Por Esperanza Cabello
Ayer fue Santa Julia, un día muy importante para la familia Cabello Janeiro.
Las circunstancias eran las peores, porque toda la familia estaba reunida en el cementerio de Ubrique para despedir a nuestra tía Joaquina, y la tristeza de la despedida no nos dejó sentir la alegría de encontrarnos con nuestros tíos y primos.
Porque somos una familia muy extensa, tenemos ya la primera sobrina-nieta (la preciosísima hija de Abel, uno de los bisnietos mayores). Además tuvimos la ocasión de conocer a nuestra sobrina Celia (increíble el parecido que tiene nuestra Celia con Celia la de Cuba) y hacer recuento de todas las generaciones.
La casualidad quiso que fuera el día del santo de nuestra abuela Julia. Ya casi no festejamos el día del santo, poco a poco los cumpleaños han ido desplazando a esa celebración, pero tuvimos ocasión de saber por qué nuestra abuela celebrara su onomástica precisamente el 27 de julio.
Corría el año de 1936, y desde hacía unos días nuestro abuelo Paco estaba en la cárcel, en el calabozo de Ubrique, el que está en los sótanos del Ayuntamiento. Nuestra tía Julia contaba que ella era una niña de ocho años e iba a visitarlo y llevarle algo de comer. Llevaba allí casi diez días y la incertidumbre en la familia no hacía más que aumentar.
Precisamente el 27 de julio llegaron a Ubrique las tropas sublevadas (el día anterior se habían lanzado las octavillas desde un avión sobre el pueblo) y sacaron del calabozo a los que estaban allí encerrados.
La alegría de todos, al ver llegar a abuelo Paco a la casa, es imaginable. Por eso nuestra abuela Julia decidió celebrar su santo, a partir de entonces, el día de santa Natalia Julia, el 27 de julio.
Desde aquel día mucho ha llovido para todos nosotros, y poco a poco esta historia familiar se había ido perdiendo hasta que ayer la recuperamos entre unos y otros.
Entre las generaciones siguientes hemos ido poniendo el nombre de abuela a muchas Julias (y también a algunos Julios), y, aunque la costumbre de celebrar el santo se está perdiendo, no queremos perder la oportunidad de felicitar a todas las Julias y a todos los Julios de la familia, en especial a esa rubilla chica de la primera foto, que ya se ha hecho una mujer y que, aunque físicamente no tenga mucho que ver con su bisabuela, es tan fantástica como ella.
¡FELICIDADES!
1 comentario:
Pero qué pequeña era...¡chope,chopeee!
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