jueves, 7 de marzo de 2013

Mi hermano Manolo

Mi hermano Manolo, por José María Cabello



 In brevi implevit multa ("en poco tiempo realizó muchas cosas" -del libro de los Proverbios-).
Con honda emoción y mi obligado agradecimiento recibo la noticia de la entrega -por parte del Ayuntamiento de Ubrique- de una medalla a mi cuñada Esperanza y a mis sobrinos en memoria de mi hermano Manolo (don Manuel Cabello Janeiro) con motivo del Día de Andalucía.
Acto de estricta justicia, aunque tardío y no solo por su memoria sino en reconocimiento a sus hijos, quienes -mediante el blog informatico abierto para la familia Cabello Izquierdo- han conseguido mantener vivo su recuerdo despues de doce años de su fallecimiento.
Y al hilo de este acontecimiento y como testigo de excepción,  se me amontonan vivencias compartidas con mi hermano, uniéndome así al permanente homenaje a su persona que aportan al blog familiar tantos paisanos que le concieron y admiraron.
Mi hermano Manolo y yo mantuvimos vidas paralelas, aunque discontinuas, por diferencias de tiempo y de nuestras circunstancias personales. Con poco mas de un año de diferencia por edad  compartimos juegos, estudios y diversiones. Pero con perfiles diferentes. Manolo fue siempre el jefe, yo nunca pasé del pelotón. Inquieto, travieso e improvisador él; tranquilo, endeble fisicamente e incansable lector, yo. A mi hermano le encantaban las ciencias y a mí me gustaban mucho más las letras. Mi hermano fue futbolero "der betis de su alma", a mí -como mucho- el Sevilla y siempre la fiesta de los toros que él detestaba. Él estuvo interno en los Salesianos de Ronda y en los Escolapios de Sevilla. A mí,. me "tocó ir" al Seminario de Málaga, donde pasé parte de mi infancia (ingresé con nueve años) mi adolescencia y toda mi juventud.
 Desde entonces nuestras vidas se diferenciaron. Mantengo hasta lo mas profundo mis raíces ubriqueñas, aunque -en realidad- no he pasado sino temporadas bien cortas en mi pueblo. Mi hermano sí  que ha sido  ubriqueño hasta sus huesos. Y ubriqueño ejerciente que se convirtió en uno de los mejores investigadores de su historia y el gran divulgador de su patrimonio.
Por ello se ha hecho acreedor no solo al cariñoso recuerdo de quienes le concieron, sino  del recuerdo pernanente que la historia reserva para los mejores, aunque la visión miope de algunos politicos locales hayan obstaculizado su desarrollo.
 No es fácil sintetizar la poliédrica personalidad de mi hermano. A mí me gusta concretar toda su diversa actividad en la de un auténtico poeta. Y no solo por la belleza literaria de sus escritos (recuerdo a este respecto una participación suya en un concurso de la marina española, de magnífica factura) sino por el sentido original y etimológico de esa palaabra que proviene del griego "poein" y que significa hacedor, inventor o descubridor. Y todo ello fue mi hermano, que a todo lo que relizaba lo hacía suyo.
 Y de su vida profesional -iniciada como profesional de la piel y finalizada como Maestro- fue esta ultima la que marcó su vida. Cierto que fue su "vocación tardia" con el innegable mérito de haber conseguido -con sus cinco hijos ya en el mundo- y de una sola "tacada" los cursos de Magisterio y en un  único ejercicio de la oposición para conseguir plaza en Ubrique. 



Manuel Cabello visita en Argentina la escuela de su abuelo Francisco Cabello


Yo estoy seguro que uno de los momentos mas emocionados de su vida fué descubrir en la incansable búsqueda de sus raíces y acompañado -como siempre por Esperanza- la de su vocación docente al descubrir en Sunchales, provincia de Santa Fe en la República Argentina la lápida de recuerdo al primer director del grupo escolar, Don Francisco Cabello Medina -nuestro abuelo paterno-, quien ejerció como Maestro en dicha población. Misión docente que han heredado sus hijos, mis sobrinos.
 Lo que nadie sabe es que mi hermano Manolo fué -casi seguro- el primer "grafitero" ubriqueño. Aquí mis recuerdos son nebulosos porque se remontan a nuestra niñez, cuando acudíamos -los dos- a la escuela de Don Fernando Gavilán.



Manuel y Esperanza, toda una vida juntos


 Un día al finalizar las clases, en los bajos del edificio en que actualmente está Radio Ubrique (entonces deshabitada porque en la Republica fue Casa del Pueblo) apareció un gran letrero escrito toscamente. Se leía: "Manolo quiere a Esperanza" Y es que -desde tan lejanos tiempos- estos inseparables Manolo y Esperanza se quisieron para  siempre.

José María Cabello Janeiro. Abogado Jubilado de los Ilustres Colegios de Cádiz y Malaga


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1 comentario:

Leandro CI dijo...

Tito es muy bonito este recuerdo y entrañable el de la pintada, desde siempre hemos sabido que tuvo que insistir bastante. A ver si un dia de estos nos encontramos casualmente aunque sea en Málaga (que es un buen sitio) otra vez.