Julia Cabello pintada por María García Medina
Por María José Cabezas Cabello
Hoy
19 de julio de 2018 mi madre, Julia Cabello Janeiro, habría cumplido 90
años. ¡Podría estar todavía entre nosotros! Y sin embargo hace poco más
de 16 años que se marchó de esta tierra para vivir en el recuerdo de
las personas que la amaron.
Dijo
García Lorca que “No hay nada más vivo que un recuerdo”. Por esta razón
quiero dedicar estas palabras a una mujer inteligente y buena, mi
madre, que nació tal día como hoy en Ubrique, en 1928.
Con
el paso de los años he aprendido que es mejor quedarse con lo bueno que
nos ofrece la vida para así estar suficientemente llenos de energía
positiva para poder compensar los malos momentos. Por esto tengo en la
memoria los rasgos más positivos de ella.
En
primer lugar destaco su inteligencia y memoria: Era capaz de recordar
con absoluto detalle todo lo que le contaron sus mayores o lo que ella
vivió desde su más tierna infancia. Cuando su padre a los 12 años
decidió sacarla del Colegio de las Esclavas de Ronda, las monjas le
dijeron que, si era por razones económicas ya buscarían ellas la manera
de que la niña no dejara sus estudios…Sin embargo en la España de los
años 40, su padre pensó que era mejor que estuviera en casa….Aunque su
madre posteriormente lo lamentó, como ella misma me contaba que decía la
abuela Julia: “¡¡Qué pena que mi Julita no haya estudiado” .
Recuerdo
que cuando yo siendo niña comencé a estudiar francés, ella casi 40 años
después de que lo hubiera aprendido en Ronda, me recitaba el Padre
Nuestro en francés como si se lo hubieran enseñado hacía unos días…
Además
de su inteligencia, ella destacaba por su belleza: era altísima,
delgada, de tez rosada, pelo castaño y ojos verdes tan hermosos que la
llegaron a comparar con Katharine Hepburn en sus mejores tiempos.
Pero
todos sabemos que la belleza física no tiene mucho valor si no se
acompaña también de la belleza interior y ella tenía un corazón tan
grande que siempre estaba atenta y preocupada por los demás.
Hoy
habríamos celebrado una gran fiesta porque ella era de naturaleza
alegre y pensaba que cualquier situación era buena para reunir a la
familia. Por eso, aunque ella no esté hoy físicamente con nosotros,
hemos de celebrar la vida en su recuerdo. Valorar todo lo positivo que
tenemos y sobre todo, disfrutar de todo lo bueno que nos da la vida.
MARÍA JOSÉ CABEZAS CABELLO
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