viernes, 22 de abril de 2011

Las máquinas de coser Singer en Ubrique

Cursos de máquina Singer, Ubrique 1924

Por Esperanza Cabello



Los cursos de máquina de coser que se organizaron en Ubrique, en la Ermita de San Pedro, en 1924 y en los que participó nuestra abuela Natalia  han sido objeto de un par de entradas en este blog con anterioridad, y, afortunadamente, las fotografías que se hicieron durante esos cursos, nos han servido para hacernos una idea de cómo era la ermita de San Pedro a principios de siglo. (Por cierto, que su restaurador, Ismael Rodríguez, dará una conferencia el próximo lunes, 25 de abril, en la misma Ermita sobre la "Metodología aplicada en el proceso de rehabilitación de la Ermita de San Pedro" a las ocho de la tarde.)



 Incluso las niñas aprendieron a coser a máquina



 Pero nuestro hermano Leandro ha ido un poco más allá en la búsqueda de un trocito de nuestra historia cotidiana, hablando con Bartolo Carrasco, un ubriqueño que tiene muy buena memoria y al que le gusta contar historias de nuestro pueblo y de su familia, coincidieron en el tema de las máquinas de coser.
Bartolo era sobrino de Catalina Orellana, una ubriqueña coetánea de nuestra abuela, que participó en aquellos cursos de costura y que consiguió comprar una de aquellas máquinas de coser.
Por lo visto la llegada de las máquinas a Ubrique fue toda una revolución, las mujeres encontraron la manera de ir comprándolas poco a poco.
Roque Piña era el que las vendía, y daba facilidades para su adquisición. Fueron muchas las ubriqueñas que compraron máquinas, y fueron utilizándolas tanto para sus costuras en casa (hay que tener en cuenta que en la época se confeccionaban absolutamente todas las ropas en las casas) como para ir definiendo su profesión de costureras, entonces se las llamaba "modista".
También la adquisición de las máquinas de coser domésticas abrió una nueva puerta al desarrollo de la marroquinería en Ubrique, porque fueron muchas las que dieron el paso y se dedicaron a la costura en las petaquerías (fábricas de artículos de piel), utilizando máquinas industriales.
Las primeras "costureras" (como profesión) en el padrón de Ubrique datan de 1920 según el estudio de María García Antuña.







 Pues Bartolo Carrasco conserva aún no sólo la máquina de su tía Catalina, sino la documentación que la acompañaba cuando la adquirió. El librito de instrucciones es de 1923, pero el contrato de la máquina es de 1924.
Y además está en perfecto estado, funcionando como el primer día, y conserva las piezas y los recambios originales... ¡Toda una joya!



 La máquina de coser de Catalina Orellana



 Realmente una preciosidad, reluciente como el primer día



 Aún está en perfecto estado de funcionamiento



 Conserva todas las piezas originales



La máquina de Catalina cose y borda perfectamente

Lista para hacer un precioso pespunte milimétrico

Gracias a personas como Catalina y Bartolo se conservan tesoros como esta máquina en las casas, tendremos que hacer todos un esfuerzo por seguir conservando las cosas que merecen la pena y darle su lugar a cada una de ellas. 

Por cierto, hace unos días hemos leído que una banda de canallas se está dedicando a timar a la gente de buena fe con el cuento de comprar máquinas de coser antiguas. Si alguien se pone en contacto con ustedes para comprarles su máquina de coser antigua, tengan mucho cuidado, que hay muchas posibilidades de que los quieran engañar.


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