viernes, 18 de abril de 2025

Está lloviendo, sacamos las pilistras del zaguán

 

La pilistra "Aspidistra elatior" bajo la lluvia

 

Por Esperanza Cabello 

La primera vez que nuestra madre nos dijo que las pilistras, tan comunes en nuestras casas, se llamaban realmente "Aspidistras", nos quedamos tan sorprendidos que no sabíamos qué decir.

En aquella época de la infancia aún no teníamos conciencia de que las plantas tenían nombres diferentes según dónde se las nombrara, y, mucho menos, que existía un nombre científico, normalmente en latín, que compartían todos los especialistas del mundo. Sí que sabíamos que en Ubrique se hablaba de manera diferente, porque teníamos familia en Madrid, en Valladolid y en Galicia, y la diferencia estaba muy clara.

Buenos, pues hoy queremos recordar esa antigua costumbre de sacar las pilistras a la calle cuando empieza a llover. No nos habíamos fijado en esa costumbre hasta que, en estos días de lluvia, hemos visto que en otras casas también habían sacado las pilistras a remojo.

 


 Así que hemos estado un par de días "cazando" pilistras en las calles del centro histórico y pensando  en la razón tan elemental de estas costumbres.

Normalmente las pilistras están colocadas en el zaguán de las casas, pues son plantas fuertes que aguantan casi todo (en este enlace), las regamos habitualmente, pero también cogen polvo y las hojas se tapan unas a otras un poquito.

 

 

 

Así que, cuando llueve, aprovechamos para sacarlas a la calle y así se oxigenan, se limpian y se riegan.

 

Y como nuestro centro histórico es aún un lugar tranquilo en el que se respetan las costumbres e incluso a veces se respetan las plantas (porque malvados los hay en todos lados), sigue siendo curioso ver cómo, en los días de lluvia, hay en algunas calles preciosas macetas recibiendo este regalo del cielo.

 


 Bueno, las pilistras y todas las plantas de interior que normalmente están protegidas bajo un toldo, porque en algunos rincones es una delicia ver cómo las macetas están recibiendo una duchita matutina (trompetas helechos, calas) para seguir adornando nuestras vidas y acompañando nuestras costumbres.

 


 Y, algún día, recuérdennos que les hablemos de las macetas de nuestro amigo Ramón, son de las más preciosas y bien cuidadas que hemos visto en mucho tiempo, quizás desde aquellas preciosas plantas que nuestra abuela Julia tenía en su patio interior que, a veces, daba la impresión de estar en un lugar diferente, quizás en pleno monte, en una garganta como la de la Sauceda, con sus helechos y sus rododendros.

Pero eso será algún día...

 

 

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