lunes, 6 de abril de 2009

Manuel Cabello Janeiro y su pasión por la Arqueología.


En su libro "Ubrique, encrucujada histórica para caminos juveniles" (1987), Manuel Cabello explica cómo la pasión por recuperar y conocer nuestra historia formó parte de su vida.

"Comencé en la tarea cuando la fortuna me entregó dos páginas de nuestra historia, hace ya bastantes años...
Una, sobre el bello tapiz del Salto de la Mora, población "ocurritana", sonando aún por Europa los crueles estampidos de la Segunda Guerra Mundial, la gran olvidada, al encontrar una muy completa moneda romana del Emperador Vespaciano, con leyenda bien visisble, con muchos siglos de antigüedad, que aún conservo.
La otra, pocos años después, al hallar en el patio central del cementerio de Ubrique una pequeña hacha votiva, prehistórica, que quizás sirviera como permanente testimonio de una vida que se extinguió en otra época.
Así de sencilla fue la partida..."

Este libro, que fue el primero en publicar, es el relato novelado del trabajo que Manuel Cabello realizó (con la colaboración constante de su mujer, Esperanza Izquierdo) con todos los escolares de Ubrique que fueron componentes de grupos, comandos y patrullas de rescate (éramos batidores de Misión Rescate).
Corría el año 1965, cuando, a través de Radio Nacional de España y Televisión Española, y con una idea de Aníbal Arias, comenzó el programa Misión Rescate. Era una llamada a todos los maestros y maestras de España. Se les pedía que localizaran y estudiaran cualquier muestra que pudiera estar relacionada con el Arte, la Cultura o la Historia.
Más de 20 años duró la andadura de Manuel Cabello con Misión Rescate y los escolares de Ubrique. Niños y niñas de muchas generaciones aprendimos con él a conocer, amar y preservar nuestra cultura y nuestra historia. Consiguió embarcar con él a casi todos los ubriqueños, que se volcaron con el Grupo 205 y colaboraron a todos los niveles. Durante esos años consiguieron ganar más de un centenar de premios: Menciones de honor, Trofeos de plata y, en dos ocasiones, el Trofeo de oro.
De toda aquella aventura quedan recuerdos imborrables entre nosostros, no sólo físicos, como la Plaza de Misión Rescate o la excavación de las ruinas del Salto de la Mora, sino también la seguridad de que nuestro pasado es importante, el respeto a todo lo que nos precedió, y la lucha por conservar lo que tenemos.
En la presentación de su libro Manuel Cabello habla también de denuncia y de amargura, porque, a pesar de haber trabajado muchos años por la conservación y puesta en valor de nuestro patrimonio, encontraba aún dejadez y abandono.
Hoy se sentiría orgulloso de que, después de tantos años, el convento está restaurado, y alberga una magnífica exposición-museo de la piel. También estaría contento de ver El San Juan convertido en Centro de Interpretación de la Historia de Ubrique, estaría feliz de ver que en su colegio, el Reina Sofía, se cuida con mimo la exposición arqueológica con piezas traídas de todos los rincones de nuestra comarca. Y, finalmente, estaría tranquilo paseando por el Salto de la Mora, donde todo sigue como él hubiera querido, quizás un poco dejado, pero dispuesto para las visitas.


Esperanza Cabello Izquierdo, abril 2009

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