domingo, 7 de abril de 2019

El órgano de la parroquia de Ubrique. Requiem por una pieza de nuestra historia.

Las piezas del órgano de la parroquia de Ubrique tirado en la calle
Esta noche irá, seguramente, a la basura, después de sesenta y cinco años acompañando 
a los ubriqueños en sus fiestas más sonadas






Por Esperanza Cabello


Esta tarde lluviosa de domingo, al volver a casa, hemos encontrado en la plaza de Francisco Fatou un gran ¿montón de basura?
 Enfadados porque no hay manera de que actuemos cívicamente y  llevemos nuestras basuras grandes al punto limpio y porque los alrededores del San Pedro a veces parecen un basurero más que una zona residencial, nos hemos acercado al supuesto montón de basura y se nos ha removido el alma.
¡Casi todas las piezas del órgano de la parroquia están tiradas en pedazos en este "punto limpio" tan poco recomendable! ¡¡Nuestro órgano!!


En las últimas semanas hemos estado hablando de doña Isabel Domínguez, benefactora de nuestro pueblo, que regaló un órgano vasco al pueblo de Ubrique, y que hizo que el cardenal Bueno Monreal trajera a nuestro pueblo a un  nuevo sacerdote, gran organista, don José Enrique Ayarra Jarne, que preparó su cátedra para la catedral de Sevilla en el órgano de Ubrique.
Así que llevábamos unos días buscando información sobre don José Enrique, sobre el órgano y sobre todas las circunstancias que acompañaban a Isabel Domínguez.

Y ahora no hemos podido dejar de sentir una gran decepción, mientras los recuerdos llegaban a borbotones... el coro parroquial, las misas cantadas, don José Enrique Ayarra tocando el órgano. Los momentos de la infancia, las misas de don Gabriel, más coros parroquiales, las misas del Gallo desde el coro, los primeros conciertos de música clásica con grandes pianistas, los buenos años de la coral Remedios Pozo, Daniel Borrego, Pepe García, la coral Ocurris Populi, Canticorum...





Este era nuestro órgano, el órgano de Ubrique. No sabemos bien qué razones habrán llevado a los responsables a desmantelarlo y a deshacerse de casi todas las piezas; quizás hiciera falta una buena puesta a punto, sabemos que lo han reparado en anteriores ocasiones, que es lo que pensamos que hay que hacer con los objetos representativos. Pero hemos estado revisando las piezas de madera y están impecables,  no hemos encontrado ningún resto de insectos ni carcomas ni termitas en la madera.
Esta noche, cuando los empleados municipales carguen bajo la lluvia los trozos del órgano despiezado en el camión de la basura, terminará para siempre la historia de un elemento que ha formado parte, en los últimos sesenta y cinco años, de la historia de nuestro pueblo, de los bautizos, de las comuniones, de las bodas, de las misas.
En realidad lo que hay en la basura son todas las piezas a excepción del teclado y los tubos de metal, ojalá los hayan guardado para contruir un nuevo órgano y su sonido sea como el de este. (Pues no, por lo visto los han vendido convenientemente a unos organeros).
Imaginamos que otro quizás más moderno, vendrá a sustituirlo. Hemos estado consultando la página de la parroquia y no hemos encontrado ninguna noticia  relacionada con el órgano ni que lo fueran a desmantelar.
Como se nos va, y la última vez que lo veremos será ahí tirado en medio de la calle bajo la lluvia, hemos querido fijarnos en los detalles de los restos del  órgano de la parroquia. ¡Qué lástima!





Como decíamos, hace sesenta y cinco años más o menos que llegó el órgano a Ubrique, en su etiqueta, impecable hasta que la lluvia de esta tarde ha empezado a deshacerla, podemos leer:

ENVÍO DE ORGANERÍA ESPAÑOLA S.A.
AZPEITIA (GUIPÚZCOA)
EXPEDICIÓN NÚMERO: 2006
TRANSPORTE: CAMIÓN
NÚMERO DE BULTOS: ...
BULTO NÚMERO: 16
NATURALEZA: MATERIAL DE ÓRGANO
ESTACIÓN DE DESTINO: UBRIQUE (CÁDIZ)

REVERENDO SEÑOR CURA PÁRROCO
PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA O
UBRIQUE (CÁDIZ)

PESO: 40 Kgs.



¡Qué poco imaginaba aquel reverendo cura que  años más tarde iban a tirar a la basura casi todas las piezas de  aquel órgano tan nuevecito!







Entre sus maderas, como hemos dicho buenas maderas y muy bien conservadas, hemos podido leer algunas anotaciones a lápiz, entre ellas destacan varios números de teléfono modernos y un nombre muy significativo "Enrique".




Los fuelles, que imaginamos eran accionados a mano, también nos han llamado la atención por su buen estado. No hay que olvidar que el órgano es un instrumento de viento, y el aire que va pasando por los tubos se suministra con estos fuelles. Es de suponer que los modernos tendrán turbinas o cualquier otro elemento que facilite el manejo, pero estos, que siguen abriéndose y cerrándose, nos recuerdan a un acordeón y tienen el encanto de lo tradicional.





 Aunque no hemos encontrado el teclado ni los tubos, si que están aquí los pedales, el pedalero (pedaliers, para los músicos), la consola y la fachada del órgano, no sabemos si el mecanismo estaba estropeado hasta tal punto que no se podía reparar, pero hemos accionado por  última vez los pedales y continúan teniendo los engranajes.




Y la consola está intacta. ¡Cuántas veces nos hemos embelesado mirando cómo tocaba don Gabriel! ¡Cómo nos entusiasmaba cuando nuestro padre nos decía que don Manuel Pérez, que era ciego, también tocaba el órgano!
Y cuando conocimos los libros de Bécquer y leímos la historia de Maese Pérez el organista, siempre pensábamos que el órgano de Ubrique sería un día igual, y que cuando murieran los que sabían tocarlo tocaría solo, para que no los echáramos de menos.



Nos hemos fijado que la mayoría de las piezas, las de madera y las metálicas, tienen un mismo número, el 4.214, imaginamos que la empresa  que lo construyó, Organería Española, S.A. (O.E.S.A.), que había sido fundada en Azpeitia en 1941, numeraba todas las piezas de los órganos que iba construyendo.
Pero no era, con total seguridad, el número de órganos fabricados, pues hemos podido leer (en este enlace) que la empresa matriz, Eleizgaray, construyó 44 órganos entre  1915 y 1923.
En este enlace podemos ver los talleres en los que se construyó, a mediados de los cincuenta, el órgano de la iglesia de Ubrique, ese que hoy está tirado en la calle.
La organería estaba en la avenida Ortiz de San Pelayo, y su número de teléfono era el 94.






Podemos ver toda la pedalera con sus cartelitos indicando  las clavijas que permiten accionar los tonos más graves del órgano. Ignoramos cómo funcionaban, pero recordamos a don Gabriel moviendo manos y pies al mismo tiempo, seguro que debe de ser muy complicado. Don Manuel Pérez Trastoy nos dijo que él mismo había explicado a don Gabriel el funcionamiento del órgano, lo cual sigue pareciéndonos mágico.





De nuevo el mismo número, 4.214, esta vez en las piezas metálicas que componían la parte trasera del órgano.

Y aquí termina la historia del órgano de la parroquia de  Ubrique, como decíamos al principio de esta entrada, se nos ha encogido el corazón al ver los trozos de órgano (sin tubos ni teclado, insistimos) tirados  en medio de la plaza, una pieza llena de historia, que será seguramente sustituída por algo más moderno y más insulso, y que se lleva consigo cientos de recuerdos de momentos mágicos vividos por todos los ubriqueños.




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