jueves, 6 de diciembre de 2012

Cómo manejar un almirez

Colección familiar de almireces
Fotografía: Luis Eduardo Rubio

 Por Esperanza Cabello

Hace ya muchos días que queríamos hablar de uno de los objetos más tradicionales y quizás desgraciadamente en vías de extinción de entre los de nuestras cocinas: el almirez.
Tradicionalemente era un objeto de una gran importancia en cada familia. Cada mujer tenía el suyo, que iba pasando de madres a hijas, ya que, al ser de bronce, se trataba de un objeto más bien caro.
Por su utilidad era muy preciado sobre todo por las cocineras, ya que permitía machacar los alimentos con precisión y relativamente poca fuerza.
La palabra almirez viene, obviamente, del árabe, según leemos en el DRAE:

almirez.
(Del ár. hisp. almihrás o almihráz, y este del ár. clás. mihrās).
1. m. Mortero de metal, pequeño y portátil, que sirve para machacar o moler en él.




 El almirez de las Piñeritas
Fotografía: Luis Eduardo Rubio

 Nosotros hemos conseguido, poco a poco, una pequeña colección de almireces domésticos de los siglos XVIII, XIX y XX; de ellos le tenemos un especial cariño al almirez que fuera de la abuela de las tías-bisabuelas de nuestra madre: el almirez de las Piñeritas.
Debe de ser de finales del siglo XVIII, según hemos deducido a partir del año de nacimiento de las Piñeritas (Isabel y Josefa Coveñas Piñero), y sabiendo que había pertenecido a su abuela. 
También  hemos llegado a esta conclusión comparándolo con varias piezas de museo, y atendiendo a sus características:

 "Se trata de un almirez de bronce de tipología mediterránea, carente de asas y con un diámetro de boca superior a la altura. De forma cilíndrica y paredes rectas, con pie ligeramente lanzado y borde expansionado con bocel en la parte inferior. El cuerpo presenta ocho costillas de perfiles redondeados compuestas cada una por cinco elementos lobulados. La decoración se distribuye en los espacios intercostales ycontinuará siendo un elemento muy estimado por los fundidores del setecientos. Este tipo de piezas, similares a las de uso doméstico y generalmente conocidas como “de mostrador” por su pequeño tamaño, fueron empleadas en las oficinas de farmacia para triturar, pulverizar o moler determinados productos que entrarían a formar parte del proceso de elaboración de los medicamentos."


 Doscientos años trabajando en las cocinas ubriqueñas
Fotografía: Luis Eduardo Rubio

 Las Piñeritas, que se encargaron de cuidar a nuestra bisabuela Pepa Piñero de la Rosa, y que fueron confiteras, al igual que su madre, toda su vida, utilizaban este almirez fundamentalmente para machacar las almendras y los piñones de los dulces. Cuando nuestra bisabuela Pepa tuvo a su niña, nuestra abuela Natalia, las Piñeritas le dejaron dicho que para ella sería el almirez, y después, al nacer nuestra madre, tuvieron especial cuidado de que el almirez fuera para ella, era su bien más preciado.
Y con el paso del tiempo nuestra madre nos dió el almirez de las Piñeritas, con el encargo de conservarlo y cuidarlo.
Ha sido tan utilizado que el bronce tiene muescas por todas partes, incluso las ocho costillas han ido matizándose con el paso del tiempo, hasta aparecer cada vez más lisas.
Y la maja ( o la mano del almirez, o el majadero, que por todos esos nombres se conoce)  tiene tantas entalladuras y tantas mellas que nos hablan del paso del tiempo y de los objetos de diario en las casas ubriqueñas.


Auténticos almireces de bronce
Forjados sobre moldes, sin torno alguno
Fotografía: Luis Eduardo Rubio


El resto de nuestra colección de almireces es de diversa procedencia, y son todos mucho más simples, con muescas alrededor y sin más decoración. Antes eran objetos fundamentales en las casas,  tan apreciados y conocidos que hay muchos lugares, restaurantes, hoteles, bares, calles, plazas que llevan este nombre.
Incluso uno de los últimos bandoleros de la sierra tenía como sobrenombre el "Almirez".
Nos ha parecido muy curiosa la historia de su detención, que hemos podido leer en el ABC de veinticinco de enero de 1935.

Y, a pesar de haber sido un objeto tan usual y tan conocido, un tradicional "enferie" desde hace tantísimos años (los novios o los maridos les compraban un almirez, un caldero, un brasero o algún objeto de cobre o bronce a sus mujeres durante las ferias) nos encontramos con la sorpresa de ver que hay quienes no saben cómo manejar un almirez.
Pues se colocan en la base del almirez los ingredientes que queremos moler o machacar (ajos, especias, frutos secos...) se sujeta la maja con una mano y se va golpeando lentamente la base y los laterales del almirez hasta que está todo bien trituradito.

Y así, utilizándolos cada vez que podamos, quizás consigamos que el almirez no sea un objeto en vías de extinción.


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6 comentarios:

Rafael Domínguez Cedeño. dijo...

Preciosos machacanderos Esperanza, un saludo.

Esperanza Cabello Izquierdo dijo...

Es verdad, Rafael, había olvidado la palabra "machacandero" es una palabra sonora y muy expresiva, lástima que debe de estar perdiéndose, al menos por aquí hace años que no la he oido. Un saludo

Anónimo dijo...

Hola, yo tengo en casa varios almireces, no se si os podría enviar algunas fotos para que me digáis que os parecen y si os pueden interesar para vuestra colección. Os dejo mi correo por si me queréis escribir. Me llamo Magda mlm22j@hotmail.com

Esperanza Cabello Izquierdo dijo...

Hola, Magda,
Gracias por el ofrecimiento, tenemos ya muchos almireces.
Pero si quieres mandarnos una foto la pongo al final de la entrada, por si a alguien le interesa.
Un saludo

Anónimo dijo...

Son preciosos pero creo que no hay que olvidar el principal motivo por el que entraron en desuso y es que mucha gente enfermeba al intoxicarse con el óxido de cobre que se iba depositando en el interior. El bronce es un material que si no se seca muy bien va oxidandose y puede llegar a envenenar a la persona que ingiere habitualmente los alimentos que allí se trituran. En las cocinas hay bastante humedad ambiental y si a eso se suma la natural tendencia a que el almirez quede algo húmedo ya tenemos el caldo de cultivo perfecto que hizo que incontables personas murieran envenenadas al usar estos objetos cotidianos tan bonitos y aparentemente inofensivos. Su uso actual debe ser únicamente decorativo.

Esperanza Cabello Izquierdo dijo...

Pues muchas gracias por la información y por el aviso...