viernes, 10 de febrero de 2012

Funeral por Antonio Sanz Zamorano

Panteón de la familia Sanz Zamorano


Por Esperanza Cabello

Ya hace casi un mes que murió nuestro padrino, Antonio Sanz Zamorano, dejando un vacío increíblemente grande en todos los que lo queríamos.
Mañana sábado, a las ocho y media de la tarde, tendrá lugar una misa funeral en la Iglesia de San Juan Bautista de los Descalzos, en Jerez.




En todo este tiempo no han parado de llegar a su mujer y a sus hijos muestras de afecto, admiración y cariño, pues todo el que lo conocía lo apreciaba. Un hombre admirable en todos los aspectos de su vida.
Hay un testimonio, el de nuestro tío Prudencio, que nos ha parecido muy especial.


 Estas muertes de personas que aún conservan `plenitud de facultades’ siempre me han sublevado.-Pero los designios de Dios son inescrutables. De todas formas aun admitiendo que  estaba en condiciones de plena madurez que aseguraban todavía mayores frutos, nos queda el consuelo y a ti el mérito que la suya fue una vida lograda: Fue una voluntad firme al servicio de su clara vocación y contó siempre con tu entusiasmo, con tu serenidad y apoyo. Son muy pocos los hombres que tienen el valor de encararse con su destino y la fuerza para realizarlo.-Obtuvo el reconocimiento de la sociedad que es la mayor compensación a que podemos aspirar en la tierra. Para los hombres ha tenido sentido su vida y ante Dios ha debido lograr su salvación.-
Me ha producido fuerte remordimiento la muerte de aquellas personas excelentes que no tuve la oportunidad  o interés de profundizar en su intimidad.- Porque ya no podré hacerlo jamás. Y ellas hubieran enriquecido la mía.-
A diferencia de otras especies, la humana no solo ha de tener descendencia sino que además hemos de realizar nuestra vida de forma que la de nuestros  hijos sea superior a la nuestra y la nuestra superior a la de nuestros ascendientes: La vida humana es la vocación hacía la excelencia.- Tu marido así la entendió y la realizó.-
Que Dios te compense su ausencia con la satisfacción de la ayuda que tú le prestaste.
Vuestro dolor lo es también de,
                                   PRUDENCIO



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