra querida Paquita Arenas falleció ayer, 16 de abril, seis semanas después de haber despedido a su esposo Luis.

Esta terrible noticia nos ha estremecido, entristecido y enfadado a partes iguales. Paquita era una mujer fuerte, con buena salud y no había ninguna razón para que un pequeño tropiezo terminara con todo. Una leve caída (tan habitual en las personas mayores) ha originado diversos problemas que han derivado en esta catástrofe.

Lo sentimos muchísimo por ella, por toda su familia, por sus hijos, por sus nueras, por sus nietos y bisnietos y por toda la gente que la quería y la apreciaba.

Modelo de fortaleza, Paquita Arenas había nacido un frío día de finales de enero de 1932. Su madre, Concha González Angulo, era una señora ubriqueña de la que Paquita aprendió un modo de vida muy especial, basado en el servicio a los demás y en el orden en general. Su padre fue el conocido gestor ubriqueño José Arenas Rubiales, de familia de sombrereros y que se dedicó a la comercialización de pieles, profesión que combinó con sus ideales políticos, siendo incluso el penúltimo de los alcaldes de Ubrique antes del golpe de estado de 1936.

 


De su padre heredó Paquita la habilidad comercial, pues continuó siendo representante de pieles, siempre hemos conocido en su casa "el cuarto de las pieles", pero ella se dedicó fundamentalmente a su familia, al cuidado de sus tías, de su madre, de sus hijos y, finalmente, de su marido.

Paquita era una mujer de gran devoción, dedicada también al bien común, a la Iglesia y por supuesto a la Fundación  que se ocupaba de la residencia de ancianos de Ubrique, fundación a la que la pareja dedicó mucho tiempo y muchos recursos.

Casada con Luis Vilches a finales de los años cincuenta, formaron una estupenda familia con cinco hijos varones, Rafael, José Luis, Ángel, Luis y Jesús, que se convirtieron en el tesoro de sus padres. Siempre la recordaremos afanada preparando su casa y dedicada a  sus hijos y su marido, cuidando de su madre tan mayor, ocupándose también del negocio familiar y sin descuidar en ningún momento su devoción religiosa.

Para nosotros Paquita es, como Luis, un perpetuo recuerdo de la infancia. Ella y nuestra madre coincidieron a principios de los cincuenta en sus tareas religiosas, y se ocupaban, junto a la amiga común María Sánchez, de los grupos de chicas Aspirantes de Acción Católica de Ubrique.

 


 

Teresa Lanzat, Paquita Arenas, Esperanza Izquierdo y María Sanchez

Fotografía gentileza de Fernando Oliva



Excursión de Aspirantes de Acción Católica, 1951,

En la fila superior, a la derecha, están Paquita, María y Esperanza


Ambas eran muy amigas, y al mismo tiempo Luis y nuestro padre también mantenían una gran amistad, por lo que ambas parejas compartían intereses, emociones y valores parecidos. Después de haberse casado, ambas familias fueron creciendo de forma similar, y es en esa década de los sesenta donde se fraguaron los tiernos recuerdos infantiles que aún mantenemos. Días de playa, de feria, de romerías... Días de campo, de paellas, de excursiones... Días de comuniones, de bautizos, de fiestas...

 


Días de playa felices


Días de campo familiares

 

 

Días de comuniones en familia

Fotografía gentileza de Fernando Oliva


Eran tan amigos que al final se convirtieron en compadres, apadrinando a los más pequeños de cada familia: Paquita y Luis a Natalia, mientras que Manuel y Esperanza apadrinaron a Jesús. 

Cuando años más tarde llegaron los problemas económicos a nuestra familia y la empresa de nuestro padre quebró, Paquita fue todo un ejemplo de generosidad, más incluso que en la propia familia, y no solo se ofreció a ser la última de los proveedores, sino que el último pago lo regaló para su ahijada.

Las relaciones entre ambas familias cambiaron a partir de los setenta, pero el cariño y la hermandad han seguido presentes en nuestras vidas, por eso es doblemente triste para nosotros saber que no solo se ha ido la última de aquel cuarteto "Vilches-Cabello", sino que ha muerto una mujer buena, poderosa, con carácter, cariñosa y familiar.

Nuestro amigo Rafael nos ha ido teniendo al día de su evolución en estas seis semanas que han transcurrido desde que Luis nos dejó. Ella ha preferido seguir en su casa, y ser lo más independiente posible, a pesar del ofrecimiento de Rafael y Pepi de pasar los días en familia, y tampoco ha querido que sus hijos se quedaran con ella.  Curiosamente, tenemos la impresión de que algunas personas se mantienen en vida porque tienen una misión, y Paquita ha estado dedicada en cuerpo y alma al cuidado de su marido hasta hace muy poco tiempo. Ya había cumplido su misión y Luis la estaba esperando.

Esta tarde a las cinco y media tendrá lugar su entierro en el cementerio municipal de Ubrique, todo nuestro cariño para sus hijos y nietos y para todas las personas que la quieren y la aprecian.  Ha sido muy triste que un pequeño traspiés haya causado esta pérdida.

 Siempre seguirás en nuestros corazones entre los más bellos recuerdos infantiles, Paquita. Gracias por tu cariño.

 

 

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