lunes, 1 de marzo de 2021

Las coplas de columpio, por Miguel Ángel Peña Díaz. Gamones V

 

Coplas de columpio de la tradición oral de Ubrique

Por Miguel Ángel Peña Díaz

El jardín de la voz. Universidad de Alcalá, 2000
 

 

Por Esperanza Cabello

 

Continuamos con esta "Serie de Gamones", en la que intentamos recopilar todas las publicaciones en las que se ha tratado la fiesta de los gamones de Ubrique a lo largo de la historia.

Ya hace muchos años  (en 2014) que nos hicimos eco de esta magnífica publicación de Miguel Ángel Peña Díaz (en este enlace), profesor de lengua y literatura que estuvo destinado en el IES Francisco Fatou, volvemos a seleccionar la introducción y algunas de las coplas de las más de 230 que recogió de varios informantes y con la colaboración de algunas de sus alumnas.

 


Pinchando en este enlace podemos leer y descargar el texto completo, con sus 250 coplas de columpio.


Del grave peligro de extinción, del momento de crisis que atraviesa la lírica de tradición oral moderna en particular y la literatura de la tradición oral en general, se habla en cada una de las muestras de textos tradicionales de las distintas manifestaciones    del    acervo    cultural    del    pueblo.  

  Ya quisiéramos todos que la perpetua agonía del romancero y de toda la literatura tradicional por extensión de la que hablaba Paul Benichou se convirtiera solo en un tópico. Pero lo cierto es que se nos van los informantes que en la actualidad sostienen la valiosa memoria colectiva que atesora la   tradición, desaparecen   las   circunstancias   sociales   y culturales que la mantenían viva al cambiar nuestras formas de vida y, lo que de una manera espontánea y como parte de los ciclos de la vida del hombre renacía en el lugar y en el momento oportuno, se nos va y desaparece también. Apenas hay protección para que este patrimonio no sufra el deterioro y el peligro inminente de extinción del que se habla.  

 


 En el caso que nos ocupa, concretamente en Ubrique (Cádiz), a finales de abril de 2000 pude oír en la puerta de un comercio del pueblo a través de un aparato de radio las voces de unas señoras que entonaban algo que sonaba a tradicional. Comprobé que se trataba de la emisora local de Ubrique, y descubrí que, efectivamente, esas señoras cantaban coplas tradicionales de columpio en tanto que participantes   en   un   concurso   en   el   que   todas   fueron premiadas por su colaboración. Me dirigí al edificio en el que se ubica dicha emisora para solicitar a las cantoras la realización de una encuesta en la que poder recolectar estas coplas. 

 

 

Al   día   siguiente   comenté, al   modo   del   viajero romántico, lo que para mí fue un hallazgo a los alumnos del IES “Francisco Fatou” de Ubrique, haciendo hincapié en el valor del patrimonio cultural del pueblo, y les planteé a ellos la colaboración para la recolección de las coplas que quizás sus propios familiares atesoraran en sus memorias. Eran los días en torno al Día de la Cruz, “día de las candelas” o “día de los gamones”, esto es, al tres de mayo. Situándonos en la perspectiva de nuestras informantes, en su mayoría señoras de entre 50 y 80 años, en este día tres de mayo en Ubrique se instalaba antiguamente una Cruz en el Toledo y otra en el San Juan, y junto a éstas un columpio en el que las mocitas se columpiaban cantando y riéndose, mientras los mozos las rondaban.  En este día los zagales también amontonaban las leñas con las que por la noche hacían las candelas para calentar los extremos de las varas silvestres llamadas gamones y hacerlos crujir dando un golpe contra el suelo y gritando a la vez “a la salud de...”.  

 

 

 Es un momento festivo, aún vivo en la actualidad, en el que, mediante   la   reproducción   anual   de   rituales   que funcionan como marcadores de etnicidad, se renueva y se reafirma de manera simbólica la pertenencia al pueblo en el que se celebra la fiesta, la propia identidad. Así,   el   rito   de   la   recogida   de   gamones   y   el amontonamiento  de  leñas  para  las  candelas  con  las  que  se construirán  de  forma  artesanal  luces  y  ruidos  festeros  en  la oscuridad  y  en  el  silencio  de  la  noche;  la  instalación  de  la Cruz  para  celebrar  su  día  oficialmente  con  un  significado básicamente común al de su celebración en otros puntos de la geografía; la colocación del columpio, componente lúdico que  motivará  para  su  acompañamiento  la  recreación  de  las coplas, objeto de recuperación en este trabajo, y juego en el que  podríamos  rastrear  la  función  de  iniciación  en  los adolescentes que tiene lugar en situaciones de fiesta: aquí los jóvenes  pueden  encontrar  la  ocasión  idónea  para  entablar relaciones con el sexo opuesto. 

 

Son  los  significantes  de  una  realidad  simbólica,  los elementos  sensoriales  del  lenguaje  festivo  que  el  pueblo  de Ubrique  ha  seleccionado  para  celebrar  su  fiesta:  fuegos, crujidos  de  gamones,  olores,  canciones,  cruces  esculturales, flores, etc.; elementos que no son específicos de la fiesta de Ubrique excepto el ruido que de forma artesanal se produce con  el  gamón,  pero  que,  combinados  concretamente  así, hacen  referencia  a  la  estética  específica  de  esta  fiesta  en  el pueblo de Ubrique. 

El “día de los paseos”, “día de las ánimas” o “de los difuntos”, esto es, el dos de noviembre, se echaba el día en el campo.  Se iba al Salto de la Mora, a las Cumbres, se subía por la Calzada hasta Santa Lucía, o a la Venta Martín. Era un día de campo en el que también se hacían columpios. En estas circunstancias se cantaban las coplas líricas tradicionales que aquí hemos llamado “coplas de columpio” y que, la encuesta realizada durante los meses de abril, mayo y   junio   de   2000   dio   como   resultado   las   que   aquí transcribimos  y  reunimos,  gracias  siempre  a  la  memoria colectiva  de  Ubrique  que,  con  nombres  y  apellidos,  paso  a reproducir:

 

 

 Pepa  Román  Cordón,  María  Román  Cordón,  Manuela Cides  Cordón,  María  Benítez,  Margarita  Gutiérrez,  Ana Pulido, Pepa Rincón, Pilar Domínguez, Ana Hinojo, Nieves Romero, Francisca Pulido, María  Rodríguez, Josefa Castillo, Remedios  Romero,  Ana  Pérez  Bohórquez,  Rosario  Benítez Olmedo,  Rosa  González,  Ana  López  López,  Manuel  Valle, Pablo  Palmero  Márquez  (Chipili),  Carmen  Garcés  León, María,  Paca,  Mercedes,  María  y  Paca,  Rosario  Flores  Pérez, Rosa   González,   María   Mancilla,   Juana   Pérez,   Trinidad, Trinidad   y   Damiana,   Ana,   Anichi,   Ana,   Estrella   Maza Martín, Ana Sánchez Rodríguez, Ana María, Gabriela Flores, María   Sánchez   Ríos,   María   Nieves   Romero,   Ezequiela Almeida Castaño, Irene Sánchez Ríos y Carmen Villalba.

 Gracias también al grupo de alumnas que con tanto entusiasmo siguieron las directrices que les marqué para realizar conmigo la labor de recolección de estas coplas y que, con nombres y apellidos, paso a reproducir: 

Carmen Cabezas Carrasco, María del Carmen Márquez Mateos, Lidia García Morilla, Carmen Esther García Pérez, Belén   Jaén   Rodríguez, M.   José   González   Benítez, M. Carmen López Mariscal, Isabel M.  Bohórquez Mancilla, Verónica Ruiz Ramos, Inmaculada Román Hidalgo, Ana M. López Atienza, Celia García Morales, Raquel García Dueñas, Victoria   Macías   García, Cristina   Gil   Sánchez, Jéssica González Campón, Belén González Fernández y Leticia Pérez Ortega.

 


No conocemos personalmente a este profesor, aunque hemos intentado ponernos en contacto con él para agradecerle, en nombre de todos los ubriqueños, el gran trabajo que realizó y el gran tesoro que dejó impreso para conservar nuestra memoria colectiva.



 

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