Vasijas encontradas en los muros y entreplantas durante la reconstrucción del convento
Fotografía de Manuel Cabello Janeiro
Por Esperanza Cabello
Como hemos contado en entradas anteriores (en este enlace), la escuela-taller Ocurris, que se desarrolló en Ubrique a partir de 1992 para la reconstrucción del convento de capuchinos, tuvo una importancia capital para la conservación de este edificio emblemático.
El convento estaba en estado de total deterioro y ruinoso cuando comenzaron las obras, pues hacía muchos años que estaba abandonado, no solo como convento, que la congregación fue expulsada en 1936, sino como escuela, pues sus locales habían sido utilizados tanto para la escuela religiosa como para la escuela de niñas, con doña Consuelo Vega.
Como hemos contado, hubo talleres de albañilería, electricidad, madera, cerámica, escultura y todo lo necesario para una rehabilitación completa.
Un día, durante las obras, el encargado del taller de albañilería llamó a nuestro padre para avisarle de unos hallazgos muy curiosos. Una serie de vasijas, cántaros, orzas, tinajas, pucheros y demás objetos de barro que habían sido utilizados como objetos constructivos para crear cámaras de aire en los entresuelos y así aligerar el peso de la construcción.
De esa manera la estructura, ya de por sí muy pesada por las vigas, ladrillos, tejas, etc. podía ser más liviana.
En algunas casas muy antiguas, podemos encontrar tinajas o lebrillos empotrados en los muros, como elemento decorativo y a la vez como lugar de almacenamiento.
En otras, hemos encontrado pucheritos con algunas monedas, seguramente como augurio de buena suerte para que hubiera abundancia en la casa en construcción.
También algunos albañiles antiguos introducían botellas de cristal en los muros como adorno o para dar un poco de luz al interior,
Pero este método de aligerar los entresuelos con vasijas lo hemos constatado en muy pocas ocasiones.
Ya hace más de treinta años de esta fotografía. ¿Dónde estarán estas vasijas? Es posible que sigan en alguno de los almacenes del convento, será cuestión de buscarlas y ponerlas en valor.
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