EN MEMORIA DE UN ILUSTRE UBRIQUEÑO: MANUEL CABELLO
Dentro de poco hará un año que murió mi padre, Manuel Cabello Janeiro, y quisiera, en nombre de mi familia, agradecer todas las muestras de condolencia, cariño y simpatía que hemos recibido en estos meses. Desde el primer momento hemos tenido el apoyo de miles de ubriqueños que se han acercado a nosotros para recordarle y honrar su memoria; también hemos contado con toda la familia, los amigos y los compañeros de profesión, porque él era, sobre todo, maestro.
Recuerdo, enmedio de la pena, que en el duelo estuvieron todos los maestros y profesores del pueblo, los alumnos y los antiguos alumnos, los directores de todos los centros de enseñanza y muchos profesores de otros puntos de la provincia.
Y no sólo había allí maestros de pizarra, sino maestros marroquineros: petaqueros y fabricantes que, en otro tiempo, habían sido sus compañeros y con los que nunca había perdido el contacto, porque el mundo de la piel también era su mundo.
Manuel era asimismo querido por la gente del campo, todos los que le ayudaron y acompañaron a la búsqueda de vestigios históricos por toda la serranía, y a los que él ayudó también siempre que pudo.
Porque él era un hombre activo, interesado por todo y enamorado de su pueblo y de su profesión. En todo lo que hacía ponía tal empeño que fue capaz de conseguir imposibles. Su motor vital eran su familia y su pueblo, por eso fue capaz de andar por todo el mundo buscando raíces y llevando el nombre de Ubrique como estandarte.
Mucho antes de que nuestro pueblo fuera conocido por algo que no fueran las petacas, él formó un grupo de MISIÓN RESCATE con el que consiguió una treintena de premios nacionales, culminando las campañas con el TROFEO DE ORO, gracias al cual el nombre y la cultura de Ubrique fueron conocidos en todos los medios de comunicación ya en los años sesenta y setenta. Durante estas campañas se fue dando cuenta de que el potencial cultural y arqueológico de nuestra comarca era importante, y removió cielo y tierra hasta que consiguió que se hicieran las primeras campañas arqueológicas en el SALTO DE LA MORA, logrando así que lo que era un corral de cabras recuperara su nombre y esplendor.
Después comenzó a escribir sobre el pueblo y sobre ubriqueños ilustres, comenzando así una bibliografía imprescindible para quien quiera conocer nuestra tierra.
Junto a mi madre recorrió muchos países, dejando atrás siempre amigos a los que fascinó e infundió ganas de venir a conocer nuestra tierra.
Tras su muerte hemos recibido el cariño de alcaldes en Santo Domingo, en Argentina, en Francia...traspasando fronteras e ideas políticas. Nos han escrito desde un profesor de la Sorbona hasta un maestro de Sunchales, en Argentina. Hemos leído reportajes sobre él y sobre Ubrique en periódicos de muchas ciudades, y hemos compartido la pena con aquellos que le querían, le admiraban y le respetaban.
También queremos agradecer los homenajes que se le han rendido; desde las palabras, las canciones o los programas en la radio hasta el poema o el artículo de algunos amigos; desde el homenaje más reciente: la dedicatoria del último libro de un escritor ubriqueño, hasta el que, pocos días después de su muerte, le rindieron sus convecinos junto con el Canal 19 de televisión. Son los hombres y mujeres del pueblo, de su pueblo, los que le rinden un homenaje merecidísimo, por encima de la mezquindad de algunos políticos.
Lamentablemente, Manuel Cabello no está con nosotros desde hace un año, pero quisiéramos dar las gracias a todos los que, como nosotros, siguen recordándolo, a todos los que no quieren que la memoria de este ubriqueño fascinante y entregado a su pueblo se pierda; a todos los que piden que se haga ya el MUSEO DE LA PIEL, por el que tanto luchó, en su memoria; a todos los que piden su nombre para alguno de los rincones de esta tierra que él tanto amó; a todos los que aún recuerdan sus belenes vivientes, sus exposiciones antropológicas, su Peña, sus carrozas de romería, sus convenciones “Janeiro”, sus Juegos Florales de la Sierra, sus libros, sus subidas multitudinarias al pico de San Cristóbal, sus crónicas de radio...; en definitiva, quisiéramos dar las gracias a todos los ubriqueños.
Para nosotros es una gran satisfacción que alguien haya conseguido, con tesón y voluntad, un MUSEO DE LA PIEL en Ubrique y, aunque aún no es definitivo, es un meritazo que debemos, fundamentalmente, a Maribel Lobato y a Paco Solano. Por otro lado es un orgullo oír a Maribel explicar cuánto se acuerda de Manuel Cabello .
También es una alegría ver cómo en el Centro de Interpretación de la historia de Ubrique hay un reconocimiento a su labor como precursor de las movilizaciones para salvar Ocurris.
(Utilizamos el nombre de Ocurris con conocimiento de causa, y como recuerdo a Manuel Cabello, separándonos voluntariamente de la corriente que ha querido cambiar el nombre de siempre por otro difícil de pronunciar, como pueden comprobar.)
También nos alegra poder encontrar en blogs y páginas webs comentarios sobre su obra y su persona, siempre respetuosos y agradecidos.
Aún hoy nos siguen parando por la calle y nos dicen. "Yo fui alumno o alumna de tu padre", "Yo fui con tu padre a Madrid", " Yo fui a Misión Rescate con tu padre","Nosotros estuvimos con tu padre en El Salto de la Mora", "Yo estuve en la escuela de Artes y Oficios con tu padre", "Tu padre me enseñó a interesarme por la historia"...
Y en todos los comentarios se nota cariño, devoción y simpatía. Gracias a todos.