jueves, 14 de agosto de 2014

Un poco de sensatez

Ubrique, por Manuel Canto Pérez


Por Manuel Canto Pérez

Resulta paradójico cómo el pueblo que hace ahora once años dejó caer y perder para siempre su antigua plaza de toros (por cierto, con un valor histórico y monumental importante y símbolo de esta localidad), ahora pretenda recuperar una supuesta tradición taurina como es la del toro del gayumbo.
A mi personalmente no me gustan los espectáculos taurinos, aunque respeto al que le guste pues entiendo que forman parte de la historia de este país. Pero también entiendo que la sociedad evoluciona, y una muestra de esa evolución es el respeto por nuestros semejantes (no olvidemos que nosotros también somos animales).
Pero si no me gustan estos espectáculos, menos aún que éstos sean llevados a la calle. Para ello existen las plazas de toros, que en nuestro caso hay que decir que se encuentra infrautilizada. Es paradójico también que los toros salgan a la calle y el cine a la plaza de toros…
No me gusta ver cómo un animal, en este caso un toro, es correteado por las calles, rodeado de un montón de gente envalentonada por la propia masa. No me gusta ver el miedo de un toro entre tanto gentío. Y no me gusta ver como un toro que no corre o no arremete contra la entusiasmada afición es empujado, golpeado, humillado y vejado por no estar a la altura que todos esperaban.
Un pueblo del siglo XXI que se precie debe estar muy por encima de estas “tradiciones” añejas que no vienen sino a resaltar la incultura de una sociedad.
Me apena que después de muchas décadas sin este tipo de espectáculos taurino-callejeros volvamos a dar pasos atrás, y más bajo el alegato de traer turismo a Ubrique. Eso no es turismo, ni lo que necesita este pueblo para traer visitantes.
Sé que la suelta de estos toros es inevitable a estas alturas, pero deberíamos pensar si merece la pena este espectáculo. ¿Qué pueblo queremos dejar a nuestros hijos? Enseñemos a nuestros hijos a correr, pero no delante de un toro, sino por la práctica saludable del deporte. Enseñémosles a respetar a los animales y que un toro merece el mismo respeto que nuestros animales de compañía o nuestras especies silvestres, y enseñémosles que el espectáculo en la calle debe ser cultural y no de sufrimiento.
El día 7 de septiembre las calles de nuestro pueblo se teñirán de negro ante un espectáculo taurino vergonzoso como este y de gris por la confrontación entre vecinos... solo espero que no se tiñan de rojo… (tanto el toro como nosotros somos animales, no lo olvidemos).


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