La banda de música ubriqueña amenizando el festival
Por Esperanza Cabello
No es que seamos precisamente nosotros nada aficionados al mundo taurino. Entendemos que es algo de tiempos pasados, en vías de extinción, y que, de ninguna manera, debería seguir promocionándose. Respetamos a todos nuestros abuelos y bisabuelos, para los que este mundo significó mucho, en algunos casos.
Ya hemos hablado muchas veces en estas páginas de nuestros pensamientos y en alguna que otra ocasión hemos tenido que soportar las consecuencias. Pero hoy no se trata de promocionar nada, sino de compartir un trocito de historia de Ubrique de hace casi sesenta años, cuando algunos grandes acontecimientos tenían lugar en aquella plaza de toros cuya construcción había costeado nuestro bisabuelo Manuel Janeiro a principios de siglo y que fue salvajemente demolida casi cien años más tarde.
Nuestro amigo Luis hizo estas fotos durante un espectáculo en 1968, y nos ha parecido curioso contemplar, como si fuera un estudio antropológico, los detalles de las fotografías: el público, la plaza "abarrotá", como decían unos cómicos, las medidas de protección y seguridad brillando por su ausencia, la gente en el ruedo, hasta con un bebé nos parece ver, con sillas en la arena, seguramente para que la flamante banda de música deleitara a los asistentes antes de comenzar.
Y, lo que nos parece más curioso, el aspecto de nuestra sierra absolutamente desprovista de vegetación y la escasez de casitas desperdigadas por las zonas del Sacrificio, del Algarrobal y del Caldereto.
Hemos intentado agrandar todo lo posible las imágenes, a ver si conseguíamos reconocer a alguno de los asistentes, pero, lamentablemente, no tienen calidad para eso.
No obstante, sigue siendo un magnífico documento antropológico de cuando la vida era tan diferente de como la conocemos ahora, afortunadamente hemos ido avanzando y evolucionando, aunque, por desgracias, también hemos perdido muchas de las cosas buenas de las que disfrutábamos entonces en los pueblos de la sierra y que quedan para el recuerdo colectivo,
Gracias, Luis, por este trocito de historia ubriqueña.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario