lunes, 30 de abril de 2012

Recorriendo la Sierra de Ubrique

El recorrido por la Sierra de Ubrique comienza entre Villaluenga y Benaocaz
Fotografía: Leandro Cabello



Por Leandro Cabello

Hace unos meses  me comentaron que estaban reparando los aljibes de la sierra de Ubrique en la zona que gestiona la Agencia de Medio Ambiente y que se encuentran en la parte más alta de la Sierra de Ubrique. De modo que pensé que era una buena ocasión para visitar el lugar. Es una excursión que tenía en mente, porque hacía varios años que no subía.
El camino comienza en la zona del Cintillo y aunque  el desnivel que hay que salvar es grande yendo despacito y contemplando la naturaleza se puede subir sin problemas. Este camino lo agrandaron en la década de los 70.






 Hice un alto en en camino para empezar a fotografiar el magnífico paisaje. Llegando arriba se ven las casas de la zona de la Carretera Nueva en Ubrique, y a la derecha el Salto de la Mora, lugar donde se encuentran las ruinas de Ocurris. Al l fondo se distingue con claridad la sierra de la silla.





 Al llegar a la placa de telefónica se obtiene esta magnífica panorámica de Ubrique. 
La placa la instalaron aquí para reflejar las ondas hacia el edificio que se encargaba de las comunicaciones en Ubrique, nuestro pueblo siempre ha tenido "problemillas" para recibir las señales y  las primeras emisiones de televisión se recogieron con las antenas colocadas en la Cruz del Tajo y en la Cruz de la Viñuela. 
Y, lo que son las cosas, con el tiempo todo el mundo llama a esta zona "la placa", sea cual fuera su nombre primitivo.




Un poco más arriba nos encontramos con los cortados de la sierra y con  una vista impresionante. Por la parte inferior pasa la vereda que usan los corredores de carreras por montaña como “pista” de entrenamiento. 



Cuando se llega al Paso de los Contrabandistas termina la subida, prácticamente hasta aquí llegaron haciendo el carril y aunque pretendieron seguir la tarea se convirtió casi en imposible. Dejamos atrás la angarilla que impide el paso del ganado y subimos a lo más alto.





Si  miramos a la izquierda al llegar a la meseta de la Sierra Baja veremos  la falda del Atochar y a mitad de la ladera se encuentra el punto más elevado del término de Ubrique, con unos 1079 m, según los mapas topográficos. Este será el motivo para otra excursión y medirlo con exactitud (si me prestan un GPS)




Pero cogiendo el camino hacia la derecha, por la vereda en la que se puede ver la "terra rossa" que es el resultado de la disolución de las calizas, formado por arcillas de decalcificación, rica en óxidos de hierro, de ahí el color rojo característico.






Se llega al primer aljibe, aunque he preguntado no me han dicho que tenga nombre, de modo que me abstendré antes de aventurarme a dar un nombre (los topónimos y yo no nos llevamos bien).
Es el que tiene más capacidad de los tres que se pueden ver en este paseo y se construyó, como el camino de subida, en la década de 1970 cuando este espacio lo gestionaba el ICONA.





Recientemente le han instalado una bomba para facilitar la extracción del agua. Es una buena idea,  aunque está desconectada para que no se derroche. Aquí, como en otras partes de la sierra, el agua es un tesoro, imprescindible para el ganado.





Siguiendo el camino se llega al segundo aljibe. este aljibe es "el de Sierra Baja",  así lo han denominado cuando lo han restaurado (algunos lo llaman el aljibe del Bombo).
Pero  ya digo que por culpa de un nombre no quiero perder la amistad con nadie,  así que ahí dejo los dos nombres.
Debajo de los cortados hay otro aljibe que también le dicen el  del Bombo. ¿Imaginan por qué? Porque debe de haber alguna oquedad en el subsuelo, y si saltas con fuerza en el llano que hay junto al aljibe el suelo retumba, como si fuera un bombo.
Los nogales (cuando hice las fotos sin hojas) se sembraron también en los 70 y son motivo de peregrinación de ubriqueños a recoger las nueces en otoño aunque cada vez las recolectan estando más verdes.




Esta es la zona en la que se recoge el agua y se conduce hacia el aljibe (algunos lo conocen también como el aljibe de los nogales)




Dando la vuelta se llega al tercer aljibe. este depósito de agua está  junto a una casa que encontramos en los mapas y consta como la casa del "Algarrobal". Es es una construcción antigua y se ve que los nogales tienen más de 40 años.




Precisamente al fondo del llano  se ve el cerro del Algarrobal  (del mismo nombre que la casa) que aparece como la mayor altura del término municipal de Ubrique con 942 metros.




Comenzamos el camino de vuelta. El sol de la tarde ilumina los majestuosos cortados de la sierra de Ubrique. Esta zona la conocemos como "La Merga" , aunque la Merga es exactamente el lugar  por el que se puede subir la falla, aunque es una subida muy peligrosa. Bajar es aún más peligroso, así que les recomiendo que, si no son muy montañeros mejor no lo intenten.




Mirando hacia atrás encontramos un pequeño salto en las rocas, como un "Salto del Cabrero" en pequeño, y a la izquierda está el camino hacia Agua Nueva por el que  he subido y me dispongo a bajar.  Los de la carrera por montaña "Sierra de Ubrique-Benaocaz" también toman ese camino aunque un poco más rápidos.



Es un lujo que miremos donde miremos vamos a encontrar rocas de todos los tamaños, a veces en formaciones curiosas, a veces medio caídas, pero siempre ofreciéndonos un espectáculo natural.




Y un poco más abajo llegamos a  Vega Redonda. Es un  lugar de partidos de fútbol de los zagales y no tan zagales ubriqueños cuando querían jugar en un campo de hierba. Rápidamente se organizaba un partido, y todos subían hasta Vega Redonda, jugadores y espectadores, en un santiamén.


La excursión ya va llegando a su término, regreso al punto de partida y paso junto a Agua Nueva, el lugar en el que se comenzó la construcción de  un hotel a finales de los sesenta, hotel que nunca terminó y que aún sigue, como un fantasma, junto a la carretera.
Como no tengo fotos utilizo la publicidad que hicieron sobre la nueva zona turística fotografiada del programa de la feria de Ubrique de 1970






 Este edificio representó para toda la Sierra la modernidad, se contruía con todo tipo de lujos y comodidades, para atraer a un turismo de calidad. Hasta vino un ministro a visitar las obras. 
Pero nunca se terminó de construir, y actualmente es solo una triste ruina. 

Nuestra excursión por la sierra de Ubrique termina aqui, cerca de Benaocaz, nos vamos impresionados, como siempre, por nuestra majestuosa Sierra



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domingo, 29 de abril de 2012

Rodríguez Cabas en Jerez

Calle del Aire bajando desde la Alameda Vieja
Óleo de Rodríguez Cabas, 1962


Por Esperanza Cabello

Hace unas semanas hablábamos de Juan Rodríguez Cabas, el pintor sevillano que vivió en Ubrique en la década de los cincuenta. En esa entrada intentábamos recoger una muestra de su obra, añadiendo los cuadros que conocíamos.
Juan Carlos Guerrero García, de Jerez, se puso en contacto con nosotros, porque tenía en su casa una obra de este pintor. Se trataba de una vista de la calle del Aire, esquina a calle Visitación, bajando por la Alameda Vieja. El muro que se ve a la derecha es el de la actual Catedral (antes Colegial).
Y ya podemos, por fin, ofrecer la imagen de ese cuadro. Juan Carlos nos ha explicado que su padre lo compró en 1963 en Galerías Eureka, donde Rodríguez Cabas hizo exposiciones de su obra.
Nos comenta además que en la firma se ve claramente la fecha de la obra, 1962, quizás Rodríguez Cabas se trasladara a Jerez después de haber estado en Ubrique. 




 Rodríguez Cabas, Xerez 1962



Añadiremos este cuadro a la entrada anterior, pero hemos pensado que la ocasión merecía, además, una entrada especial.
Queremos agradecer a Juan Carlos la gentileza que ha tenido con nosotros al enviarnos las imágenes de este óleo, este tipo de aportaciones hace que nuestra tarea sea cada vez más fácil.




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sábado, 28 de abril de 2012

¡Feliz cumpleaños, mamá!

 Una fecha muy especial: el cumpleaños de Esperanza Izquierdo Fernández


 Por Esperanza Cabello

Hace exactamente ochenta años nacía en Ubrique, en la calle de San Francisco, la primera niña de Leandro Izquierdo y Natalia Fernández, una niñita a la que llamaron Esperanza porque su abuela Pepa así lo había querido (ella había prometido este nombre si su Eduardo se casaba con ella).
Esperanza fue la segunda de los siete hijos de la familia. Siendo muy pequeña hizo sus estudios en Ronda, y muy joven también conoció al compañero de toda su vida, Manuel Cabello, que se convirtió en su marido y en el padre de sus cinco hijos.
Esperanza ha dedicado toda su vida a los suyos, siendo, como nos decía esta mañana nuestro amigo Juan de Dios Rodríguez, una gran señora, pero, mejor aún, una gran persona.
Como no quiere que escribamos demasiado de ella, nos limitaremos a desearle un día muy feliz y muchos años de vida y alegría.





Su cumpleaños, como todos los de la familia, lo hemos celebrado con una gran tarta de galletas y chocolate (que le hizo su nieta Julia) y otro montón de tartas diferentes,  entre todos. En este cumpleaños tan especial hemos estado hijos, nietos, sobrinas y tías, solo nos han faltado los  que están un poquito lejos...





¡Muchas felicidades, mamá!




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viernes, 27 de abril de 2012

Las Piñeritas

 María Piñero
Madre de Isabel y Josefa Coveñas Piñero
con sus hijas

Por Esperanza Cabello 

Las piñeritas han sido las personas más queridas, apreciadas, recordadas y admiradas en nuestra familia materna. Isabel y Josefa Coveñas Piñero, hijas de María Piñero y José Coveñas, eran primas de nuestra bisabuela Pepa.
Las dos hermanas vivían en la calle San Francisco, y eran confiteras. Cuando nuestro bisabuelo Eduardo murió y Pepa se quedó viuda con sus dos niños, Natalia y Baldomero, se fue a vivir de nuevo con sus primas, que fueron todo para la familia Fernández Piñero. Todos vivían de las pequeñas ganancias de la tiendecita que llevaban las dos mujeres, unas excelentes confiteras, que nos dejaron las recetas de todos los dulces tradicionales ubriqueños que conocemos.


 Don Sebastián Coveñas, tío de las Piñeritas
Ubrique, 1936


Isabel y Josefa venían de una familia adinerada en la que hubo una historia de herencias como en tantas otras (por lo visto toda la herencia fue a parar a una sola persona) y tuvieron que vivir siempre de su trabajo. Nuestra madre cuenta que eran pulcras y bondadosas. Siempre tenían la casa y la tienda relucientes, y siempre tenían algo que dar a quienes no tenían nada.
Cuando en 1936 entraron en Ubrique las tropas sublevadas les destrozaron la tienda totalmente, les quitaron los alimentos, les ropieron los tarros, les robaron el dinerillo que tenían... y nunca superaron completamente el miedo que pasaron. Nuestra bisabuela Pepa se quedó tan marcada que murió al poco tiempo sin haberse recuperado.


Josefa Coveñas Piñero

Ya mayores se vinieron a vivir con nuestra abuela Natalia a su casa, en la calle San Pedro. Aqui vivieron unos años muy familiares con todos los sobrinos y los "sobrinos-bisnietos" que fueron llegando a la casa. Siempre educadas, prudentes, cariñosas... Nuestra madre las recuerda con gran cariño, y nosotros no las recordamos, pero vivieron el tiempo suficiente para conocer a los nietos mayores, y los recibieron con gran alegría.

Natalia Fernández  Piñeroy Esperanza Izquierdo Fernández con
Josefa e Isabel Coveñas Piñero

Las dos "Piñeritas" no pararon de ocuparse de las pequeñas tareas domésticas ni siquiera muy mayores. Siempre oímos contar que la tía Isabel, a pesar de no ver muy bien, se pasaba el día cosiendo, y que para ensartar (enhebrar) la aguja esperaba a que cualquiera de los niños pasara jugando por el pasillo para llamarlo y que le echara una mano.
De ellas hemos heredado, gracias a nuestra abuela y a nuestra madre, una forma diferente de ver la vida, más pausada, más tranquila, más bondadosa, porque su vida siempre fue amable.



 Isabel Coveñas Piñero

Isabel y Josefa querían muchísimo no solamente a Natalia, sino también a Baldomero, su hermano, y por supuesto a su mujer, Nieves y a sus tres hijos, Eduardo, Pepe y Luis Miguel, porque las familias de Baldomero y Natalia eran su familia.
Nuestra tía Nieves era una excelente cocinera y mejor repostera, también se ocupó de las tías  y tuvo la suerte de aprender de ellas no solo las dulzuras gastronómicas, sino la dulzura de carácter.




Nuestra tía Nieves Arenas con Isabel Coveñas
Natalia Fernández y José Luis Izquierdo
Ubrique, 16 de junio de 1955 


Y su memoria perdurará siempre, no solo porque conservamos con mucho cariño "el almirez de las Piñeritas" o "la cómoda de las Piñeritas", sino porque fueron pasando, de generación en generación, su manera de hacer los dulces tradicionales de su confitería: el piñonate, los roscos, los gañotes, las magdalenas, los borrachos, los buñuelos de leche, las tortas de morón, los bollos de leche, las hogazas... que siguen siendo un delicioso tesoro.


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jueves, 26 de abril de 2012

Un paseíto por la Cruz del Tajo

La Cruz del Tajo, uno de los símbolos ubriqueños por antonomasia
Fotogarfía: Leandro Cabello



Por Leandro Cabello

¿Quién no ha subido miles de veces a la Cruz del Tajo cuando chico? Recuerdo cómo, sin venir a cuento, decidíamos subir al algibe o a la cruz enmedio de la tarde, subíamos dando carreras, echábamos un rato de juegos y después volvíamos a bajar como quien no quiere la cosa y seguíamos jugando en la Plaza o en el Jardín tan campantes.
Antes era cosa de todos, los paseos por la sierra eran diarios, y además casi ni llegaban a la categoría de "paseos", subíamos y bajábamos sin pensar, por curiosidad, siguiendo a los amigos, a merendar...


Pasada la cueva del tío Pepito empieza lo más empinado
Más de uno se ha quedado ahí sin poder terminar de subir


Pues ya no es cotidiano, ni normal, ni lógico. Hay muchísimos niños y niñas ubriqueños que no han subido, por supuesto, al Aljibe, pero tampoco a la Cruz,  ni siquiera al Calvario. Es una pena que no hayan disfrutado del paseo, ni de las vistas, ni de nada.
Aprovecho para invitarlos, a esos niños y a sus padres, a hacer una visita virtual por esta zona privilegiada, y a ver si se animan unos y otros a dar un paseíto por la sierra.


Una vez arriba la panorámica es impresionante
Puedes pasar horas mirando el pueblo, buscando casas,
reconociendo lugares, mirando a la gente...


Primero pasamos por Ubrique el Alto, si tenemos suerte, y es época de lluvias, podremos admirar el nacimiento, si no hay que llevar agua, porque la subida es un poquito cansada si no estás acostumbrado a estos paseos. Después dejamos la cueva del tío Pepito a la izquierda y comenzamos la subida. Una vez conseguida cierta altura podemos volver a ver el pueblo.



Ubrique desde la base de la Cruz
¡Ay! ¡Qué vertigo!



Al llegar arriba nuestro pueblo se muestra en todo su esplendor, y nos damos cuenta de que un paseo a la Cruz del Tajo es algo así como hacer la competencia a google earth. Vemos las casas allí pequeñitas, las calles, las gentes. Se ve la Plaza, el Convento... Todos los edificios grandes nos sirven como punto de referencia, y es muy entretenido buscar tu propio tejado allí, al lado de la iglesia.



 Ubrique es un entramado de calles serpenteantes y casas blancas


 Y hacia el sur es lo mismo, se ve el trazado de las calles, el Caldereto, los Pinitos, la calle Nevada, la Trinidad, la calle Jesús, la calle de San Sebastián... Es curioso ver cómo nuestras calles son sinuosas, sobre todo las más altas. También se ve la avenida, el río, la "escuela redonda"...


 Las paredes de la Cruz completamente verticales, ahí abajo está el "Huerto del Tabaco"


Y, como de google earth se tratara de verdad, nos ponemos a buscar los azulejos de la Trinidad, que están precisamente allí abajo, al principio de la calle Toledo, junto a aquella fila de coches. Realmente es muy entretenido esto de utilizar un "buscador de tierra" auténtico en lugar de uno virtual.



 Una nueva perspectiva, usando nuestro buscador particular para ver el trazado del río Ubrique

Y ahora miramos hacia el oeste (más o menos), para encontrarnos con el cerro de los Olivares y los Callejones, por la izquierda, y de nuevo el río y el Fernando Gavilán por la derecha. Hemos descubierto, con gran sorpresa, una azotea gigantesca en los Callejones, y no acertamos a decidir qué será aquella especie de piscina que se ve junto al cementerio...



La verticalidad de las paredes hace que sea prudente y no me acerque mucho para las fotos


En esta otra toma se ve desde el Caldereto hasta el Peñón de Elías, pasando por el edificio desproporcionado del "pajarraco" , aunque  no destaca  tanto como el del mercado nuevo ¡qué barbaridad urbanística tan reciente en un pueblo de la sierra!



Entre los árboles buscamos el San Antonio  e imaginamos la calle Torre

Este paseo de hoy se ha convertido casi en un paseo urbano, más que un paseo por la sierra, porque es muy entretenido ir buscando detalles en la aparentemente desordenada organización del pueblo. Nos encanta ver ahora el San Antonio, que siempre vemos del otro lado, y nos damos cuenta de que el pino que siempre estuvo en el patio ya no está. A saber cuántos años hará que lo cortaron...




La sierra, impresionante, se deja admirar fácilmente


Aunque, por supuesto, si dejamos de mirar al pueblo y giramos la cabeza hacia el este podremos dejarnos impresionar, como siempre, por nuestra majestuosa sierra...
Y entonces empezamos el camino de vuelta. El paseito a la Cruz del Tajo ha merecido la pena, hemos descubierto un nuevo "buscador de lugares" nada virtual y muy gratificante.


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miércoles, 25 de abril de 2012

Primer autobús de línea Ubrique-Jerez, 1928


Primer autobús de línea Ubrique-Jerez, 1928
Fotografía del calendario de 2012 
Cartonajes Millán


Por Esperanza Cabello

Sabiendo que nos gustan las imágenes de Ubrique, Luis nos regaló hace unos meses el calendario de este año de Cartonajes Millán. Se trataba de una fotografía muy bien restaurada del primer viaje del autobús de la línea Ubrique-Jerez, de 1928, autobús que era propiedad de Diego Candil Angulo, y del que ya hemos hablado en varias ocasiones (pinchar aqui).
Como siempre, hemos ido a hablar con nuestra tía Isabel Álvarez para preguntar si reconocía a las personas o podía darnos algún detalle de esta fotografía, y, como siempre también, nos ha demostrado que tiene una memoria prodigiosa y una retentiva increíble. 
Recuerda que era su tío Humberto Janeiro, hermano de nuestra abuela Julia, el encargado de esa línea de autobuses, tan moderno como siempre, y que el dueño del autobús era Diego Candil. También recuerda a las personas:
A la izquierda están José Bazán Viruez y su mujer, Isabel Orellana Lobatón. Abuelos de nuestras amigas Isabel Bazán y Ana María Venegas Bazán; él tristemente recordado por haber sido fusilado al comenzar la guerra civil y que ahora descansa, gracias al esfuerzo realizado, en el cementerio de Ubrique.
Dentro del autobús están nuestro tío Arsenio Janeiro y Ana Reguera.
Al volante, según hemos sabido más tarde, está Diego Candil Angulo con su hijo en brazos.
A la derecha Elena Reguera (que ha muerto recientemente), Consuelo Rubiales y Paca López Capote, mujer de Humberto. 
También reconoció Isabel a una de las mujeres sentadas en el pescante, es María López Capote, hermana de Ana.
Nos parece increíble y maravilloso que Isabel Álvarez pueda reconocer y situar a tantas personas del siglo pasado a sus noventa y tres años. Le agradecemos toda la ayuda que nos ofrece y le mandamos un fuerte abrazo desde aqui.


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Nota del 6 de mayo: agradecemos a nuestro amigo Zaldívar que nos haya apuntado el error que habíamos cometido en la fecha del título de la entrada. Habíamos escrito 1938, esa fecha es imposible, ya que fue en 1936 cuando fue fusilado José Bazán Viruez. La inauguración fue en 1928.

Nota del 8 de marzo: Ana Candil nos ha indicado los nombres de varios de los personajes que faltaban, por su parte Paco Arenas nos explica que el conductor era  Fermín Corrales. Hemos vuelto a escribir los nombres de los protagonistas de esta foto.


Nota del 29 de noviembre de 2016: Ana Candil nos confirma que el señor sentado al volante es su abuelo, Diego Candil Angulo, y no el conductor, Fermín Corrales Romero. Gracias, Ana, es imprescindible conocer bien estos datos tan importantes.
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martes, 24 de abril de 2012

200.020, un número bastante redondo

Portada de nuestro blog
200.020 visitas


Por Esperanza Cabello

Con todo lo que nos gustan los números redondos y no hemos estado pendientes del visitante doscientos mil para la "foto de recuerdo".
Hemos llegado un poquito tarde, justo a tiempo de ver cómo el visitante doscientos veinte mil (¿serás tú?) entraba en nuestro blog, y, ademas de una gran satisfacción, nos hemos sentido muy agradecidos con todos los que a diario nos visitáis, nos ayudáis, nos comentáis y nos dais ánimos para seguir.
Este blog nació de un gran deseo de que nuestros padres tuvieran el homenaje público que merecían. No era justo que el trabajo de  un hombre como Manuel Cabello Janeiro, que había dedicado su vida, su tiempo, su dinero, su esfuerzo y su ilusión a nuestro pueblo y a nuestra sierra, a proteger y dar valor a nuestra historia, a nuestra cultura y a nuestras tradiciones, no se conociera en internet. Siempre a su lado estuvo nuestra madre, Esperanza Izquierdo Fernández, fue su apoyo, su compañera, la que echaba más paciencia en los archivos, su memoria, su orden. Ella aún sigue recordando y dándonos nuevos datos y nuevas historias cada día.
En 2007, cuando comenzamos nuestra andadura en la red, si tecleábamos "Manuel Cabello  Janeiro, Ubrique", apenas tres resultados se referían a nuestro padre. Ahora hay más de dieciocho mil, e igualmente sucede con el nombre de nuestra madre.
En estos años de mucho trabajo y mucho tesón hemos conseguido recuperar cientos de pequeños  tesoros familiares y locales, hemos recordado historias como las de Misión Rescate, las de Ocurris, las de la radio, las de la tele, la marroquinería, las tenerías, las fuentes, los oficios antiguos, las petacas... tantas y tantas historias, y las que aún nos quedan guardadas en los cajones del despacho de nuestro padre y en las cajitas de la cómoda de nuestra madre.
También hemos conseguido muchas manos amigas, tanto de la familia como del pueblo. Nuestros hermanos Leandro y Manolo se han hecho insustituíbles, nuestra tía Isabel Álvarez se ha convertido en nuestra memoria; y Francisco, Juan, José Luis, Francisco José, Mateo, Cande, Reme, Antonio, Francisco, Consuelo, Pepita del Carmen, Paca, Ramón,  Eduardo,  Inma, Javier, Faustino,  Cristóbal,  Juan, Luis, Manolo, Luis Miguel... y tantos y tantos amigos que nos han ayudado, son la mejor muestra de que el blog es algo de todos.

Así que en abril de 2012, exactamente siete años después de haber empezado con aquel otro blog (ese del que perdimos la entrada porque era demasiado tecnología en ese tiempo para nosotros y que empezamos el 25 de abril de 2007) podemos decir que una parte de nuestra tarea está cumplida, hemos llegado a los doscientos mil visitantes, hemos publicado setecientas diecisiete entradas (nos gustan los números redondos), y por el momento hay cuarenta y cinco esperando turno para salir a la luz.



Aunque aún nos queda tarea para mucho, muchísimo tiempo (ojalá tengamos fuerzas para seguir a este ritmo), y muchos temas que tratar, muchas excursiones que hacer, muchos documentos que transcribir, muchas fuentes que inventariar, muchas personas a las que homenajear y muchas fotografías que publicar.


Visitantes del 29 de marzo (811) y del 30 de marzo (811 también)


Lo que más nos gusta y a la vez nos da un poco de miedo, es la cantidad de gente que a diario viene a visitarnos, de vez en cuando consultamos las estadísticas y vemos que ese día hay seiscientas, setecientas u ochocientas personas que han entrado en el blog. Muchas de ellas ni siquiera son de la sierra, pero entran por curiosidad y muchas veces nos cuentan sus impresiones de nuestras historias.

Así que hoy quizás podríamos felicitarnos de ese balance tan positivo que nos encontramos, nos gusta pensar que homenajear a nuestra familia y a nuestros paisanos es una bonita manera de contribuir a revalorizar nuestro pueblo y nuestra cultura.

Y si has sido tú el visitante doscientos veinte mil,  queremos darte las gracias por tu visita y recordarte que siempre serás bienvenido.




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lunes, 23 de abril de 2012

Mateo Zapata Vázquez, un payoyo ubriqueño.

Mateo Zapata Vázquez


Por Esperanza Cabello

Nuestra búsqueda de cafés y cafeteras nos ha acercado un poquito más a un hombre extraordinario, cuya historia es verdaderamente excepcional, que tiene una memoria formidable y que es, seguramente, uno de los ubriqueños (nacido en Villaluenga del Rosario) de más edad que aún conduce y que continúa con su vida profesional. Mateo sigue el día a día en el taller de su hijo Sebastián Zapata.

Mateo Zapata junto a la Pila de la Plaza


Mateo nació en Villaluenga del Rosario el seis de junio de 1927. Sus padres eran Sebastián Zapata Fernández y María Vázquez Marín. Su padre era albañil, encargado de la eléctrica de la sierra, y tenían nueve hijos. Era una época muy dura, llegaron los años de la guerra y de la posguerra y apenas tenían qué comer.
 
Mateo recuerda que con diez añillos iba a coger tagarninas para llevárselas a su madre. Las preparaban, las pelaban... y después se comían las tagarninas y las peladuras, de hambre que pasaban, como tantas y tantas familias de la sierra en aquellos años.


La familia Zapata Vázquez al completo
Villaluenga del Rosario , 1936


Su tía, Isabel Vázquez Marín, que trabajaba en Ubrique en la fonda de Cañaílla, le buscó una colocación en Ubrique. Llegó a nuestro pueblo a trabajar el dieciséis de marzo de 1941, con doce añillos, y ha trabajado, desde entonces, todos los días de su vida, sin parar ni uno, ni siquiera el día de su boda, que por la noche tuvo que trabajar también como trasportista.



En la feria de Ubrique, con sus hermanos



Su primera colocación, en 1941, fue en el café de Pendón. Su jefe, Juan Domínguez Pendón, fue su primer patrono, lo colocó para hacer faenas, mandados, encargarse del agua, de la limpieza y empezar a servir. Mateo vivía, comía -poquillo entonces, que no había mucho- y dormía en el café.
En 1942, viendo que el chiquillo era "espabilao", Rodrigo Orellana lo contrató para el bar la Pila, justo a la izquierda de la pila de la Plaza. Mateo se encargaba del bar como un adulto, era capaz de servir las mesas, preparar los cafés y estar pendiente de todos los que entraban en el establecimiento. Nos cuenta que iba a tostar el café que traían las matuteras de Gibraltar a una tostadora que su patrón tenía en el patio de la casa de la calle Cañito. Preparaba una candela de leña y sobre las ascuas tostaba el café que después molía con un molinillo de dos asas.


 En la pila de la Plaza, años cincuenta



En 1947 se fue a trabajar al Casino de Ronda, donde estuvo solo un año, porque en 1948 lo llamaron a filas. Tuvo que ir a Zaragoza, pero nada más llegar lo volvieron, porque tenía los pies planos.
De vuelta a Ubrique empezó a trabajar en casa Barrera, el bar de la calle del Agua, allí trabajó desde 1948 hasta 1951.


Casa Barrera, con la cafetera exprés de la época



En 1951 Mateo cambió de profesión y comenzó como transportista en El Bosque con Matías Ramírez.
En 1953 volvió a Ubrique, y empezó a trabajar con la empresa de Transportes León hasta 1985.



 El camión de Transportes León con Mateo Zapata sobre  la carga
Ubrique, 1954-1955

Precisamente de su trabajo con esta empresa de transportes conocemos a Mateo. stuvo trabajando muchísimos años como transportista para la fábrica de nuestro abuelo Leandro, pueden leer su historia pinchando en este enlace. Mateo sigue mostrándonos, con orgullo, el escritorio de nuestro abuelo, que él recuperó y conserva  en su trabajo, y una cartera de cocodrilo de las de la fábrica, de aquellas de cocodrilo "auténtico" que eran la joya de la marroquinería ubriqueña.


Desde que se jubiló como transportista Mateo ha estado trabajando en el taller de automóviles con su hijo Sebastián y con sus tres nietos, si dejar de trabajar ni un solo día de su vida.


 Mateo Zapata en la feria


Es increíble cómo una persona puede estar tan pendiente de su trabajo y también de su familia. Mateo se trajo a sus padres y a sus ocho hermanos a Ubrique en 1945, viendo que aquí podía echarles bien una mano.
No se imaginan dónde vivían: en la ermita de San Juan, en el piso superior. Ignorábamos quiénes habrían sido los últimos habitantes de esta ermita y ahora sabemos que la familia Zapata Vázquez fue la última que la habitó. Sebastián recuerda cómo su tío entregó hace relativamente poco tiempo la llave al ayuntamiento.
 Memi Bernal nos ha traido una postal con una receta de "Caldo Santo"procedente del San Juan, nos preguntamos la posibilidad de que sea incluso de la madre de Mateo.


La familia Zapata Vázquez en su domicilio ubriqueño
El interior de la ermita de San Juan

En  junio de 1952 Mateo se casó con María Ordóñez López, se fueron a vivir junto al Peñón de la Becerra, y allí nació su primera hija, María, más tarde nacerían Rafi, Sebastián y María José, pero ya en otras casas, porque la familia se mudó pronto a la zona más baja del pueblo, estuvieron viviendo junto a los Grupos Escolares, en una casa que aún se conserva tal como era entonces.



Ubrique en expansión a finales de los años cincuenta
Se ve el campo de fútbol de San sebastián, los Grupos Escolares
y las casas de la carretera Nueva



Mateo Zapata es un hombre cordial y atento, dedicado a los suyos y a su trabajo toda la vida. Posee una memoria prodigiosa y nos llama poderosamente la atención cómo recuerda hasta los más mínimos detalles de las situaciones y de las personas. Nos despedimos de él en el taller que su hijo Sebastián Zapata tiene en la cañada de los Gamonales, rodeado de su hijo y sus tres nietos, que han heredado de Mateo la pasión por la mecánica y el trabajo bien hecho.



El seat 1500 de Mateos Zapata
Actualmente en el taller, además de dedicarse a los coches nuevos,
restauran y recuperan vehículos históricos.


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