jueves, 14 de mayo de 2015

La manga de Villaluenga, incomparable

 La manga de Villaluenga
Fotografía de Leandro Cabello


Por Esperanza Cabello

Nuestro hermano Leandro nos ha traído, por gentileza de Antonia Jiménez, un libreto de la feria de Villaluenga de 1981. Curiosamente hay en este libreto un artículo de nuestro padre, Manuel Cabello, sobre la Manga de Villaluenga.
Manuel Cabello era un enamorado de la sierra y de todos sus pueblos, pero si hubiera uno al que le tuviera especial aprecio, por el que sintiera más atracción, ese era Villaluenga. 
Por sus gentes, por sus amigos, por sus paisajes, por sus tesoros, por ese queso que compraba cada semana y que tanto apreciaba, por su historia. Villaluenga del Rosario era para él un auténtico paraiso.
Y en varias ocasiones escribió sobre Villaluenga, tanto en sus libros como en sus artículos, incluso fue pregonero de una feria.
Por eso estamos especialmente satisfechos de poder reproducir sus palabras sonre La Manga en este blog, y agradecemos encarecidamente a Antonia que nos haya proporcionado este librito de feria de 1981.




 La manga de Villaluenga
Fotografía de Leandro Cabello


LA MANGA DE VILLALUENGA DEL ROSARIO, ESA GRAN DESCONOCIDA


       Generalmente cuando se escribe para un programa festero se piropea y se ensalza, a veces con rutilantes palabras, a la población organizadora. Pero no va a ser este mi caso. Al pedirme vuestro Alcalde, "algún trabajo" para la revista de Feria, me veo obligado a dejar atrás esas bellas palabras, para ceñirme a relatar algunos de los incontables acontecimientos de los que fue protagonista La Man­ga a través de la historia.
Hace millones de años, en el plioceno, a finales de la era terciaria, la corteza terrestre llegó a estabilizarse en su formación geológica. Unos movimientos lentos, de elevaciones de masas, por unos sitios, y de hundimientos compensadores, por otros, dieron origen a estas majestuosas montañas, únicas en su estilo, que constituyen las Sierras de Cádiz, pero que en otras épocas eran llamadas Serranías de Villaluenga.
 

  La manga de Villaluenga
Fotografía de Leandro Cabello



Aquellos macromovimientos cortaron sus laderas en tajos semi verticales, casi siempre, con centenares de metros en su altura, en especial, los de origen tectónicos, como lo son los que frontispician a Ubrique, o los que enmarcan, en ingente monolitos de caliza blanca, La Manga de Villaluenga.
Cerrado este hermoso paso, manga o desfiladero, por los farallo­nes inaccesibles de el Saltillo y el Chaparral, por un lado, y por el otro, por las sierras de Benaocaz y del Calillo, serpentea en dirección NE-SO, en unos tres kilómetros, tomando, en un corte imaginario la forma de "U", forma geológica, que ha despistado a muchos, al considerarlo un valle glacial terciario...



  La manga de Villaluenga
Fotografía de Leandro Cabello


Pero no. De esto tiene poco. Lo que sí tiene, y en esto baso mi recortado trabajo, aparte de mucho de belleza, muchísimo de historia, y como no, de leyenda. Porque hablando de leyenda, la primera que conocemos, pone a Viriato en sus laderas, en su eterna lucha de guerrillas contra los invasores romanos (Schulten).
Y hablando de historia, cuando contra el vándalo Genserico, se levantó toda la Serranía a la vista del desastre a que tenía sometida a Andalucía, en su caminar de Sevilla a Algeciras. Pero la indómita raza de la Regio Montagna, Montaña Magna o Serranía Gaditana, no se doblegó, y se dice que Genserico, marchó llorando y avergonzado hacia las costas del sur.
La Manga ocupará más tarde lugares preeminentes: cuando fue invadida por la raza mora y por cerca de 800 años; después, en contra del francés, en los escarceos de las guerras carlistas, y por último, en nuestra contienda civil...
 
 La manga de Villaluenga
Fotografía de Leandro Cabello



Es tanto el bagaje histórico que la conforman, que el Grupo 208 de Misión Rescate que representó, influenciado por todo el entorno paisajístico de su flora y de su fauna, ha tomado como meta, a lo largo de este verano del 81, y adentrado en curso, efectuar una serie de prospecciones y estudios encaminados a demostrar al resto de España y del mundo el interés que despierta nuestro angosto valle; interés que se centra no sólo en sus muchas y fabulosas cuevas, con indudables huellas del hábitat prehistórico, sino que igualmente, es fácil observar en ellas restos de posteriores culturas, pasando por el bronce, romana o árabe, sin que olvidemos al majestuoso viaducto, compuesto de numerosos elementos pertenecientes a la época árabe, una calzada y un campamento militar romano, y sobre todo un campo, en los Llanos, de dólmenes y de cistas, totalmente desconocido para la Historia y que vendrá a enriquecer, sobradamente, la carta arqueo­lógica nacional.


 La manga de Villaluenga
Fotografía de Leandro Cabello




No podemos dejar atrás, aunque sólo sea su mención, su entrañable flora (oréganos, tomillo y manzanilla serrana) y oculta fauna, tan amplia en su variedad.
Por todo ello, no habría mejor homenaje para esta descono­cida manga villalonguesa que intentemos entre todos que algún día sea declarada CONJUNTO NACIONAL HISTÓRICO: TURÍSTICO Y PINTORESCO.

Manuel Cabello Janeiro (Agosto de 1981)




Reiteramos nuestro agradecimiento a Antonia por permitirnos copiar estas palabras de nuestro padre, y a Leandro, por estas fotografías tan espectaculares de La Manga.




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