sábado, 27 de febrero de 2010

Bartolomé Romero García. Nuestro tío Bartolo

Bartolomé Romero
Sobre 1940
 
 
 
Por Esperanza Cabello
 
 
Nuestro tío Bartolo era una de esas personas entrañables y queridas a las que no olvidas nunca. Siempre guardará un lugar especial en nuestros recuerdos de niñez y juventud, por su calma, por su amabilidad, por estar siempre disponible. En todas las familias hay afectos más duraderos y más fuertes que otros, y para nosotros la familia Romero Janeiro ha sido siempre de las más cercanas, por encima de los años, de las distancias y de todo. Bartolomé Romero García había nacido en Ubrique el uno de diciembre de 1925, sus padres eran Juan Romero y María García, dos personas muy conocidas y queridas en el pueblo. Juan se dedicaba al campo, y tenía mulos con los que transportaba mercancías, precisamente con nuestro bisabuelo Francisco Izquierdo. Llevaban suelas, cereales y mercancías a Sevilla, a Jerez y a Ronda, trayendo otros productos a Ubrique. María era una buena persona, madre de una familia muy numerosa: Juan, Remedios, Bartolo, Maruja, Encarna y Pilar. Todos vivían en la calle San Sebastián. 
 
 
 
 
Bartolomé Romero. Años 30 
 
 
 
Bartolo hizo sus estudios en los Salesianos de Ronda, terminó su bachiller y volvió a Ubrique para encargarse de los negocios con su padre. Bartolo se dedicó al campo, pero era una persona con muchas inquietudes. Le encantaba la pintura, y tuvo la suerte de poder aprender con el pintor impresionista Sevillano Rodríguez Cabas, durante su estancia en Ubrique en los años 50. Poco después de volver de Ronda conocería a la fue la mujer de su vida, su esposa y madre de sus hijos, María de los Ángeles Janeiro Carrasco. 
 
 
 
Mª Ángeles Janeiro Años 30
 
 
 
Mª de los Ángeles era hija de nuestro tío abuelo, Rogelio Janeiro y de Juana María Carrasco. Era maestra, una de las primeras maestras de Ubrique, que por aquel entonces desempeñaba su labor en la ermita de San Pedro. 
 
 
Boda de Mª Ángeles y Bartolo
Celebración en el Convento
 
 
 
Bartolo y Mª Ángeles se casaron el 15 de octubre de 1956, en la boda fueron padrinos el hermano de Mª Ángeles, Manuel, y una de las hermanas de Bartolo. Se fueron a vivir a su casa de los Callejones, una casa que Juana María, la madre de Mª Ángeles, había hecho en el año 1946, y que se ha convertido en una de las casas más representativas y emblemáticas del pueblo. 
 
 
 
Boda de Mª Ángeles y Bartolo Ceremonia en la Parroquia 
 
 
 
Al casarse, Mª Ángeles dejó su trabajo como maestra y se dedicó plenamente al cuidado de sus hijos, Juan, Mª del Carmen, Rogelio, Lourdes, Fernando, Jesús, Mª Ángeles y Mercedes. Bartolo se siguió dedicando al campo para mantener a su familia aunque, como hemos mencionado anteriormente, nunca dejó sus inquietudes. Al comenzar los primeros tiempos del recién creado Colegio Libre Adoptado de Ubrique, al final de los sesenta, en el que los jóvenes ubriqueños podíamos hacer estudios de bachillerato, Bartolo se dedicó a la docencia, como profesor de dibujo. 
 
 
 
Águila dibujada por Bartolo muchos años más tarde
 en el año 2000
 
 
 
Durante esta época como profesor de dibujo pudo trasmitir los conocimientos que había adquirido con Rodríguez Cabas y sus propias técnicas. Cualquiera podría pensar que una casa con tantos hijos era una locura. Nosotros recordamos aquella familia con asombro y alegría. Siempre había movimiento, pero todo estaba bien organizado y controlado. Todos los miembros de la familia colaboraban, aunque, por supuesto, la mayor carga estaba en nuestros tíos. Mª Ángeles se había reincorporado al trabajo como maestra después de tener a su séptima hija, en el año 1969, y había empezado las clases en la escuela del Convento. Siempre la veíamos en la cocina o cosiendo. Recordamos una máquina tricotosa que compraron para hacer prendas de lana para una familia tan numerosa. Bartolo, por su parte, era un manitas. Siempre tenía algo que reparar, algún mueble que hacer o una cuchara que tallar. Era capaz de hacer mil y una cosas diferentes y, en una casa tan grande, no paraba. Tenía tiempo, no obstante, para su gran pasión: los toros. Y si sus obligaciones se lo permitían, asistía a las corridas que se hacían en la Plaza de Toros de Ubrique. 
 
 
 
Plaza de Toros de Ubrique 1959
 
 
 
En esta fotografía de 1959 podemos verlo con su cuñado, Manuel Janeiro, y su hijo Juan en brazos, delante de sus tíos Ángel y Lola. A la izquierdo de la imagen, en la tercera fila empezando por abajo, con el pelo blanco, podemos ver a su padre, Juan Romero. Recordamos con mucho cariño las reuniones de los Janeiro a principios de los noventa, en las que Bartolo y Mª Ángeles actuaban como anfitriones y en las que no faltaban nunca una buena paella y mucha alegría. Nuestro padre siempre pensó que erna personas muy especiales, sentía un gran cariño por su prima y una gran admiración por Bartolo. Nuestro tío Bartolo enfermó en 1999, fue una época muy dura para todos porque se temía seriamente por él. De esta enfermedad le quedaron unas teribles secuelas que, no obstante, no impidieron que Bartolo siguiera siendo la persona afable, cariñosa y atenta que había sido siempre. Perdió el uso de la palabra y su movilidad se vio muy reducida. Pero él continuó trabajando como había hecho durante todo su vida.
Todos podemos recordarlo andando pasito a pasito para volver a andar y, lo más increíble, aunque no consiguió volver a hablar ni a escribir, y había perdido la destreza de sus manos, desde el primer momento fue capaz de hacer unos dibujos prodigiosos. Su familia guarda cientos de estos dibujos hechos con primor, con tesón y con una maestría increíbles. Añadir imagen Este caballo fue uno de sus primeros dibujos, nos dejó pasmados a todos con esta silueta, pero siguió dibujando día a día: animales, retratos, bodegones, paisajes, marinas...
Retrato, octubre 2000
Jinete, octubre 2000
 
 
 
Su muerte, en 2009, fue terriblemente sentida por todos. Bartolo se había convertido en un entrañable abuelo para sus catorce nietos y seguía siendo, por encima de todo, una buena persona a la que todos queríamos.
 
 
Ubrique, 28 de febrero de 2010
 
 
 
  .

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Comparto la opinión sobre la familia de Bartolo y Mª de los Angeles. Siempre han sido entrañables, respetuosos, Buena Gente y buenos vecinos.

Javier Janeiro dijo...

Por supuesto entrañable Bartolo y mi prima María de los Angeles, así como todos sus hijos, un abrazo,

Ana María dijo...

Un saludo para toda la familia.