Un rinconcito del campito familiar "La Cerca"
Por Esperanza Cabello
Hoy es el día de las madres, de todas las madres, y además domingo. Eso para nosotros trae una avalancha de recuerdos y de alegrías, de buenos momentos, de tiempo en familia y de felicidad.
Nuestra madre era, y sigue siendo, a pesar de no estar ya con nosotros, nuestro motor, nuestro pegamento y nuestra fuerza; el apoyo de nuestra familia y el modelo a seguir.
Creo que todos decimos lo mismo de nuestras madres, pero, en nuestro caso, eso es absolutamente indiscutible. La seguimos echando de menos cada día, en las más pequeñas tareas, en las mayores responsabilidades, ahí está.
Cada primer domingo de mayo, día de la madre, buscábamos flores para mamá, ella era alérgica a las margaritas y, sin embargo, nunca nos decía nada cuando le hacíamos un bonito ramo de margaritas del campo, las ponía en casa en un florero y estornudaba durante días, hasta que se marchitaban.
A veces los mayores subían a la sierra y le traían rosas albarderas, hasta que descubrimos que sus favoritas eran las rosas de pitiminí, y a partir de entonces intentábamos regalarle rosalitos en los días más señalados.
Hoy, en el campo, hemos visto montones de flores, casi todas silvestres, y hemos pensado que este sería un perfecto regalo para mamá, para todas las mamás.
¡Feliz día!
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