martes, 31 de julio de 2018

Los escritos de Fray Sebastián de Ubrique




Por Esperanza Cabello


Siempre hemos sabido que la primera persona que recopiló historias de la historia de Ubrique fue Rafael Aragón Macías, que a mediados del siglo XIX escribió sus "Misceláneas de la villa de Ubrique". 
También que el primer ubriqueño que escribió sobre la historia de nuestro pueblo fue Fray Sebastián de Ubrique, que a mediados del siglo pasado publicó "Historia de la villa de Ubrique".
Lo que muchas personas quizás ignoren es que Fray Sebastián también había escrito sobre el beato Diego José de Cádiz, como ubriqueño y capuchino, una obra en dos volúmenes, y también un estudio sobre la oratoria del mismo beato.
Curiosamente nuestro padre también escribió sobre la historia de nuestro pueblo y sobre dos de sus hijos ilustres, ambos capuchinos: el beato Diego y el obispo Panal.
Continuando con Fray Sebastián de Ubrique, hemos tenido la suerte de capturar una muestra de su caligrafía y su firma en una dedicatoria sobre uno de sus libros de "Historia de la villa de Ubrique".
La dedicatoria es a su amigo Antonio Gutiérrez, y dice exactamente:

"A mi querido amigo don Antonio Gutiérrez Jaén, generoso colaborador de esta obra.
Fray Sebastián de Ubrique."

 Nunca habíamos tenido la ocasión de ver uno de sus libros dedicados, pero imaginamos que ya en los años cuarenta sería para muchos un orgullo poseer un ejemplar dedicado de la historia de nuestro pueblo.


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lunes, 30 de julio de 2018

La petaquería de "Hermanos Cabello" en 1932







Por Esperanza Cabello

Ya hace algún tiempo que publicamos (en este enlace) los datos del anuario de 1932, extraídos de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional.
En una nueva búsqueda en este anuario hemos encontrado diversas variaciones muy curiosas en varios pueblos, pero las que nos interesan están, por supuesto, en Ubrique.
Y es aquí donde encontramos la firma "Hermanos Cabello" de nuestro pueblo entre las fábricas de petacas y carteras. 
Ya hemos hablado en anteriores ocasiones del trabajo de nuestra bisabuela Joaquina Orellana Artacho, que llegada de Argentina, viuda con seis hijos, decidió, con la "platita" que traía, iniciarse en el mundo de la fabricación de petacas, montando su propia fábrica y convirtiéndose en la primera mujer que gestionaba una petaquería en el pueblo.
Pero ahora queremos añadir el relato de nuestro tío José María Cabello, que con su memoria prodigiosa recuerda todos los datos de esta historia.


"... Allí fue recibida,  en casa de José Cabello Medina, en principio, con cariño y con cierta curiosidad.

Hablaban americanizado, distinto del tono cantarín, propio del lugar en aquellos primeros años del pasado siglo. Al abuelo Paco cariñosamente le llamaba Pancho. Pero la convivencia se fue enfriando hasta que la abuela Joaquina, mujer valiente, decidió instalarse con valentía en hogar propio. El ambiente ultraconservador del cura la enervaba. Ella era mujer libre, independiente, luchadora, piadosa pero en las antípodas a la forma de pensar de su cuñado. Y para colmo, las primeras atenciones hasta económicas que el cura tenía para ella y sus hijos se derivaron a la familia del sacristán. Y así se originó la ruptura. 
Ella se instaló en la calle Real, donde tuvo lugar el domicilio social de la fábrica de artículos de piel Hermanos Cabello. Una de las primeras marroquinerías ubriqueñas de los años veinte del pasado siglo. Ahora que las nuevas generaciones, incluida la de sus descendientes directos, manifiestan su deseo de completar el callejero local con nombre de mujeres creo que una de las primeras debe llevar el nombre de doña Joaquina Orellana Artacho, mujer valiente, ejemplar, primera empresaria marroquinera.

Desligada de su hermano en Argentina, sin posibilidad de buscar raíces en su lugar de nacimiento, Cuevas Bajas, un pueblín de la comarca de Antequera lindando con la provincia de Córdoba, y liberada de la asfixiante convivencia con su cuñado, el cura de Ubrique, Joaquina no se arredró. Todo lo contrario. Con su recia personalidad, cincelada por el dolor y el desprecio decidió actuar por sí sola. Y con la platita que conservó de su estancia en Argentina, más la colaboración de su hijo Paco, convertido en cabeza de familia en sus incipientes dieciséis años, invirtió en la petaquería establecida en la calle Real con el nombre de Hermanos Cabello. Razón social que se mantuvo viva hasta los años cincuenta del pasado siglo. Y es así como la abuela Joaquina se convirtió en la primera mujer empresaria marroquinera de Ubrique.
Ni que decir tiene que abuela Joaquina había puesto el capital, pero el alma comercial del negocio era el abuelo Paco. Lógicamente, al independizarse una vez casado disminuyó su volumen de trabajo. Pero siempre se mantuvo el ritmo de cuatro o cinco petaqueros con la ayuda de los tíos Joaquina y Miguel, hasta la forzada desaparición de la firma, que siempre contó con la tutela del abuelo Paco, que vendía como suya la producción, o alquilaba la plancha para la suya".  


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domingo, 22 de julio de 2018

Manufacturas Cabezas en 1955





Por Esperanza Cabello

Es curioso ver cómo los artículos de piel de Ubrique van dejando rastro por doquier. Han sido tantos y tan variados los fabricantes y exportadores que han trabajado y trabajan la marroquinería ubriqueña que cada vez que cualquier empresa cierra y sus documentos van a parar a mercadillos o vendedores de segunda mano podemos encontrar documentos ubriqueños.

En este caso hemos podido capturar, de una empresa de segunda mano, varias cartas de Manufacturas Cabezas, Sucesor de F. Cabezas Vegazo, de Ubrique, dirigidas a don José María Borrás Feliu, en la calle Atenas, de Barcelona. Son cartas enviadas en mayo y agosto de 1955.

Nos llama  la atención la evolución de los sellos, en la primera carta, de mayo, que es urgente y tuvo que franquearla con 2 pesetas y ochenta céntimos, todos los sellos son de Franco como militar. En la segunda, certificada, también de mayo, que costó 2,60 pesetas, comienza otro tipo de retrato del dictador. En la tercera, de agosto, dirigida ya a los hijos de don José María Borrás, se mezclan otro tipo de sellos más modernos, dos de ellos ya no están dedicados a Franco.

La correspondencia comercial en Ubrique era realmente muy importante, por eso la estafeta de correos tenía un volumen considerable de trabajo, lo que distinguía a nuestro pueblo de otros con similar número de habitantes.





jueves, 19 de julio de 2018

Mi madre: Julia Cabello Janeiro

Julia Cabello pintada por María García Medina



Por María José Cabezas Cabello




Hoy 19 de julio de 2018 mi madre, Julia Cabello Janeiro, habría cumplido 90 años. ¡Podría estar todavía entre nosotros! Y sin embargo hace poco más de 16 años que se marchó de esta tierra para vivir en el recuerdo de las personas que la amaron.
Dijo García Lorca que “No hay nada más vivo que un recuerdo”. Por esta razón quiero dedicar estas palabras a una mujer inteligente y buena, mi madre, que nació tal día como hoy en Ubrique, en 1928.
Con el paso de los años he aprendido que es mejor quedarse con lo bueno que nos ofrece la vida para así estar suficientemente llenos de energía positiva para  poder compensar los malos momentos. Por esto tengo en la memoria los rasgos más positivos de ella.
En primer lugar destaco su inteligencia y memoria: Era capaz de recordar con absoluto detalle todo lo que le contaron sus mayores o lo que ella vivió desde su más tierna infancia. Cuando su padre a los 12 años decidió sacarla del Colegio de las Esclavas de Ronda, las monjas le dijeron que, si era por razones económicas ya buscarían ellas la manera de que la niña no dejara sus estudios…Sin embargo en la España de los años 40, su padre pensó que era mejor que estuviera en casa….Aunque su madre posteriormente lo lamentó, como ella misma me contaba que decía la abuela Julia: “¡¡Qué pena que mi Julita no haya estudiado” .
Recuerdo que cuando yo siendo niña comencé a estudiar francés, ella casi 40 años después de que lo hubiera aprendido  en Ronda, me recitaba el Padre Nuestro en francés como si  se lo hubieran enseñado hacía unos días…
Además de su inteligencia, ella destacaba por su belleza: era altísima, delgada, de tez rosada, pelo castaño y ojos verdes tan hermosos que la llegaron a comparar con Katharine Hepburn en sus mejores tiempos.
Pero todos sabemos que la belleza física no tiene mucho valor si no se acompaña también de la belleza interior y ella tenía un corazón tan grande que siempre estaba atenta y preocupada por los demás.
Hoy habríamos celebrado una gran fiesta porque ella era de naturaleza alegre y pensaba que cualquier situación era buena para reunir a la familia. Por eso, aunque ella no esté hoy físicamente con nosotros, hemos de celebrar la vida en su recuerdo. Valorar todo lo positivo que tenemos y sobre todo, disfrutar de todo lo bueno que nos da la vida.
MARÍA JOSÉ CABEZAS CABELLO 

domingo, 15 de julio de 2018

Poema para Fernando Dominguez, Pepete. Por Bartolomé Pérez Sánchez de Medina

Fernando Domínguez Vallejo
Fotografía de David Bulpe


¡Hola! Te saludo, Fernando amigo,
pues pretendo dialogar hoy yo contigo:
Hay cosas que no deben darse al viento,
por eso las escribo, es lo que siento.
Has gozado del estigma que da Orfeo
expresando en poesía lo que sientes
sin pretender un aplauso ni trofeo,
no cual vulgar creencia de las gentes.

De tu alma delicada, con cariño
has sacado y plasmado en tus escritos
mil recuerdos,– pues siempre fuiste niño–,
como sábanas calientes, hoy benditos.
Virtuoso lector del pentagrama,
virtuoso padre de tus hijos,
virtuoso pasota de la fama,
propietario de poéticos alijos.

El arpa y la pluma, tu destino,
vehículo potente y fue seguro
que anduviste hasta el fin el buen camino
para rasgar el manto del futuro.

He estado repasando personajes
a los que evocas con amor en esos versos,
la sal de tus recuerdos, homenajes
que en ternura de niño están inmersos.
Recuerdas a Manuela y a Orteguita;
recuerdas a tu madre, que de armiño
eran sus bucles – ¡oh Angelita!–,
el remate de un rostro de cariño.

Un ángel femenino allá en el Cielo
hacía falta, por eso la llamaron,
y de brillo celestial en rico velo
amigos de su alma la acunaron.
Con tu hijo y tus padres ya te has ido
a gozar de la luz eternamente
y aquí queda la nube, en nuestra mente,
del recuerdo, templado y revivido.


Bartolomé Pérez Sánchez de Medina



Fotografía de David Bulpe
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