Fachada del Instituto Nuestra Señora de Los Remedios en los setenta
Por Prudencio Cabezas Calvo
Hechos que acaecieron al iniciarse el
día en que por la presión de los amigos Reguera Reguera y Herrero Corrales fue
aceptado por el Ayuntamiento el ofrecimiento, a punto de prescribir, que había
hecho la Inspección de ENSEÑANZA MEDIA al pueblo de UBRIQUE.
Puntualmente como exigía la
trascendencia e importancia del asunto a tratar, se personaron los aludidos
Señores. A la hora citada nos atendieron subalternos negativamente, por
ausencia de las autoridades, en el sentido de que era inaceptable por razones
económicas. Mientras el Teniente de Alcalde argumentaba que no venían para
discutir con auxiliares sino con las autoridades, se personaron éstas y sin más
demora se desarrollaron los acontecimientos que seguidamente se relatan:
Como las autoridades se manifestaran
en el mismo sentido que los empleados, los visitantes adujeron que estaban
equivocados y que ante un hecho tan trascendente para el pueblo, las objeciones
económicas, si las hubiera, debían sacrificarse. No obstante, reforzando su
negativa, las autoridades manifestaron que era previo convocar un Pleno que
aprobase la solución afirmativa con antelación, para lo cual se carecía de
tiempo. A ello respondió el Señor Reguera como se expresa en nuestro escrito
del 2 de abril. Pero como persistiera su indecisión, exhibiendo una violencia
que era racionalidad frustrada, se produjeron los siguientes hechos:
“Cuando los primeros sindicalistas en
Sevilla se manifestaron en contra del Sindicato Vertical y fueron apresados por
la autoridad militar, el Cardenal Bueno Monreal se apresuró a visitar al
Teniente General Castejón, jefe de la Segunda Región, para rogarle que se
hiciera el juicio legalmente o al menos, se guardaran las apariencias. La respuesta
castrense fue contundente: “De acuerdo,
pero primero se condenarán y luego se juzgarán”.
Y nosotros pretendemos por la carencia de tiempo que
primero se apruebe la oferta y después
se celebre el Pleno.
Mientras hablaban se pusieron de pie
y sin decir palabras levantaron la mesa que se inclinó peligrosamente sobre su
interlocutor que en el mutismo de los hechos se apresuró a dar las órdenes
oportunas para que fuera redactada sin demora la carta respuesta a la
Inspección aceptando el Ayuntamiento el ofrecimiento”.
A título de curiosidad, se hace
constar que no se hace por complacencia en lo escatológico, sino para que haya
constancia del nivel moral que regía en la población. Mientras se redactaba el
acuse de recibo y su aceptación, alguien dijo: “Padezco una neuralgia pertinaz
que no desaparece con los neurálgicos habituales”, dirigiéndose al médico:
“¿Puedes recetarme algo que sea completamente inocuo y efectivo?”. El aludido
sacó el recetario y le entregó lo pedido. El presunto paciente reiteró: “¿es
completamente inocuo?”
-“Totalmente inofensivo con la
pequeña limitación que quedarás exento absolutamente de preocupaciones sexuales”.
Como el aludido pretendiera que se
descartaran las bromas, el médico respondió: “En absoluto”.
Pero antes de terminar, antes de
entregársenos el escrito, sonó una llamada telefónica que después de atendida,
nos trasladaron lo siguiente: Hemos logrado una indemnización de 100.000 ptas
para José López Carpio cuya mujer en las pasadas riadas se la llevó el río. Entonces los dos Diegos preguntaron al
unísono: “¿Cuánto te llevas?” Respondió: “Dejarse de bromas, he hecho la
gestión con absoluto desinterés”. “Imposible,” comentaron, “tú no haces nada
desinteresadamente”.
Y así terminó la gestión.
Prudencio Cabezas Calvo, Ubrique 4 de
Abril de 2020.
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