sábado, 30 de julio de 2011

¡Aguador, a peseta la pechá!!!

Debajo del puente de la Cornicabra


Fotografías: Manuel Cabello Izquierdo

Empiezan las vacaciones de verano. Otros años hemos buscado fotografías de playa para despedirnos momentáneamente de nuestro trabajo en el blog, pero en esta ocasión nuestro hermano Manolo había hecho una recopilación de fotografías fresquitas de la Sierra, tomadas este invierno y el pasado, mientras íbamos buscando fuentes y manantiales por estas sierras, ahora tan secas y calurosas.
En otros tiempos era el aguador ("aguaó") el que iba con un botijo o un cántaro por las calles voceando: "Aguaó, a peseta la pechá" (a peseta o a chica, o a gorda o a real, según las épocas). Y la gente se acercaba a "darse la pechá" de agua fresca. 
Ya no hay aguadores, y casi ni siquiera botijos. La gente mete sus bitellitas de agua en la nevera y los aguadores han desaparecido. 


Aguador de Chiclana, 1927


Pero el agua no, el agua de Ubrique, que tanto ha dado a nuestro pueblo (incluso podría haberle dado su nombre, si viniera del adjetivo griego que significa "abundante en manantiales de agua" y que tanto se parece fonéticamente a la palabra Ubrique), nos ha dado muchos momentos de frescura este invierno, y Manolo quiere que sea la excusa para un buen refrescón ahora que empezamos las vacaciones de verano.
Les dejamos con nuestras fotografías de agua fresquita (paciencia que son un montón) y esperamos volver al finalizar esta temporada estival.

¡Que tengan un buen verano y unas fresquitas vacaciones!




El agua en Vega Redonda



Arroyones de lluvia en Vega Redonda



Que se vuelven mansos cuando las lluvias cesan




El agua en la arqueta del Algarrobal
(El agua "corriente" de Ubrique)




Una cascada en Arroyo Seco




El Arroyo Seco por el pozo de Juan Yuste




La calzada romana, inundada




La Calzada Romana, más inundada aún




El nacimiento de la Cornicabra




La Fuente de Tío Potacho, completamente desbordada




El agua casi salvaje saliendo de



El Cornicabra, majestuoso




El Cornicabra, precioso




El Cornicabra, nuestro manantial más abundante




Las derramas del Cornicabra, alucinantes




El manantial del Algarrobal




El Higuerón rebosando
Foto: Manuel Cabello 2011




Foto: Manuel Cabello, 2011
El pantano hasta la bandera
En este pantano se unían los tres ríos que forman el Majaceite:
El río Ubrique, el río Tavizna y el río El Bosque




El Enriadero
Aún se puede ver en esta zona alguna garza real 
o alguna nutria, como cuando éramos chicos





El Arroyo de la Garganta Millán




La laguna del paso de los Carboneros
Un magnífico descubrimiento




El nombre, precioso, pero más bonito el lugar



Un perezoso en La Cabeza del Toro




El Puente de los Cuatro Ojos... sosegado



El Puente de los Cuatro Ojos... muy revuelto
(Con las compuertas del trasvase abiertas)




El Puente del Molino en Benaocaz
Uno de los lugares más bonitos de la Sierra




Aguantando como un héroe la embestida del agua




¿Aguantará mucho el pobre Puente del Naranjal?




Increíble el puente bajo el Acueducto de Ubrique
Solo visible para algunos privilegiados




Magnífica vista del Rano



El Rano se incorpora a Arroyo Seco



El Rano y Arroyo Seco formando el Río Ubrique



El Río Ubrique a su paso por la depuradora



El río Ubrique en mayo, casi descansando
después el torbellino del invierno

El Río Ubrique recogiendo
al Arroyo de los Cidrones
para ir juntos al pantano




Las calas creciendo al borde del 


miércoles, 27 de julio de 2011

27 de julio, Santa Julia

¡ Muchas felicidades, preciosa!


Cada año recordamos este día con especial y festivo interés. Julia es, como ya sabemos casi todos, el nombre familiar por excelencia (de la familia paterna, claro), el nombre de nuestra abuela Julia Janeiro, de nuestra tía, de nuestra prima y, por supuesto, de varias sobrinas.
Claro está, Julia es también  nuestra hija, siempre recordaré la promesa que le hice a mi abuela siendo una niña. Se quejaba de que no tenía ninguna nieta con su nombre (la prima Julia García Cabello nació más tarde) y yo le dije que no se preocupara, que la primera niña que tuviera se llamaría Julia, como mi abuela.


Un buen regalo para Julia el día de su santo



El día que Julia nació era un ocho de septiembre, día muy señalado también, y mi madrina llamó por teléfono para preguntar cómo había ido todo y cómo se llamaría la niña. Cuando le dijeron que se llamaría Julia mi madrina cuenta que saltó y bailó por el pasillo, de contenta que se había puesto al saber que era una niña y se llamaría así.
Ya hace varios años de todas estas historias, pero siempre es muy agradable recordarlas, y no me gustaría que se perdieran estos pequeños recuerdos que son tan entrañables.



Una tarta de santo
para celebrar Santa Julia



Por eso, y aunque la costumbre de celebrar los santos se va perdiendo inexorablemente, no quiero dejar de recordar que hoy es Santa Julia, recordar lo que significaba este día para la familia, y felicitar de todo corazón a las Julia de la familia, y sobre todo, a mi Julia.


¡Muchas felicidades, Julia!


.

lunes, 25 de julio de 2011

Cuando en Ubrique se herraban las caballerías...

Herraduras
Cortesía del blog "Coz" (trabajos de forja)

Por Esperanza Cabello

Muchas veces no nos damos cuenta de las cosas que hemos ido perdiendo hasta que algo o alguien nos hace ver que en un lugar determinado había algo desde siempre que ahora se ha perdido.
Hoy nos ha pasado exactamente eso hablando con María Román, casualmente pasó un caballo junto al campo y empezamos a hablar de los caballos, los mulos y los burros por las calles de nuestro pueblo. 
María es una mujer aún joven, pero empezó a hablarnos de las herrerías en las que se herraban las caballerías en nuestro pueblo. Ella nos ha contado que cuando ella era una niña (María tiene sesenta y seis años) había en Ubrique tres herrerías.
En la fonda de Rosario, a la derecha del Ayuntamiento, se alojaban los arrieros normalmente, algunos pasaban allí el mal tiempo del invierno, y en esa misma fonda se herraban los mulos y los burros, María recuerda a los hombres cortando los cascos de los animales para poder ponerles las herraduras y después clavándolas con clavos de hierro.




La Plaza de Ubrique en los años 20  
Justo a la izquierda estuvo más tarde la fonda de Rosario


También en la salida del pueblo, pasado el catalán, exactamente junto al bar Herradura (con este dato podemos recordar de dónde viene el nombre de este restaurante) se herraban los caballos y los mulos.
Nosotros recordamos perfectamente esta herrería, porque estaba justo enfrente del campo de nuestros abuelos, "La Cerca", y muchas veces nos sentábamos cerca de la puerta para ver cómo el herrero ponía con una gran pericia y maestría las herraduras a las caballerías.
Finalmente María recuerda una tercera herrería en Ubrique, la de la posada de "Gilito", el "Maestro Herrador", enfrente del cine Capitol, donde más tarde estuvo el bar de "Gilito" (Ramón Gil).
En esta posada también se quedaban los arrieros, y María recuerda cómo éstos hacían que los mulos bajaran por una escalera de piedra hasta llegar a la cuadra, que estaba abajo.

Nuestra conversación con María ha proseguido, y hemos hablado de la dura vida de los arrieros. Nos ha contado que normalmente pasaban los malos días del invierno en las posadas del pueblo, y que como no estaban muy "bollantes", algunos de ellos dormían abajo, junto al "hato" (dicho "jato") de los mulos.
Para ganarse la vida, los arrieros hacían serones, empleitas, esteras, reorcillos, peterneras y todo tipo de objetos de palma, esparto y varetas de olivo. María los recuerda fabricándolos en la plaza y vendiéndolos a las familias que, normalmente, se los encargaban.




 Transportando mercancías  (1987)
Foto: Manuel Cabello Janeiro

Nosotros recordamos perfectamente los mulos, burros y caballos por las calles del pueblo, y a las mujeres recogiendo los excrementos ("cagajones" les decíamos) para utilizarlos como estiércol para las macetas. Recordamos la mula de Frasquito, los mulos y los burros de los panaderos y a la burra Margarita, la última burra que recordamos por la calle haciendo su trabajo. Margarita era la burra de la "Huerta de la Virgen", y traía pueblo los productos que Pepe (el tío de Serafín y Julia) cultivaba en la huerta y su mujer, Rosario, vendía en la plaza, siguiendo la tradición de la familia (su bisabuela Manuela también era hortelana).
Margarita tenía su cuadra en la calle Doctor Fleming, y estuvo trabajando muchísimos años, hasta finales de los ochenta... Quizás fuera ésta la última cuadra que estuviera en servicio dentro del pueblo.



.

martes, 19 de julio de 2011

Cómo hacer un pan casero y tradicional

 El pan casero aún dentro del horno


Por Esperanza Cabello

Ayer fue el cumpleaños de una amiga muy especial, y no tuvimos ocasión de llevarle un regalito, así que esta mañana nos hemos levantado dispuestos a preparar un bizcocho o una tarta de chocolate... Pero no, hemos pensado que le gustaría más poder comer un día pan del antiguo, del amasado a mano, como el que hacían nuestras abuelas y bisabuelas, siguiendo la receta  familiar y  con el mimo de las cosas preparadas en casa.





 Ingredientes para preparar el pan


Preparar el pan en casa es bastante fácil; los ingredientes son muy simples y el procedimiento no tiene grandes secretos. Necesitamos medio kilo de harina, un gran vaso de agua, (unos 300 cc) una cucharadita pequeña de sal, media de azúcar, un chorrito de aceite y un trocito de levadura fresca. Si queremos podemos añadir una cucharada de sésamo o de semillas de linaza.






Un buen amasado es esencial


Seguramente el secreto del pan está en el amasado. Nosotros ponemos primero el agua, después las gotitas de aceite, la sal, el azúcar, la harina y, finalmente, la levadura en una almofía. Empezamos a remover con una cuchara de palo y, cuando está más consistente, pasamos la masa al poyete para poder trabajarla. Tiene que quedar muy fina y compacta, realmente es de una textura suave y no debe quedarse pegada a los dedos.






La masa terminada


La masa fermentando

 

Quizás el segundo secreto sea dejarla reposar el tiempo suficiente. después de haber amasado durante al menos media hora, hay que dejar reposar la masa para que fermente durante unas dos horas. Hay que tener la precaución de taparla con un paño de algodón grueso para que no le de el aire ni la luz. Pasado ese tiempo veremos que la masa ha crecido hasta el doble.




 Cualquier horno (hasta un mini-horno) puede servir


 Una vez que la masa ha reposado convenientemente, le damos la forma que más nos convenga (nosotros hemos intentando que pareciera un pan antiguo, aunque no lo hemos conseguido demasiado), redondo, como barritas, aplastado... y la metemos en el horno medio durante una hora.
Hay que tener cuidado de que no se queme y estar controlando que no esté demasiado caliente para que se haga bien por dentro y crujiente por fuera.




 El pan recién terminado

 Una vez terminado, lo dejamos enfriar envuelto en un paño de algodón, nunca en una bolsa de plástico, porque se pone mojado, ni al aire libre, porque se aventa. Hoy, como era para un regalo, hemos tenido mucha suerte y nos ha salido un pan muy bonito. La verdad es que además está delicioso, sabe a pan del antiguo, aunque no lo hayamos hecho en un horno de leña, porque los ingredientes, como dijimos, son muy sencillos.

 ¡Todo el mundo à table!


Una última advertencia: si seguimos estas instrucciones el pan desaparecerá de la mesa casi antes de que empecemos a comer, porque, aunque hemos intentado hacerlo con poca sal y poca azúcar, para que no haga daño a nadie, es ideal para golosos y golosas, está tan bueno que nadie puede resistir la tentación y a los pocos minutos de haber empezado, sobre todo si aún está calentito, ya no nos queda pan y tendremos que comenzar de nuevo.


.