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martes, 15 de octubre de 2024

¿Cuando se fundó el convento de capuchinos de Ubrique? Breve historia del convento y de la imagen de la Patrona

 

El párroco de Ubrique, don Daniel Cárdenas, y los dos conferenciantes, Manuel Gavira y Esperanza Cabello


Por Esperanza Cabello

El pasado viernes, once de octubre, fuimos invitados por la Hermana Mayor de Nuestra Señora de los Remedios, María del Carmen López Domínguez, a dar una conferencia sobre la historia de nuestro convento, algunos monjes destacados y la imagen de Nuestra Patrona.

El acto se enmarcaba entre los organizados por la hermandad para conmemorar el LXX aniversario del nombramiento de la Virgen de los Remedios como alcaldesa perpetua de Ubrique. 

La ceremonia comenzó con una presentación de la hermana mayor, abrió el acto el párroco de Ubrique, don Daniel Cárdenas (párroco desde el 18 de agosto pasado), con una oración a la Virgen escrita por un monje capuchino en 1859. A continuación fue el turno de Esperanza Cabello, explicando brevemente la historia del convento y recuperando detalles muy curiosos de la misma, y continuó Manuel Gavira, hablando de la historia de la hermandad y de la devoción a la Virgen.

En entradas anteriores hemos hablado de estos actos y hemos publicado varios documentos. Ahora publicaremos el texto de la conferencia completo.


 


 

Buenas tardes a todos y bienvenidos a la celebración de los Actos y Cultos en honor de Nuestra Patrona con motivo del setenta aniversario de su nombramiento como Alcaldesa Perpetua de Ubrique.

En primer lugar, querría dedicar unos segundos de oración a la Virgen de los Remedios en recuerdo de todos los que nos precedieron; por todos los enfermos, especialmente nuestro hermano Manolo y por todos los que necesitan consuelo y apoyo.

 

“Para bajar de los cielos

Dios por Madre te escogió

Y tanta bondad te dio

Que eres de todos consuelo:

¡Oh María! Por tu destino

Eres el astro más bello.

Sé nuestro amparo y defensa

María de los Remedios”

Oración escrita por un religioso capuchino en 1859

 

 

Quisiera dar las gracias de corazón a la Hermandad por invitarme a hablar con ustedes de dos tesoros de nuestro pueblo, el convento de capuchinos y Nuestra Patrona, aunque sé que este es el lugar que correspondería a mi madre o a mi padre, por su conocimiento y devoción.

Y, por supuesto, dar la bienvenida a todos los hermanos, a los fieles y a los vecinos y a las autoridades que nos acompañan. A este tenor, me gustaría explicar que la relación del pueblo de Ubrique y su ayuntamiento con la comunidad capuchina y el santuario siempre ha sido, exceptuando momentos terribles, de máximo entendimiento, y me gustaría leer una carta de agradecimiento que fray Buenaventura de Galaroza, guardián del convento en 1808, escribió al alcalde y equipo de gobierno de la época por haber participado en unos actos solemnes…

LECTURA DE LA CARTA

Y esta magnífica relación se ha repetido durante siglos, desde que, a mediados del siglo XVII, el Duque de Arcos, que entonces era el señor de nuestra serranía, quiso construir un convento de capuchinos en nuestro pueblo. Comenzaron los proyectos a mediados del siglo, pero el duque falleció; afortunadamente el licenciado Alonso Borrego Carvajal, poseedor de una gran fortuna, decidió continuar esta gran empresa y construir el convento a su costa.

Comenzaron las obras en 1660. Todo el pueblo de Ubrique colaboró muy activamente durante diez años, aportando cada uno lo que podía, y por supuesto con el sustento del Patronato que don Alonso había creado con más de diecisiete mil ducados. Así que, en 1670 ya estuvieron finalizadas las obras. Fue el padre Bernardino de Granada el capuchino encargado de revisarlo todo. Con otros frailes estuvo alojado en la ermita de San Juan de Letrán.

El lugar donde se ubicó el convento no pudo ser más acertado. Cuenta la tradición que una niña llamada Leonor Romero vio a una Señora que dejaba una carta y una cuerda con nudos sobre una gran piedra precisamente aquí, en esta zona, entre los dos grandes manantiales, el Nacimiento y el Benalfí, con el río, la zona de huertas y bajo la protección de la sierra.

Se construyó por una parte el convento, con las celdas, el refectorio o comedor, la sala de reuniones, también llamada sala capitular, la biblioteca, por supuesto, y suponemos que cocinas y almacenes. También había espacios al aire libre, todos conocemos el claustro, y los mayores recordamos la zona de la pila, la alberca y la huerta. También estaba aquí, como bien nos ha recordado Juan Carlos López, el primitivo cementerio no solo de los monjes, sino de muchos ubriqueños.

 Y por la otra la iglesia, en la que estamos hoy, que desde aquel año de 1670 se ha convertido en el santuario de Nuestra Señora de los Remedios.

Y es que, recién construida la iglesia, tan como cuenta don Francisco García Parra, fue provista de varias reliquias e imágenes. Una de las primeras en llegar fue la imagen de Nuestra Señora de los Remedios, vino desde Sevilla al terminar las obras y es una preciosa muestra del barroco Sevillano, se desconoce su autoría, pero sus rasgos apuntan a un taller de prestigio.

Carlos Pizano nos ha explicado que se trata de una imagen de candelero, de las “de vestir”, tallada en madera, con unos rasgos finos y una encarnación delicada que denotan la calidad de la talla del imaginero y la magnífica policromía del pintor.

El Niño también es del siglo XVII, llegó al mismo tiempo que la Virgen, pero es posible que fueran dos tallas distintas, pues los rasgos, tal como indica Carlos, son diferentes. El niño es una talla completa, no es de las de vestir, como Nuestra Señora.

Tenemos muchos datos de restauraciones antiguas, mi hermano Francisco me ha contado que existe un “libro de restauraciones” más actuales, que no hemos tenido ocasión, por la premura de tiempo, de consultar, pero hemos sabido que hace exactamente 200 años, en 1824, se restauró la imagen y se le pusieron los ojos de cristal, en origen eran pintados.

Aprovecho la ocasión para referirme al libro que me ha proporcionado casi todos los datos que hoy manejo, se trata de la “Historia Instrumental de la Fundación de Convento de Capuchinos de Ubrique”, escrita por el reverendo padre Nicolás de Córdoba en 1759 y continuada por los guardianes del convento hasta 1834.  Tengo que agradecer a Félix Mateos, nieto de la maestra Isabel Esquivel, y al archivo de capuchinos de Sevilla, que me lo hayan enviado.

 Y, como estamos de aniversario, me gustaría leerles qué pasaba en el convento en 1824.

LECTURA DEL AÑO 1824

 

Se entiende perfectamente que el convento de capuchinos era muy importante, no solo para la comunidad religiosa, sino para el pueblo en general, tal y como sucede actualmente.

Los primeros guardianes del convento de Ubrique fueron Bernardino de Granada, en 1660; Gregorio de Cañete, en 1661 y en 1663; y Sebastián de Sevilla en 1665.

De los frailes ubriqueños yo me quedaría con fray Buenaventura de Ubrique (1691-1753), que tanto bien hizo en la Sierra y que nos dejó las cruces y los calvarios como recuerdo permanente. Fue un hombre santo, modesto, humilde, que recorrió los pueblos de la sierra predicando y haciendo el bien. Parece que fray Buenaventura colocó las tres cruces de Ubrique después de que el 27 de febrero de 1724 hubiera un gran terremoto, llamado entonces “megasismo del estrecho norte-bético”.  

Aunque murió en Olvera, Fray Buenaventura fue finalmente enterrado en Ubrique, como cuenta el padre Sebastián, también  dejó una gran impronta en su sucesor, el ubriqueño fray Diego de Cádiz, beato reconocido mundialmente, autor de novenas y sermones. Hijo de una ubriqueña, el beato Diego nació en Cádiz, pero pasó sus primeros catorce años de vida en Ubrique y más tarde, como religioso, pasó seis años en este convento, en el que aún se conserva su celda. Varios ubriqueños han escrito sobre la vida del Beato, entre ellos mi padre, Manuel Cabello, en este libro que quedará aquí para la Hermandad.


 

ENTREGA DEL LIBRO

Fray Félix José de Ubrique, fue muy conocido en su época por los sermones fúnebres que publicó.

Le sigue por fecha de nacimiento (1886), fray Sebastián de Ubrique (Antonio Carrasco Cides), que publicó en 1945 la "Historia de la villa de Ubrique", primer compendio de historia de nuestro pueblo, además de escribir la vida del Beato en dos volúmenes y muy diversos escritos sobre nuestro pueblo (el texto de la Espasa era suyo) y también de índole religiosa.

No puedo olvidar a fray Leopoldo de Ubrique, un hombre realmente singular, Francisco Panal Ramírez (1893-1970), que fue a las misiones en la República Dominicana. Allí ejerció su ministerio y se convirtió en el obispo de la Vega, conocido como "Obispo Panal", un hombre capaz de plantar cara y humillar al dictador Trujillo. También Manuel Cabello escribió su biografía, que acompañará a la del beato en la biblioteca del convento.

 


 

ENTREGA DEL LIBRO

El convento y sus habitantes sufrieron, como todos los ubriqueños, el acoso de las tropas francesas en 1810, pero también los frailes resistieron firmemente, aunque hubo que lamentar el robo de los objetos de más valor. Cuenta la tradición que los franceses tiraron la imagen de Nuestra Señora a unos zarzales.

Entre 1836 y 1899 no hubo capuchinos en Ubrique, habían sido exclaustrados. No obstante, continuaron los cultos en el santuario y la vida monacal hasta que volvió a desalojarse entre 1931 y 1933.

El 13 de octubre de 1935 se inauguró el Colegio Seráfico, que volvió a hacer de nuestro convento un referente.

En abril de 1936, durante el Frente Popular, sucedió uno de los episodios más graves para esta comunidad. El día 18 de abril unos asaltantes entraron por la fuerza en el convento y en el santuario, rompiendo, quemando y destruyendo todo cuanto había.

Previamente, la imagen de nuestra señora había sido puesta a buen recaudo en la casa de los Bohórquez Vecina, camareros de la Virgen, donde estuvo bien oculta y a resguardo.

El resto de imágenes, cuadros, vestidos y ornamentos fueron pasto de las llamas, rotos o maltratados. Hubo personas que recogieron los enseres que pudieron para protegerlos, y gracias a ellos aún se conservan muchos de ellos. La imagen de San Francisco se conservó en parte, solo la cabeza y las manos, y su manto fue protegido por Ana Romero. 

 


 

EL CRUCIFICADO

Mi hermano Francisco, miembro de la Hermandad, donó al convento esta magnífica escultura de alabastro, destruida aquel 18 de abril y encontrada por un agricultor que estaba rozando en una zona cercana, que se lo llevó a nuestro padre. Parece que se trata del mismo crucificado que está en la primera imagen que se conoce de Nuestra Señora de los Remedios.

 


 

IMAGEN DE LA VIRGEN DE 1833

Nuestra familia tiene una especial historia con la biblioteca del convento. En la noche del 18 de abril de 1936 llovió, y la pila de libros destrozados y quemados de la biblioteca no terminó de quemarse. Un Ubriqueño recogió los papeles que no habían ardido y nuestra abuela Julia, que era muy religiosa, se los compró, con el pretexto de servir de relleno para los monederos. Esos papeles pararon decenas de años en el palomar de la casa familiar, protegidos.

Aquí tenemos un regalo muy especial para la Hermandad,

 

ENTREGA DEL EJEMPLAR DE LA SAGRADA BIBLIA DE 1740 DE DUHAMEL POR FRANCISCO CABELLO IZQUIERDO, EN NOMBRE DE LA FAMILIA A MARÍA DEL CARMEN LÓPEZ

 


 

 

Para terminar, es de recibo hablar de la devoción de nuestro pueblo por su Patrona. Consta que la fiesta y procesión se venía celebrando desde antes de 1681, es decir, que desde el primer momento fue venerada en el pueblo.

En el año 1855 fue sacada en procesión la imagen de la Virgen por los barrios más atacados de la peste, cesando ésta desde aquel día en que dejó de sembrar el luto y la aflicción en nuestras familias, desde entonces los ubriqueños hicieron el voto de salir en procesión cada domingo después de su natividad.

Las ofrendas y regalos se han sucedido sin cesar a través de los años, desde las magníficas    andas   que   tiene   para   la novena y procesiones, de metal plateado, de estilo corintio, adornadas con artísticos faroles del mismo metal, que fueron donadas el año 1864 por don José Romero Gil, hasta los candelabros con tulipas de cristal, que desde el año 1919 luce procesionalmente en los cuatro ángulos de las mismas andas, donados por la familia de don Bartolomé Bohórquez Rubiales y tantos otros donados por el pueblo. O las restauraciones de la imagen, como la que en 1934 hizo el escultor Navas Parejo.

 Hoy celebramos el aniversario del nombramiento de la Patrona de Ubrique como Alcaldesa Perpetua, que se llevaba a cabo en sesión plenaria de carácter extraordinario un 12 de octubre de 1954, siendo alcalde de Ubrique, Carmelo Gago Vélez. Este título honorífico suponía el reconocimiento por parte del Ayuntamiento y el municipio a la arraigada devoción que el pueblo de Ubrique profesa y ha profesado siempre a su patrona, la Virgen de los Remedios.

Para hablar de su devoción y la Hermandad, hoy nos acompaña don Manuel Gavira, uno de los mejores conocedores de todas sus historias y detalles.

 

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