sábado, 18 de enero de 2020

Los inicios del Instituto Nuestra Señora de los Remedios, por Prudencio Cabezas Calvo


Fachada del Instituto Nuestra Señora de Los Remedios en los setenta


Por Prudencio Cabezas Calvo


Hechos que acaecieron al iniciarse el día en que por la presión de los amigos Reguera Reguera y Herrero Corrales fue aceptado por el Ayuntamiento el ofrecimiento, a punto de prescribir, que había hecho la Inspección de ENSEÑANZA MEDIA al pueblo de UBRIQUE.



Puntualmente como exigía la trascendencia e importancia del asunto a tratar, se personaron los aludidos Señores. A la hora citada nos atendieron subalternos negativamente, por ausencia de las autoridades, en el sentido de que era inaceptable por razones económicas. Mientras el Teniente de Alcalde argumentaba que no venían para discutir con auxiliares sino con las autoridades, se personaron éstas y sin más demora se desarrollaron los acontecimientos que seguidamente se relatan:

Como las autoridades se manifestaran en el mismo sentido que los empleados, los visitantes adujeron que estaban equivocados y que ante un hecho tan trascendente para el pueblo, las objeciones económicas, si las hubiera, debían sacrificarse. No obstante, reforzando su negativa, las autoridades manifestaron que era previo convocar un Pleno que aprobase la solución afirmativa con antelación, para lo cual se carecía de tiempo. A ello respondió el Señor Reguera como se expresa en nuestro escrito del 2 de abril. Pero como persistiera su indecisión, exhibiendo una violencia que era racionalidad frustrada, se produjeron los siguientes hechos:

“Cuando los primeros sindicalistas en Sevilla se manifestaron en contra del Sindicato Vertical y fueron apresados por la autoridad militar, el Cardenal Bueno Monreal se apresuró a visitar al Teniente General Castejón, jefe de la Segunda Región, para rogarle que se hiciera el juicio legalmente o al menos, se guardaran las apariencias. La respuesta castrense fue contundente: “De acuerdo, pero primero se condenarán y luego se juzgarán”.

Y nosotros  pretendemos por la carencia de tiempo que primero se apruebe la oferta  y después se celebre el Pleno.

Mientras hablaban se pusieron de pie y sin decir palabras levantaron la mesa que se inclinó peligrosamente sobre su interlocutor que en el mutismo de los hechos se apresuró a dar las órdenes oportunas para que fuera redactada sin demora la carta respuesta a la Inspección aceptando el Ayuntamiento el ofrecimiento”.

A título de curiosidad, se hace constar que no se hace por complacencia en lo escatológico, sino para que haya constancia del nivel moral que regía en la población. Mientras se redactaba el acuse de recibo y su aceptación, alguien dijo: “Padezco una neuralgia pertinaz que no desaparece con los neurálgicos habituales”, dirigiéndose al médico: “¿Puedes recetarme algo que sea completamente inocuo y efectivo?”. El aludido sacó el recetario y le entregó lo pedido. El presunto paciente reiteró: “¿es completamente inocuo?”

-“Totalmente inofensivo con la pequeña limitación que quedarás exento absolutamente de preocupaciones sexuales”.

Como el aludido pretendiera que se descartaran las bromas, el médico respondió: “En absoluto”.

Pero antes de terminar, antes de entregársenos el escrito, sonó una llamada telefónica que después de atendida, nos trasladaron lo siguiente: Hemos logrado una indemnización de 100.000 ptas para José López Carpio cuya mujer en las pasadas riadas se la llevó el río.  Entonces los dos Diegos preguntaron al unísono: “¿Cuánto te llevas?” Respondió: “Dejarse de bromas, he hecho la gestión con absoluto desinterés”. “Imposible,” comentaron, “tú no haces nada desinteresadamente”.

Y así terminó la gestión.





Prudencio Cabezas Calvo, Ubrique 4 de Abril de 2020.





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