Preparativos para los Gañotes de Ubrique
Por Esperanza Cabello
Hoy es un día especial, no solo porque empieza la primavera, que eso es especial para todos, sino porque es el cumpleaños de Violeta, la increíble nieta de nuestra tía Reme, y los cumpleaños familiares son, con mucho, nuestras fiesta favoritas.
Como teníamos por delante una mañana de médicos y de esperas, decidimos que nuestro plan era hacer una tarta de cumpleaños (aquí está la receta) para Violeta, y también para Natalia y Noelia, que los cumpleaños son muy cercanos.
Pero, ya que se acercan las fechas, que mañana es el concurso de Gañotes de Ubrique, y que hacer tartas de cumpleaños nos recuerda a nuestras "tres madres", nos hemos acordado de tita Carmen diciendo: "¿Y si hiciéramos unos gañotitos?"
Cuando éramos chicos estos eran días de impaciencia y golosinas, madres y abuelas hacían huevos nevados, magdalenas, gañotes, borrachos, suspiros, empanadillas... mil cosas ricas que no se tomaban en otras épocas del año.
Como eran tareas complicadas, las tres madres de la calle Matadero se juntaban para hacer dos o tres docenas de huevos de gañotes.
¡Cientos de gañotes!
Eso implicaba mucho trabajo, mucho amasar, mucho liar, mucho freír, y muchos niños revoloteando por las cocinas. Al final esa noche también había muchas barrigas infantiles doloridas por haber comido masa cruda o gañotes calientes😂😂😂
Nuestra tarea de gañotes, sin ayudantes, es mucho más humilde, cuatro huevos de las gallinas del Amarguillo que Juande nos regaló esta semana, un par de limones, del Amarguillo también, aceite, harina, azúcar y un botecito de "ajolí".
Lo bueno que tiene este dulce es que los ingredientes siempre están en casa, y puedes hacer unos poquitos en cualquier momento del año.
Así que, siguiendo las instrucciones de la receta tradicional de la familia (en este enlace), hemos preparado una poquita de masa y hemos esperado un poco para freírlos.
Después de amasada, la dejamos reposar un rato bien cubierta con un trapito de algodón.
Y ya no hay nada más que ponerse a hacer tiritas de masa, redondeándolas con las manos y enrollándolas sobre las cañas de gañotes (las nuestras tienen solera), aunque cualquier rollito sirve, a veces, nuestra madre los liaba sobre un palito.
Nuestro secreto está en hacer gañotes pequeñitos y crujientes, cuando el aceite está caliente los sacamos de las cañas y los ponemos a freír, con cuidado de que no se quemen.
Eso sí, nunca olvidamos freír antes una cáscara de limón para quitarle el sabor fuerte al aceite.
Y así, tirita a tirita, rollito a rollito, en un par de horas hemos hecho más de sesenta gañotes.
Ahora solo nos queda terminar y llamar a la familia, porque lo mejor de hacer gañotes es compartirlos, y si no, que se lo digan a los amigos de facebook (en este enlace).
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