domingo, 17 de febrero de 2019

Doña Francisca Córdoba Fernández





Francisca Córdoba Fernández

 Por  Francisco Jiménez Gómez
(Publicado en "Ubrique en el recuerdo" en julio de 2018)

Nosotros pasamos, tarde o temprano, pero los documentos quedan.


Los que ya tenemos unos años, recordamos la antigua venta situada junto al Mojón de la Víbora,hoy desmantelada y en estado ruinoso, que lo tenía a escasos metros a su espalda. Estaba situada en el mismo cruce de carreteras, dando: su fachada al Peñón del Berrueco; a la izquierda nos ofrecía unas vistas maravillosas a Ubrique y a su derecha se podía disfrutar de una inmensa masa forestal que se perdía hasta llegar al Campo de Gibraltar.


Lugar fresco, tranquilo y bien situado,


La venta era propiedad de una señora, Francisca Córdoba Fernández (Ubrique 1868-Ubrique 1967) que llegó a vivir casi un siglo prácticamente, y de su esposo Francisco Gómez Bohórquez.


Luego, hasta los setenta aproximadamente, la regentó su hijo Juan Gómez Córdoba, pero eso será motivo para otra historia.

Mi abuela, igual que mi bisabuela Ana, fue muy trabajadora, una mujer con mucho carácter y bondadosa con las personas que la rodeaban. Ella, y posteriormente mi tío Juan, explotó la venta y su finca ubicada junto a Las Campanillas.
Ju
an Gómez también era conocido y estimado. Le encantaba echar un rato con su cuñado que era "Sr. Juan el del Salón Moderno". Este hombre, junto con su mujer Dolores, regentaba ese local y también una fábrica de gaseosa en ese mismo sitio.

De los años 50 y 60 del siglo pasado, en mis periodos vacacionales y visitas a la zona, tengo gratos recuerdos sobre cómo vivía la gente en el medio rural y en el siempre industrioso pueblo de Ubrique.
Del campo me vienen a la memoria personas como: l
os hermanos Lobatos y sus hijos, familias que vivían en el antiguo Destacamento, Alonso con su mujer e hijas(familia de mi madre él) , los hermanos García (familiares de mi abuela y tía, especialmente recuerdo a Curro que fue municipal), Infante que vivía en el cortijo de Las Campanillas, arrendatarios de la finca de mi tía-abuela Juana, Vicente Romero, los peones camineros que cuidaban la carretera de Ubrique en esos tiempos, Antonio el Merino ... Y tantos otros.
He podido ver de todo desde el lugar privilegiado del poyete que adosado al costado de la venta, miraba hacia el Campo de Gibraltar, separado de éste por una tupida arboleda:contrabandistas que venían de Gibraltar con el tabaco de cuarterón El Águila (nada que ver el matutero de esos tiempos con el contrabandista de hoy) , cruzando sigilosamente por el monte y perdiéndose entre el matorral; las manadas de vacas y piaras de cabras; percheros, a los que no le daba tiempo a poner todas las perchas del morral, porque ya tenían apresados pájaros las primeras; las "barbas del levante"; intensas lluvias; los corcheros, arrieros y alacranes debajo de los restos de corcha que picaban a algún que otro rebuscador; docenas de buitres que terminaban pronto con algún animal muerto, haciendo un eficaz trabajo como carroñero...
Mi enhorabuena por la labor, para que todo esto quede en el recuerdo.
 
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