María Piñero
Madre de Isabel y Josefa Coveñas Piñero
con sus hijas
Por Esperanza Cabello
Las piñeritas han sido las personas más queridas, apreciadas, recordadas y admiradas en nuestra familia materna. Isabel y Josefa Coveñas Piñero, hijas de María Piñero y José Coveñas, eran primas de nuestra bisabuela Pepa.
Las dos hermanas vivían en la calle San Francisco, y eran confiteras. Cuando nuestro bisabuelo Eduardo murió y Pepa se quedó viuda con sus dos niños, Natalia y Baldomero, se fue a vivir de nuevo con sus primas, que fueron todo para la familia Fernández Piñero. Todos vivían de las pequeñas ganancias de la tiendecita que llevaban las dos mujeres, unas excelentes confiteras, que nos dejaron las recetas de todos los dulces tradicionales ubriqueños que conocemos.
Don Sebastián Coveñas, tío de las Piñeritas
Ubrique, 1936
Isabel y Josefa venían de una familia adinerada en la que hubo una historia de herencias como en tantas otras (por lo visto toda la herencia fue a parar a una sola persona) y tuvieron que vivir siempre de su trabajo. Nuestra madre cuenta que eran pulcras y bondadosas. Siempre tenían la casa y la tienda relucientes, y siempre tenían algo que dar a quienes no tenían nada.
Cuando en 1936 entraron en Ubrique las tropas sublevadas les destrozaron la tienda totalmente, les quitaron los alimentos, les ropieron los tarros, les robaron el dinerillo que tenían... y nunca superaron completamente el miedo que pasaron. Nuestra bisabuela Pepa se quedó tan marcada que murió al poco tiempo sin haberse recuperado.
Josefa Coveñas Piñero
Ya mayores se vinieron a vivir con nuestra abuela Natalia a su casa, en la calle San Pedro. Aqui vivieron unos años muy familiares con todos los sobrinos y los "sobrinos-bisnietos" que fueron llegando a la casa. Siempre educadas, prudentes, cariñosas... Nuestra madre las recuerda con gran cariño, y nosotros no las recordamos, pero vivieron el tiempo suficiente para conocer a los nietos mayores, y los recibieron con gran alegría.
Natalia Fernández Piñeroy Esperanza Izquierdo Fernández con
Josefa e Isabel Coveñas Piñero
Las dos "Piñeritas" no pararon de ocuparse de las pequeñas tareas domésticas ni siquiera muy mayores. Siempre oímos contar que la tía Isabel, a pesar de no ver muy bien, se pasaba el día cosiendo, y que para ensartar (enhebrar) la aguja esperaba a que cualquiera de los niños pasara jugando por el pasillo para llamarlo y que le echara una mano.
De ellas hemos heredado, gracias a nuestra abuela y a nuestra madre, una forma diferente de ver la vida, más pausada, más tranquila, más bondadosa, porque su vida siempre fue amable.
Isabel Coveñas Piñero
Isabel y Josefa querían muchísimo no solamente a Natalia, sino también a Baldomero, su hermano, y por supuesto a su mujer, Nieves y a sus tres hijos, Eduardo, Pepe y Luis Miguel, porque las familias de Baldomero y Natalia eran su familia.
Nuestra tía Nieves era una excelente cocinera y mejor repostera, también se ocupó de las tías y tuvo la suerte de aprender de ellas no solo las dulzuras gastronómicas, sino la dulzura de carácter.
Nuestra tía Nieves Arenas con Isabel Coveñas
Natalia Fernández y José Luis Izquierdo
Ubrique, 16 de junio de 1955
Y su memoria perdurará siempre, no solo porque conservamos con mucho cariño "el almirez de las Piñeritas" o "la cómoda de las Piñeritas", sino porque fueron pasando, de generación en generación, su manera de hacer los dulces tradicionales de su confitería: el piñonate, los roscos, los gañotes, las magdalenas, los borrachos, los buñuelos de leche, las tortas de morón, los bollos de leche, las hogazas... que siguen siendo un delicioso tesoro.
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