martes, 26 de febrero de 2019

La salud del corazón, por Prudencio Cabezas




POR PRUDENCIO CABEZAS


Artículo de opinión sobre el libro “La salud del corazón, cuidados, síntomas y medidas preventivas”.
Escrito por el doctor Pedro Zarco Gutiérrez, cardiólogo, hijo del doctor Pedro Zarco Bohórquez.



El notable cardiólogo Pedro Zarco, unido a Ubrique por vínculos familiares y de amis­tad, nos brinda una muestra más de su preocupación por divulgar sus conocimientos sobre la principal causa de muerte de la humanidad. Se trata de un librito de amena lectura en el mejor estilo reiterativo didáctico, de forma que sin tener una preparación especial de medicina se entere el lec­tor profano de cuanto le interesa pa­ra prevenir la enfermedad o evitar su progresión. Todo ello compatible con una rigurosa documentación que mientras nos informa nos estimula por sorprendente, puede leerse en la página 33: “si los médicos y los hospitales desaparecieran, pero la hu­manidad dejara de fumar, la pobla­ción humana daría un salto conside­rable, ya que descendería la mortali­dad en un 40%". “Se ha calculado que la vida se acorta en cinco minu­tos y medio por cada cigarrillo”. Y en la página 56: “Hay 27 trabajos que demuestran que el ejercicio físi­co reduce la incidencia de infarto de miocardio en un 45%”.

Finalmente y después de una infor­mación exhaustiva sobre sintomatología de las diversas afecciones car­diacas y últimos tratamientos c inter­venciones quirúrgicas aborda en el epílogo el candente problema de la aptitud del español para la ciencia. Superar esta limitación constituye el núcleo principal de nuestro reto a la incorporación europea. Sin superar­lo difícilmente vamos a estar entre los grandes países rectores: Alema­nia, Francia e Inglaterra. Para que la ciencia se desarrolle es imprescindi­ble que el científico cuente con una sociedad que le admire y aliente.
 Re­seña con nostalgia que en el entierro de Severo Ochoa en Luarca, el coche fúnebre llegó absolutamente solo. Ni el pueblo ni nuestros gobernantes sa­bían nada de este Premio Nobel. Contrasta este comportamiento con los grandes movimientos multitudi­narios en torno a la vida y muerte de nuestros folclóricos.




No obstante, su visión no es pesimis­ta: reconoce en el español uno de los pocos pueblos europeos que ha abierto cauces a la historia y que a nuestros hombres de letras no les han hecho sombras los más eminen­tes europeos. Posiblemente cambie­mos nuestro sino si somos capaces de invertir nuestra escala de valores y dejamos en nuestra intimidad un pequeño lugar donde rindamos tri­butos de admiración a estos profe­sionales abnegados del quehacer científico. Me viene o la memoria un sucedido de los años apoteósicos de “el Cordobés”: Tomé un taxi y para romper el silencio de la carrera co­mencé a hablar al taxista, hombre jo­ven. de nuestro torero; después de dejarme hablar me lanzó de sopetón: ¿cree usted de más valor al torero que arriesga momentáneamente su vida y que al mismo tiempo recibe la fama y el dinero o al investigador que recluso en su laboratorio dedica su vida en el anonimato, a veces sin lograrlo, a arrancar un secreto a la naturaleza? No salía de mi sorpresa cuando al final me aclaró “soy estu­diante de ingeniería y para costear­me las clases nocturnas soy taxista de día".



Prudencio Cabezas 
Artículo publicado en "El periódico de Ubrique"


Nota: En este enlace podemos conocer un poco mejor a este ilustre cardiólogo.


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