Manuel Cabello había sido empresario y había montado su propia fábrica de artículos de piel, pero los negocios no eran lo suyo. El dinero no era para él importante y prefería un estilo de vida sencillo que no entaba, pero que era agradable. Una vez que había entregado un gran pedido a una bodega jerezana, alquiló un autobús de los amarillos y se llevó a todos los trabajadores a comer a Jerez, se gastó las ganancias en invitar a todos.
Tampoco ponía mucho empeño en asegurarse los cobros, así que, a los pocos ños de haberse establecido por su cuenta, se encontró sin un duro y con una situación difícil.
Como era emprendedor y atrevido, decidió hacer la carrera de magisterio, al tener un curso de medicina hecho, le convalidaron algunas asignaturas, y trabajó como uns fiera hasta que, en pocos meses, terminó carrera, oposiciones y campamento.
Su primer empleo fue en la Escuela de Artes y Oficios. Su incorporación fue definitiva para el centro, que hasta entonces había sido un lugar tranquilo sin muchas actividades.
Manuel Cabello no podía estarse quieto, rápidamente inventó excursiones, exposiciones, castillos con cohetes, carreras de sacos, juegos populares, belenes vivientes... ¿Recuerdan ustedes aquella exposición de Artículos de Piel, instrumentos de tenerías, objetos antiguos y curiosos (como la gigantesca Cruz de mármol del Calvario, custodiada por una familia ubriqueña desde la guerra civil), piezas de sombrererías, de zapaterías? Aquella exposición fue seguramente, treinta años antes, el germende la exposición "Manos y Magia en la Piel", aunténtico
Museo de la Piel de Ubrique, que con tanto acierto, tanto arte y tanta dedicación Maribel Lobato y Paco Solano llevan adelante.
De esta etapa siempre conservó una gran amistad con Manuel Carrasco, su amigo y compañero, con unas manos de oro para la carpintería y que siempre estuvo a su lado, los dos juntos inventaron e hicieron todos tipo de actividades, siempre muy sonodas en todo el pueblo.
También trabajó codo con codo con Francisco Collado, su compañero muchos años, con "don Heliodoro" (Manuel Heliodoro García Serrano), con Manuel Janeiro, y con tantos y tantos otros que siempre fueron sus compañeros.
Y de los alumnos, aquí tenemos un buen montón. Era una escuela de niños (aunque en la foto podemos ver a una chiquitaja a la izquierda, Natalia, que el día del paseo se había incorporado al grupo) y reconocemos a muchos de ellos. Son los que hoy llevan el peso de Ubrique, trabajadores, padres de familia, que aún hoy recuerdan aquellos buenos tiempos con "don Manuel", lo que aprendieron y lo que investigaron; lo que pasearon y lo que disfrutaron.
Si hay alguien que pueda decirnos los nombres de todos, adelante. Estaremos encantados de escribirlos.
Ubrique, 25 de junio de 2009