martes, 26 de marzo de 2013

Don Pedro Bohórquez Piñero

Alcornoques plantados por Pedro Bohórquez Piñero
Fotografía: Luis Eduardo Rubio Bernal



SOBRE PEDRO EL CHICO

Por Prudencio Cabezas

Aún se conservan algunos ejemplares de la plantación de alcornoques que hizo en los últimos años de su vida en la finca de su propiedad situada en la cara sur- oeste del Cerro de Mulera, un ubriqueño memorable.-Debió ocurrir sobre 1.870.-
Esta finca que en la actualidad pertenece a sus herederos fue llamada en un tiempo “De las Maestras”, por así designar el pueblo a las hijas de Pedro el Chico.-
Su nombre y apellidos eran Pedro Bohórquez Piñero y familiarmente se le llamaba así no porque fuera de pequeña estatura sino porque tenía un primo hermano doble que era de considerable corpulencia, (Pedro Bohórquez Piñero , el Grande,  que siendo alcalde de la Villa mandó construir el importante puente, en aquellos tiempos, que permitía el acceso  a la Dehesa de Barría en la época de lluvias).
A este español le tocó vivir las guerras fratricidas, que ha sido el lamentable destino, en el pasado de nuestros pueblos.-Y como  todo español pensó y creyó que la única forma de curar nuestros males sociales era la acción política. Y en esta convicción, tuvo protagonismo en el conato de cantón de Cádiz  cuyo principal fue el gaditano Fermín Salvochea. En el breve tiempo que duró la sublevación,  nuestro paisano llevó la dirección de relaciones exteriores  dirigiendo la responsabilidad del telégrafo de la ciudad.-
El canónigo de Grazalema Mateos Gago, siempre fiel a su destino negativo de desprestigiar a todo opositor, lo retrata en sus memorias “ con su barba de chivo”, de profesión labrador y arriero.-
Los avances de la técnica de transportes de mercancías y personas, trenes y coches, hace que el oficio arriero perdiera la importancia que tuvo hasta el siglo XIX.- Hacía el servicio de Ubrique a Cádiz y su asiduidad le permitió adquirir una vivienda en la capital donde estudiaron sus hijos y le relacionaron  con  el espíritu liberal del cual era vanguardia la capital de nuestra provincia.-
Sofocada la intentona, fue desterrado a Portugal.-


                                                             Hijo de Pedro "El Chico"
 


Había perdido a su único hijo varón, Cristóbal, en una escaramuza entre su pequeña fuerza de voluntarios, con las tropas regulares en las afueras de Benaoján.-Parece ser que contagiados de la mentalidad de los “pronunciamientos”, el diputado Guillén y el arquitecto Bohórquez Gómez, se dirigían a Ronda con su pequeño ejército de voluntarios mal pertrechados  y peor entrenados, donde los liberales de la ciudad le habían prometido ayuda, que después le negaron. Desorientados se dirigieron hacia la villa citada donde los aniquilaron con regocijo de algún cronista desalmado.-
Posiblemente de este suceso venga el dicho de los viejos republicanos de Ubrique: “ De Ronda ni el Divino Pastor”.
¿Es humano alegrarse de la muerte de algún ser humano aunque hubiese sido nuestro enemigo?

Volvemos a coger el hilo de la vida ejemplar de nuestro paisano Pedro el  Chico:
De vuelta a su pueblo reanudó su vida profesional, de lo cual hay constancia por varias cartas que por gentileza de D. José Vallejo (q.e.p.d), como administrador de los Herederos de D.Bartolomé Bohórquez Rubiales - diputado en la Restauración y primo de Pedro, el Chico- conservaba e hizo llegar a la descendencia de nuestro protagonista.- Después de referirse en varias de estas misivas a asuntos de granos y cosechas cuya administración debió haberle encomendado su primo, hay una singular en la que con sencillez, le pide, creo recordar, cuatro mil reales para adquirir los útiles para montar una escuela de niñas que llevarían sus hijas y que alfabetizó a la mayoría de las niñas de Ubrique hasta el primer tercio del siglo XX.-


Primera maestra de Ubrique por oposición
 


Manolo Janeiro Carrasco (q.e.p.d) me refirió la siguiente noticia que a él le habían contado coetáneos supervivientes de su antepasado Pedro el Chico y que completa la egregia figura de este prócer silenciado.-
Dueño de una parte de la Cabezuela  y de la antes referida del Cerro de Mulera, tuvo el empeño de plantar alcornoques en esta última cuya tierra decían no era apta para ellos según la opinión reinante.-
Por aquel tiempo no existía la carretera actual del pantano y la vereda de herradura que había pasaba por delante de su casa.-




 Los alcornoques mirando al pantano (que aún no existía)
Fotografía de Luis Eduardo Rubio

Para realizar su propósito abrió hoyos de suficiente cabida y los llenó de tierra que traía con sus acémilas de la Cabezuela, donde sembró bellotas de las que aún se conservan varios ejemplares.-
Satisfecho proseguía su labor hasta bien entrada la tarde, cuando comenzaban a pasar los arrieros con sus mulos y burros cargados de carbón.- La mayoría se detenían para comprobar la constancia y voluntad de aquel hombre mayor.- Alguno que otro, interroga desconcertado, “Señó Pedro, ¿ para qué siembra árboles cuyo fruto no ha de coger?.Y Señó Pedro: la vida continúa después de nuestra muerte; y alguien los cogerá y tal vez alguien lo agradecerá.- Y el arriero remachaba su idea: El que venga atrás que arree.-
Pedro el mal llamado Chico, insistía: No hombre al que viene detrás hay que ayudarle para darle la oportunidad de llegar el primero.-
En las tardes de principio de verano cuando el ocaso tiñe de púrpura  los tajos escarpados del Salto del Pollo, dolorido y satisfecho regresaba al pueblo; tal vez pensara que en nuestro pueblo predominan los arrieros que no piensan en los que vienen detrás.-
Habrá alguien que juzgue exagerados los encomios que dedico a esta recia figura pero yo no encuentro otros para recordar que en el siglo XIX se  anticipara y concretara su vida en crear escuelas y sembrar árboles pese a las experiencias dolorosas a que le habían llevado sus ideales.-

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