lunes, 13 de diciembre de 2010

Tejeringos de Ubrique. Una receta "muy actual"

Receta de los Tejeringos de Ubrique
Isabel Janeiro Rubiales
Finales del siglo XIX



Por Esperanza Cabello  

Hace unos meses hablábamos de uno de los dulces más típicos de nuestro pueblo: los Gañotes de Ubrique, y traíamos a nuestro blog una receta de finales del siglo XIX, escrita por nuestra tía bisabuela Isabel Janeiro, hija de Isabel Rubiales,  la primera mujer de Manuel Janeiro Córdoba.

Hoy tenemos la ocasión de hablar de otro producto típico ubriqueños: los tejeringos, pues ese es el nombre que hemos dado desde siempre a los también conocidos como churros. 
La palabra tejeringo (genuinamente andaluza) hace referencia al utensilio que se utiliza para echar la masa en el perol, que es una especie de jeringa.
Y en Ubrique se comían tejeringos, sobre todo para el desayuno, y se hacían tanto en las casas como en el mercado.

Dolores la de los tejeringos, 1931

Era habitual que los parroquianos acudieran al mercado de la Verdura  en Ubrique muy tempranito, compraran los tejeringos y se los comieran con un cafelito del café de Manuel Janeiro o se los llevaran a su casa.
En esta fotografía de la Plaza de la Verdura podemos ver a Dolores la de los tejeringos, con su lebrillo para la masa, su perol  y todo lo necesario para hacerlos. Esta fotografía es de 1931, Dolores está a la puerta del Café de Janeiro, y en el balcón de arriba están nuestros abuelos Julia y Paco, ella estaba ya embarazada de nuestro padre. 
La familia de Dolores ha seguido haciendo churros en Ubrique durante muchos años, y todos hemos tenido la ocasión de probarlos.
La foto tiene una gran historia, setenta años más tarde la escena fue recreada por el artista ubriqueño José Antonio Martel, y seguimos viendo a Dolores con sus tejeringos.



Dolores la de los tejeringos
Extracto del cuadro de José Antonio Martel


  Y posteriormente la imagen, y los tejeringos,  fueron llevados a los azulejos del nuevo Mercado de Abastos de Ubrique:

Dolores lade los tejeringos
Azulejos del nuevo Mercado de Abastos

La receta de nuestra tía bisabuela Isabel Janeiro Rubiales no está muy clara, de hecho solo hemos podido descifrar apenas el procedimiento para guardar los tejeringos enmelados: 

"Los tejeringos se hacen, pídanlos, se enmelan y es un postre bueno"

Seguramente nuestra antepasada compraba los tejeringos en la puerta del café familiar, que ya había sido fundado por sus abuelos. 
Sabemos que Isabel no había coincidido con Dolores, la churrera de las imágenes anteriores, pero hoy hemos podido conocer a una generación anterior de "churreros", de los años veinte, en una estupenda entrada del blog Los Callejones. Es posible que Isabel  concidiera con esta familia y  fuera a comprarles los tejeringos para el desayuno o para enmelarlos.


Escena de los churreros

"En el centro (ligeramente a la derecha) podemos ver a una señora removiendo los churros en una sartén de la que se desprende el vapor del aceite. A su lado, sobre una mesa, se adivina el mismo tipo de recipiente de lata que los churreros usan hoy día para depositar las pinzas y escurrir la fritura. A la derecha de la mujer se halla quien probablemente es su marido, el cual, vestido con bata blanca, prepara la masa en un lebrillo. Al pie de ambos personajes encontramos dos cántaros de hojalata del mismo tipo". (Pinchar aquí para leer todo el artículo).

Como nos siguen quedando algunas dudas de  cómo se hacían aquellos tejeringos de hace cien años, la receta que vamos a utilizar es la de nuestro padre. Él la había aprendido de su madre, y era un gran aficionado a hacer tejeringos para el desayuno de los domingos o para las meriendas, cuando veníamos a visitarlos con los nietos (entonces ya los llamábamos churros). 
Nosotros aprendimos también a hacerlos, y es la cosa más fácil del mundo si tienes una churrera:
Para unos diez tejeringos se miden dos tazas de harina, que se ponen en una almofía (así  se llamaban las ensaladeras en nuestro pueblo)  con un poquito de sal y una cucharadita de levadura (Royal vale); se pone a hervir la misma cantidad de agua, cuando está hirviendo se añade el agua a la harina y se mezcla bien. se mete la masa en la churrera y se van echando los churros en un perol con aceite muy caliente. 
Como curiosidad moderna nuestro padre utilizaba dos palitos de comida china para volver los tejeringos y para sacarlos del perol.
El caso es que la palabra tejeringo está casi desaparecida, aunque era una seña de identidad andaluza en general y ubriqueña en particular. 
Nosotros hemos encontrado una página muy interesante: "Apadrina una palabra en vías de extinción", y hemos decidido que hay que renovar la palabra tejeringo.



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Nota del 14 de diciembre: hablando con Esperanza Izquierdo y con Isabel Álvarez nos han contado que en los años veinte y en los años treinta había muchos puestos de tejeringos en nuestro pueblo: en la esquina del San Juan se ponía Petra; en la Trinidad otro puesto, el de la mujer de Ramón; en la calle del Agua, cerca de la Pilita, había otro; en la esquina de la calle Cañito con la calle Nueva, otro; finalmente en la Plaza de la Verdura uno más, el de Dolores. Todos los puestos estaban atendidos por mujeres, que montaban su hornilla de carbón o de leña, su mesa con el lebrillo y hacían tejeringos ¡Todas las mañanas del año!
Nos gustaría hacer de esta entrada un homenaje a todas las mujeres que han hecho que nuestra vida fuera un poco más agradable y nutritiva preparando unos buenísimos tejeringos para todos desde hace casi cien años.


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9 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonita palabra, sí señora, que la Real Academia recoge afirmando que procede de "te" y "jeringar" (por el instrumento en forma de jeringa con el que se hacen). Yo pensé que era exclusivamente andaluza... hasta que me llevé la sorpresa de oírla en Madrid, probablemente traída por emigrantes, aunque ya está casi desaparecida. ¡Muy buena entrada! ¡Muy comestible!

Esperanza Cabello Izquierdo dijo...

Muchas gracias, es una pena ver cómo hemos ido perdiendo nuestra identidad de muchas formas, pero lo peor es que ya todos hablamos de la misma forma...

Marta Canto dijo...

jajaja me encanta la palabra tejeringo! :) el primer recuerdo que tengo de esa palabra es de muy pequeña entrar en la cocina de mi abuela Ana y que me dijera: come unos tejeringos! y yo la miraba extrañada jajajaja

Esperanza Cabello Izquierdo dijo...

Era muy habitual que los abuelos y las abuelas prepararn tortas de masa o tejeringos. Y para las abuelas es más fácil seguir con sus palabras de toda la vida que para nosotros.
Tu abuela Ana es una abuela fantástica!!!

Javier Janeiro dijo...

Hace unos días unos amigos nuestros nos invitaron a tomar churros con chocolate, cuando los ví les dije:
estos son tejeringos de de mi pueblo, y me dio mucha alegría, recordar algo que tenia olvidado, siempre los comía cuando teníamos que hacer un viaje en los Amarillos, que tiempos. Una bonita entrada de blog, un abrazo,

Esperanza dijo...

Es verdad que una simple palabra nos puede hacer recordar muchas cosas.
Gracias, Javier, a ver si nos reunimos y hacemos unos tejeringos o unas tortas, el caso es reunirse.

Leandro dijo...

Y el papel de estraza pringado de aceite para llevar los tejeringos.

Juli dijo...

Hay que ver las ganas de merendar que me han entrado...que riquisimos están los tejeringos y las tortas de masa!!mmmmmmmmmmmmmmmmmmmm

Mari Carmen dijo...

Me ha dado mucha alegría encontrar este blog. Soy sevillana, pero gaditana de adopción. Mi familia, muy vinculada a la preciosa Tacita de Plata. En mi blog, estre otras "etiquetas", tengo registradas el Habla Andaluza, de los diversos lugares, ("Andalucía", "Temas Sevillanos" "Recuerdos"), etc, y me voy a dedicar ahora en palabras en vías de extinción.
Yo en Cádiz conocí los tejeringos de "La Guapa", puesto al ladito de la "plasa" (mercado de abastos)...

Ya tienes otra nueva seguidora.

Saludos.

Mari Carmen