Por Esperanza Cabello
Hemos hablado en varias ocasiones de las misiones pedagógicas que tuvieron lugar en varias zonas de España durante los primeros años de la década de los treinta, en el siglo pasado.
Se trataba de llevar la cultura a las zonas más desfavorecidas del país, libros, bibliotecas, música, clases, actividades culturales para todos, pero en primer lugar para los niños.
Eran figuras relevantes del mundo de la literatura, la música y el arte las que se encargaban y preconizaban la actividad, por ejemplo en Villaluenga del Rosario fue el poeta Pérez Clotet el encargado.
Ha llegado a nuestras manos el libro que incluye las memorias de algunas de estas misiones, es muy curioso ver todo el trabajo que relaizaron y cómo estaban organizados. Merece la pena reconocer el gran mérito que tuvieron todos los implicados.
Nos ha llamado poderosamente la atención ver la categoría de los encargados y los vocales, hombres y mujeres entre los que se encuentran, por ejemplo, el gran Antonio Machado o Pedro Salinas
Las memorias de estas Misiones Pedagógicas son muy extensas, casi seiscientas páginas llenas de recuerdos, detalles, ideas y testimonios. Hemos entresacado algunas de las dedicadas a nuestra sierra.
En Villaluenga del Rosario estuvieron entre el tres y el catorce de octubre de 1933. Dirigía la Misión don Pablo de Andrés Cobos, maestro del Orfanato Nacional de El Pardo, con la colaboración de don Cristóbal Simancas, estudiante, y don Fernando Francos, maestro nacional de Ronda. Esta misión actuó en Villaluenga, Barrida, Benaocaz y Tabizna (sic).
La Barrida es un grupo de cortijos, de chozas verdaderas, con paredes sin argamasa y de un metro de altura, con techo de pajas, y un solo departamento para las personas y otro para las cabras. A un kilómetro una de otra choza, con una escuelita en el centro. A la escuela citamos a las gentes, y curioso de verdad era el espectáculo de la llegada, como a una romería, por sendas de cabras, las familias enteras. Hasta los niños de pecho nos escucharon. Y de una gran emoción las dos sesiones. El cine produjo delirante entusiasmo entre los muchachos; lo acogieron con gritos de selva. "Cuarenta y cinco años tengo yo -nos decía uno de aquellos hombres- y he ido una sola vez a Ronda." Y a ningún otro sitio nunca. Trabajosas de verdad fueron las dos sesiones, por las distancias y por las dificultades, pero bien compensadas quedaron con el contentamiento que nos dieron. El segundo día hicimos la sesión en una habitación particular, a la vez acoba y cocina. Les llevamos juguetes a los niños y perdieron totalmente el miedo con que nos miraban la primera tarde.
Benaocaz.-
Fueron con nosotros los niños mayores de Villaluenga y pasamos la tarde
divirtiendo a los de ambos pueblos. ¡Qué enorme diferencia! Y parece
que se ha de atribuir a la diferencia de los maestros.
Dos sesiones también, en la plaza, con todos los habitantes. Acaso con menos fruto que en Villaluenga por faltar aquí el grupo de personas generosas e inteligentes que hay allí. Pero bien. La prueba es que siendo las sesiones al aire libre hubo atención suficiente para largas conversaciones y lecturas.
Tabizna.- Tabizna es un grupo de cortijos y chozas, muy nuemroso, entre Ubrique, Benaocaz y El Bosque. Totalmente abandonados. Como que son unos 1.000 habitantes y no tienen escuela. En medio, una venta y en ella, en un corral, hicimos la sesión.
Mucha mayor variedad en las gentes que en La Barrida. Colonias viejas en donde se encuentra alguna familai acomodada.
Dormimos en el patio de la venta, en el suelo, y allí dimos por terminada la Misión."
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