miércoles, 7 de abril de 2010

El último ocurritano

Interior del Columbario
Foto: Leandro Cabello


Por Esperanza Cabello


Él llevaba mucho tiempo esperando para hacer esta foto, la había pensado varias veces, la había imaginado poco a poco, pensando cómo la haría, cuándo tendría la oportunidad de hacerla.
Algunas veces pensó que quizás no encontraría el sitio, que a lo mejor habían cambiado las cosas, que ya nada estaría igual que hace tantos años...
Otras veces se preocupaba porque a lo mejor no le darían la oportunidad de hacerla, pero no, ahora era diferente y no todo el mundo podía subir allí.

Por fín llegó el gran día, hoy podría subir a Ocurris y hacer, por fin, la fotografía. No sólo una, porque tendría la oportunidad de recordar miles y miles de momentos de su infancia y de su juventud, tendría la oportunidad de recorrer de nuevo esos lugares tan queridos y tan conocidos que el azote del tiempo y de los ¿intereses? habían puesto tan lejos del alcance de todos, sin embargo hoy haría esa fotografía.

Lo primero el Columbario, monumento que ha tenido varios nombres a lo largo de la historia: Baños, Mezquita, Columbario, Mausoleo...

Todo seguía tal y como él lo recordaba ¡Menos mal!


El yacimiento de Ocurris
Foto: Leandro Cabello


Otros lugares estaban también como las útimas veces, hace tantos años, y recordó la emoción de los descubrimientos, los mosaicos (que sabrá Dios dónde están) los enterramientos, el templo, las termas, la ilusión de encontrar cosas nuevas.

En otros lugares había novedades, novedades que no le gustaron mucho, pero que había que comprender y aceptar, y volvió a ver el pozo, y la "pilita de la reina", y los escalones mágicos, esos que no llegan a ninguna parte, y una "cueva con pinturas rupestres" que en nuestra imaginación de niños veíamos entre las rocas, y el lugar por el que pudo saltar la pobre mora.

Pero lo que más le llamó la atención fue la belleza del paisaje, ese verde, esos olivos, esas montañas, esa quietud, esa Sierra, esa bendita tranquilidad.

Entonces decidió que había llegado el momento de hacer su foto, buscó el lugar, que estaba muy escondido, intentó encontrar el punto exacto ... y la hizo:



Salto de la Mora, abril 2010
Foto: Leandro Cabello

La foto del lugar en el que se habían conocido sus padres, sesenta años antes. La foto para la que había tenido que esperar a que no hubiera candados en las puertas de acceso al yacimiento de Ocurris.
Y creemos que lo ha conseguido: el mismo lugar, las mismas piedras, el mismo árbol seco, el mismo mes de abril, pero sesenta años después, con Ubrique al fondo como único testigo del paso del tiempo.


Manuel Cabello y Esperanza Izquierdo
Salto de la Mora, abril 1951


Feliz por haber consegido su objetivo y disfrutado de un paseo magnífico por el Salto de la Mora, emprendió el descenso, pensando en lo bien que se le había dado la mañana y en lo estupendas que eran los paseos a la Sierra, daba igual el año que fuera.
























Lo que no sabía era que le quedaba un sobresalto esa mañana:
Al llegar abajo, le comunicaron que se cerraba de nuevo "sine die" el acceso a las instalaciones; ninguna otra persona, después de él, podría subir y disfrutar del paisaje, del yacimiento, de los recuerdos.

"El último Ocurritano", ése era él. Atrás quedaban la alegría de la foto, los recuerdos y el paisaje, mientras todo era invadido lentamente por una gran sensación de vacío y de impotencia...





(Nota: en diciembre ya publicamos la fotografía de 1951 junto a una tomada por Alejandro Pérez Ordóñez, que pueden ver pinchando en este enlace.)


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3 comentarios:

Javier Janeiro dijo...

Emociona ver como ha cambiado tu pueblo a lo largo de casi 60, ya que nací en Abril de ese mismo año, la verdad cuando volví a verlo el año pasado, lo ví bastante diferente, pero que le vamos hacer, un saludo,

Candela dijo...

Preciosa manera de relatarlo, Esperanza. Y que bien que tuviera la oportunidad unica de poder haber estado alli y realizar esa foto!!!

Esperanza dijo...

La verdad es que venía muy contento de haber subido, y muy contrariado a la vez porque han vuelto a cerrar el yacimiento.