domingo, 21 de noviembre de 2010

Preparando un guiso en la "Viña del Moniato"

Francisco Pérez Rivera (a la izquierda)
En la Viña del "Moniato". Ubrique


Por Esperanza Cabello

Nuestra prima María Teresa nos ha traído esta entrañable fotografía de la Viña del "Moniato". En ella está su padre, Francisco Pérez Rivera, con un vasito de café, y un montón de amigos, seguramente recogiendo ya la uva, pues esa viña tenía un lagar y en ella se pisaba y se hacía el mosto como en tantas de los alrededores de Ubrique.
Esa foto es de los años sesenta, cuando la viña tuvo más importancia en el pueblo. La llevaban un puñado de amigos, entre ellos "Rivera" (como cariñosamente conocíamos a nuestro tío). Nos encanta la cafetera de pucherete, el molinillo, las camisetas interiores  (caladitas y de tirantes, como estaba mandado en la época) que llevan todos y lo bien que se estaba en la viña.
Nosotros recordamos con especial cariño los días que íbamos a la viña, estaba justo enfrente de la actual entrada de Ocurris, y al lado del camino había un antiguo pozo artesiano como los de Villaluenga, en el que siempre había un cucharro de corcho para beber y una panera para lavar. Seguramente era el mejor pozo de la zona, y a su alrededor jugábamos los niños a mil y una historias.
Los días en que íbamos a la viña eran especiales. Por la mañana nuestra madre preparaba la comida en un canasto, y nos íbamos andando por la "calzá". Teresa y las niñas también venían, y muchos días nos juntábamos un montón de familias.
Los mayores hacían una candela y los niños íbamos a buscar leña, algunos ponían un empeño especial, porque las candelas eran lo mejor de los domingos.
Más tarde preparaban un arroz o unas migas, siempre con el vasito de mosto, y unas aceitunas "partías" y comíamos todos juntos. Curiosamente no recuerdo nunca haber comido boniatos.

Por la tarde era la hora del café. Todo un rito: alguien molía en el molinillo los granos de café (como el niño de la foto) y se ponía la cafetera en la candela con el agua para hacer el café de pucherete. Se esperaba a que estuviera el agua hirviendo, se retiraba del fuego, se le echaba el café, se espreaba a que recomenzara a hervir justo un segundo y se dejaba reposar. Al servirlo se colaba con la manga, y utilizábamos unos vasitos de "duralex".
A los niños también nos daban café, si no había leche con un trozo de queso fresco, y también una magdalena o  un gañote, o  carne de membrillo...
A atardecer volvíamos por la "calzá" a Ubrique, oliendo a candela y casi siempre llenos de barro, con um membrillo en la mano y algunos "candilitos" para hacer collares o jugar a las casitas.
Realmente merecían la pena los domingos en el campo...

La viña del "Moniato" sigue estando allí, pero ahora pertenece a otra familia, y también  sigue estando el antiguo pozo, testigo de tan buenos momentos, aunque ya no hay cucharro de barro ni panera. menos mal que siguen quedando los recuerdos y las fotografías...
¡Gracias, María Teresa!


(Nota del 3 de diciembre: nuestro amigo José Luis, del blog "Cuaderno de campo Payoyo", nos ha enviado un enlace con información sobre el pozo de Santa Lucía , y es una lástima que está un poco dejado, el pobre pozo. Sería fantástico que esa entrada sirviera como toque de atención para que se adecente un poco su entorno y se ponga en valor esa joya quizás árabe. ¡Gracias, José Luis!)




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2 comentarios:

Selu dijo...

Encantador el relato, casi he podido oler el aroma del café molido leyendo vuestras tardes en la Viña del Moniato. El pozo al que se referís creo que es el Pozo de Santa Lucía, al que dediqué una entrada en mi blog, aquí os dejo el enlace: http://cuadernodecampopayoyo.blogspot.com/2010/02/el-pozo-de-santa-lucia-ubrique.html

Esperanza Cabello Izquierdo dijo...

Pues sí que es ese pozo. Vamos a poner un enlace, y a ver si conseguimos llamar la atención de alguien que cuide un poco más su entorno.
Gracias y saludos.