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Notas:
- Se reproduce la parte referida a Ubrique del Diario del viaje a Bornos y Ubrique de Francisca Larrea (1824).
- Faltan algunas palabras aisladas que, al parecer, son ilegibles en el manuscrito.
- Esta versión es la misma que aparece en el libro de Antonio Orozco Acuaviva La gaditana Frasquita Larrea, primera romántica española
(editorial Sexta SA, Cádiz 1977), quien a su vez la toma de una copia a
máquina que se conserva en el Archivo Osborne de El Puerto de Santa
María. Ante la imposibilidad de contrastar con el manuscrito original,
que se encuentra en paradero desconocido, se ha transcrito literalmente
la versión de Orozco Acuaviva incluyendo los evidentes errores o
erratas.
- Se han destacado en negrita algunos nombres propios.
- Las fotografías en blanco y negro se han tomado de la Historia de la Villa de Ubrique, de fray Sebastián de Ubrique (Sevilla, 1944)
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Ubrique 20 de julio de 1824
Muchos dias hace que no tomo la pluma en mano. Los ultimos que permaneci en Bornos
fueron tan tristes en razon del verdadero sentimiento que me causaba el
separarme de ese bonito, de ese buen pueblo y de los amigos que he
tenido la fortuna de adquirir en el, que no me podia ocupar en otra
cosa. Ojala pueda yo demostrarles alguna vez que mis palabras no han
sido un mero sonido, y que mi gratitud conservará por siempre, su
memoria en mi corazón.
Salimos el dia 14 a las 4 y media de la tarde de Bornos para llegar a dormir a la Granja Hacienda de los Monges Geronimos en Pajarete.
El caminar en borricos es, ami gusto, el mejor de todos los modos de
viajar cuando el calor o el frio no son excesivos. La juiciosa pausa de
este animal, a cuya discrecion se abandona una con toda confianza cierta
de que no solamente no ha de cometer travesura alguna, sino que, con un
instinto admirable, sabe advertir y esquivar de antemano, los malos
pasos, escogiendo con vista de lince, los buenos, y asi permite que se
ocupe una en mirar y examinar los objetos que la rodean con toda
seguridad. Acabaré mis observaciones acerca de los borricos con decir (y
perdonenme los ginetes y cazadores) que este animal, a mi parecer,
tiene mas entendimiento que el caballo y el perro ‑ por lo que toca a
las prendas del corazon no me atrevo a ….arlas ‑ es mucho mas facil
juzgar de la estencion de los entendimientos que ….lidades de los
corazones.
……. leguas y media de Bornos a la Granja. Hasta la
mitad del camino … pais no ofrece variedad alguna, siendo todo de
campiñas bien cultivadas que se extiende hasta llegar a su horizonte de
montañas. A una legua de la Granja, empieza el terreno a ondear y
a formarse en pequeñas colinas. Varios cortijos y muchos ranchos
esparramados por todos lados diversifican y animan el paisage. Al llegar
a la Granja se atraviesa un olivar por cuyas cuestas corre tortuosa la senda, ofreciendo diferentes y hermosos puntos de vista. Pajarete
es un pago de viñas, cuyo vino si bien poco conocido, es afamado por
toda la Europa. Cada una de estas viñas tiene su casa y entre ellas
sobresalen las ruinas de la del Rosalejo, hermosa posesion que labró, embelleció y habitó la Marquesa de las Amarillas, y fue quemada en la guerra de la independencia por haberse guarnecido en ella una partida de guerrilla española que se dejó abrasar antes de rendirse. Desde la Granja se disfruta de una magnifica perspectiva de sementeras, viñas, olivares, colinas, montes, y la bonita poblacion de Bornos que siempre y por todos lados se presenta preciosamente. La Hacienda de los Gerónimos no es mas, en efecto, que una grandiosa Granja,
con su lagar, su molino de aceite y sus troxes. A la puerta hay un
hermoso manantial de agua limpisima que corre a regar un huerto con
algunos arboles.
A las 5 de la mañana del 15 salimos para Ubrique. Ya el pais
se caracterizaba de montañoso. El terreno era desigual y cortado en
lomas de viñedos y sementeras por cuyas hondonadas, embellecidas por
grandes manadas de ganado vacuno, corrian rios y arroyos, emboscados en
selvas de Adelfas con toda su flor. Algunas veces nos rodeaban tan de
cerca estas colinas, que los montes solo asomaban sobre ellas sus cimas
de piedra, semejantes a pilones de azucar que parecia facil alcanzar con
la mano. Atravesamos montes de robles, encinas, alcornoques y guezigos y
antes de llegar a la venta de Tavizna, donde descansamos durante
el calor, pasamos por bosques de olivos cuyo tamaño gigantesco me
sorprendió sobremanera; me dijeron que eran injertos de acebuches
(olivos silvestres) y que de ese modo se hacian tan grandes, aunque su
aceituna no era tan s….
La Venta de Tavizna está situada a la orilla del rio Maja-aceite
…. en un enorme peñasco. El rio tiene ahora poca agua, aunque …. mucho
entre piedras que parecen otras tantas masetas de adelfas en medio de la
corriente. Al salir de esta Venta se despide una de las tierras de
labor y se mete entre montañas agrestes, siguiendo el curso del rio que
se desliza perezosamente por margenes magnificas de adelfas. Entre estos
montes no siempre veiamos al Sn. Cristobal, pero si siempre al Albarracin que sube perpendicularmente desde el valle que atravezamos. Antes de llegar a Ubrique,
el camino pasa por la falda de una loma de viñedos que van a acabar en
los montes y luego baja a la poblacion que esta es una hondonada, por el
pie de unos peñascos que suben perpendiculares y altos por la
izquierda, mientras que a la derecha se ve la poblacion descolgada de
peñas enormes y resbalandose hasta el rio que la separa de una verde y
fresca cañada de huertas. Estas lindan con colinas de olivos que van
trepando hasta dar con montes de encinas y riscos de peñascos, dejando
este pequeño valle totalmente cerrado, porque
Al horizonte esconde o desfiguralo fragoso de cerros y colladosque componen su bronca arquitecturaunos y otros sin orden barajados.
Conde de la Granja
A la entrada del pueblo está el convento de Capuchinos,
hermoseado por una huerta de la cual descuellan altos y oscuros
cipreses, como dando aviso que es el asilo del retiro y meditacion.
Llegamos cansadas y muy fatigadas del calor, a la casa que nos tenian
preparada, pero que por demasiado estrecha y calurosa, mudarnos al dia
siguiente, proporcionandosenos la que tenemos que ademas de ser mas
grande, esta en la plaza de la Santisima Trinidad cuya situacion
elevada no solo la hace mas fresca, sino que por una ventana y galeria
nos facilita la vista de las huertas, olivares y montes, de que ya he
hablado, por detras de la casa, mientras que su fachada da contra
enormes peñascos que, ocultando el cielo, parecen amenazar con
instantanea destruccion todo el pueblo que se apoya en ellos.
Las gentes aqui son buenisimas y muy cariñosas ‑ tienen mas semejanza con las de Arcos que con las de Bornos. Se ven todavia por estos pueblos las costumbres rancias españolas, sin que el progreso de las luces,
que tambien aquí hizo grandes esfuerzos para introducirse, haya podido
conmover lo que tantos siglos de verdad han arraigado. El pueblo es
sensato, sobrio, tranquilo y religioso como lo fueron sus antepasados ‑
es independiente, robusto, industrioso y valiente como pueblo de
Montañas. Tiene fabricas de paño, telares y tenerias en todo lo cual
trabajan tambien las mugeres. Estas son todas bonitas ‑ y en vez del
hormiguero de chiquillos que nos atolondraba en Bornos, se ven
bandadas de mozas, morenas, es verdad, pero de facciones presiosas,
sentadas a las puertas bordando o haciendo calzeta, cantando y riendose.
El pueblo todo parece una gran familia todos entran y salen de las
casas, cuyas puertas estan a todas horas abiertas, como si todos fuesen
dueños de todas. Ubrique padeció mucho en la guerra de la
independencia y por consiguiente habia de padecer mucho tambien en el
sistema constitucional. El mismo sentimiento de religiosa patriotismo
que produjo en toda esta sierra prodigios de valor contra los que venian
a destruir su antiguo culto y sus antiguas costumbres, debia
precisamente armarla tambien contra las novedades liberales.
Zaldivar, hijo de Ubrique, el heroe Zaldivar,
que ya se habia distinguido en toda la guerra pasada, cuyo valor,
constancia y pericia he oido ponderar a los mismos franceses, ese
valiente y generoso partidario, sin haber sido recompensado por sus
continuos trabajos y servicios, abandonó su familia y sus cortos bienes
para combatir otra vez por su Religión y por su Rey; y con un puñado de
serranos supo aterrar a sus enemigos y conservar en estos pueblos aquel
espiritu religioso y español que algun dia habia de volver a triunfar en
esta tierra priveligiada. Bastantes lagrimas he derramado al oir las
proezas de este hombre extraordinario, cuyos nobles sentimientos
honrarias la cuna de un Principe. Un caracter inconmovible, una
genialidad austera, unas costumbres graves, sobrias y religiosas, un
total desprendimiento y una humanidad perfecta son los rasgos
principales que han caracterizado a este heroe . He visto a su anciana
madre y a sus hermanas que aun conservan la esperanza que sanó de las
perfidas heridas, que solo a favor de la mas atroz traicion pudieron
darle en Porcuna, y que está en paises extrangeros. Lo fijo es que
despues de aquella negra y vil catastrofe estubo en estos montes y decen
que pasó a Gibraltar…
Antes de ayer tarde, por primera vez, salimos las tres solitas.
Entramos en las dos primeras huertas que estan a la salida del pueblo.
El excesivo calor nos impidió ir mas allá. Mucho me habian ponderado el
que debiamos experimentar aqui, comparandome este pueblo con una sarten.
En efecto los peñascos que lo cercan se caldean todo el dia con el sol y
por la tarde despiden una flama que sofoca,-ni la noche trae consigo
ningun consuelo. Sin embargo estas gentes mismas extrañan este calor, y
dicen que es extraordinario. Las huertas no son tan hermosas como las de
Bornos. Las murallas de montes que las encierran no permiten que
ofrescan bellisimos puntos de vista que aquellos presentavan en los
huecos de sus arboledas.
Ayer tarde fuimos en compañia de dos otres de las bonitas vecinas nuestras a la fuente que llaman del Solimán.
Por un lado del camino teniamos peñascos altisimos y por el otro
declinaban el terreno hasta el río, a cuya opuesta margen llegan al agua
las huertas, valladas de hermosas madre-selvas y zarza-moras. De trecho
en trecho se ven grupos de olmos altos y esbeltos como los de
Inglaterra. Antes de llegar al Soliman se pasa por la capilla de Jesus, o San Sebastian, donde esta el Cementerio, y por el Algarrobal,
otra fuente que brota entre piedras y forma un riachuelo (donde laban
las mugeres, debajo de la sombra de hermosos olmos) y luego corre
metiendose por el arco de un puente, a juntarse con el rio. El Solimán
es un chorro de agua que cae en piletas donde beben las bestias ‑
alaban mucho la calidad y los efectos de este agua ‑ Aqui es infinito el
numero de fuentes y la diversidad de sus cualidades.
Dia 25
Estas tardes nos hemos paseado por las huertas que, si no son tan frondosas como las de Bornos,
son-bonitas y frescas. Ayer tomamos por un callejon que serpentea entre
ellas, y cuyos vallados cubiertos de la dulce madre-selva despedian un
delicioso olor, hasta salir al olivar que nos condujo al Convento de Capuchinos.
Antes de llegar al monasterio nos sentamos al pie de un alto peñasco en
cuya cima se hallan vestigios de una población romana que me propongo
ir a ver una de estas tardes. Pasado el convento esta un molino por el
cual sale en ruidosa cascada, un grueso manantial que luego, formandose
en rio, es el que riega las huertas que, a manera de falbalas, guarnecen
las faldas de Ubrique.
Dia 26
Ayer tarde salimos tambien por los callejones y tomamos a la izquierda por el Olivar, faldeando sus preciosas y variadas colinas, hasta llegar a lo que llaman el Puente nuevo,
donde nos sentamos a disfrutar de una bella perspectiva y del
vientesillo Ouste que respirabamos con ansia despues de los excesivos
calores de estos dias pasados y que oiamos susurrar agradablemente en la
hojarasca de un grupo de olivos alli cerca. Estubimos admirando un
fuego que ardia en los montes lejanos y manifestando yo mi sorpresa de
que no procurasen apagarlo me dijeron que estos incendios eran
frecuentes, que muchas veces se hacian al proposito de aclarar los
montes.
La
leña aqui es tan abundante que no cuesta mas que el trabajo de cortar y
traerla. Son inumerables los montes de robles, encinas y hayas por toda
la sierra. La vista era hermosa -veiamos arder el fuego tan sosegado en
la cumbre de los riscos, que parecian ceñidos por una diadema de oro.
Este pais debe ser hermoso en invierno. Por todas partes brotan fuentes
formandose en cascadas y riachuelos que corren en todas direcciones.
Ahora solo se ven sus lechos y surcos secos y desamparados. Aun el rio
que riega las huertas, fluye decidioso entre piedras que casi lo
ocultan.
Dia 28
Ayer tarde subimos al Calvario, una hermita en lo alto
de uno de los cerros que miran a nuestra calle. Mucho me habian
ponderado el trabajo que me costaria llegar a este sitio y no lo he
hallado tan escarpado como parece mirandolo desde abajo. Un lego Capuchino,
de quien estas gentes cuentan prodigios, fue el que, de limosnas, labró
esta capilla y cortó el camino de la via sacra entre las peñas. Es no
mas que un altar con un Cruxifijo ya su lado una celdita para el
hermitaño. Ahora no tiene hermitaño, y una buena muger, que vive en los carriles,
es la que todas las noches, que llueva, que truene, que haga uno de los
furiosos uracanes tan frecuentes aqui, va a encender la luz que arde
toda la noche en el altar. Este buen capuchino acarreaba el mismo lo que
era menester para la obra ‑a las mugeres y muchachas les decia de subir
el agua a los trabajadores que le fuesen a ayudar‑ nunca le faltó nada.
Cuentan, entre otros varios prodigios de este hermano Ventura (que asi se llamaba), que cuando el temblor de tierra de Lisboa, el peñasco mas enorme de esta cordillera, en el cual se recuesta Ubrique,
se bamboleó y que él subió a su cumbre con un crucifijo en la mano,
mandandole, en el nombre del Señor, que se mantuviese firme. Se ve en la
punta de esta peña la Cruz que luego plantó en ella ‑está formada por dos grandisimas vigas que, desde abajo, parecen dos alfileres. En el Calvario se domina todo el pais de Ubrique,
pudiendose llamar una cañada encerrada por cordilleras que la
sequestran de lo demas del universo visible. La poblacion parece cortada
y formada de los peñascos que la sostienen. La mayor parte de las casas
estan labradas de piedras que tienen el mismo color y todas techadas
como en el norte. Es muy fantastica su apariencia y a lo que mas se
asemeja, es a una multitud e nidos de pajaros colgados de los peñascos.
Esta mañana fui acompañando a mi hija al baño de la Hedionda,
que es un manantial de agua mineral que esta a media legua de aqui. La
llaman hedionda porque, en efecto, tiene un hedor semejante al de la
fuente amarga de Chiclana. Es increible la variedad de sus
cualidades. El facultativo de aquí, que es sujeto sumamente apreciable
me ha referido infinidad de casos en que esta agua ha producido diversos
y contrarios efectos, segun lo han requerido los diferentes males. El
camino es muy pintoresco, a un lado tiene el rio con sus orillas
diversificadas con adelfas, olmos, molinos, huertas, viñas, que
contrastan con los peñascos que las coronan y que se elevan ceñudos del
otro lado del camino. El manatial esta en una hondonada sumamente
agreste y solitaria. Dos albercas (una para hombres y otra para mugeres)
reciben el agua que mana continuamente, y corre luego en un arroyo
hasta juntarse con el rio. Eran las 5 de la mañana, el aire venia
purisimo de la sierra, cuya altura nos guarecia del sol, que siempre
se levanta tarde en este pais. Algunos ranchos con sus chozas aparecen
en lo alto de las montañas, una casita divisabamos en la punta de un
cerro, que nos pareció solo alcanzadiza al aguila. Los borriqueros nos
señalaron en la cima de un peñasco altisimo las ruinas de un castillo
moruno que llaman el Castillo de Fatima.
Dia 29
Ayer tarde fuimos por el camino del Solimán y entramos en la capilla de San Sebastian. Es muy bonita, tiene algunas buenas imagenes de bulto, la de Jesus Nazareno y la de la Virgen,
ambas de tamaño natural, son muy hermosas. De aqui cruzamos el rio y
nos metimos en una huerta donde estubimos en conversacion con el
hortelano hasta la noche. Estos serranos tienen un entendimiento natural
que debe sorprender a todo el que no ha observado el pueblo español.
Este buen hombre raciocinaba con tino y verdad que ciertamente no ha
sacado de los libros, si bien lo ha aprendido de aquel unico que lo contiene todo
(como dice Bonald), el sencillo y profundo Evangelio. Entre varios
dichos y pensamientos que tengo anotados de estas buenas gentes, citaré
uno de mi cacera: Tenia alojado a un oficial constitucional quien, entre
los argumentos que le hacia para convertirla, uno era que los autores
de la Constitucion eran los hombres mas sabios de la España y que le
pegaba muy mal a unos aldeanos ignorantes atreverse a repugnar y
censurarla. «Eso bien puede ser verdad», contestó la serrana, «pero yo
sé que cuando nació nuestro Salvador en Belen, pastores fueron los
primeros que lo adoraron, y que en Jerusalen, los sabios y los escribas
lo crucificaron.»
Esta mañana fui a misa a Sn. Antonio, una capilla que esta al
otro lado del pueblo en una altura que me costó mucho trabajo trepar por
no haber tomado el buen camino. La Capillita es pobrecita y una
buena muger nos enseñó sus altares con aquel agasajo que es natural en
este pueblo. Enfrente de la puerta, por encima de las casas, descuella
el peñasco que tiene la Cruz del Padre Ventura. Los ojos
involuntariamente se arrancan de su vista, pues, mas que perpendicular,
parece inclinado a desplomarse sobre el pueblo. De aqui me fuí al Nacimiento de que ya he hablado, que está mas abajo de Capuchinos.
El agua brota de las peñas tan caudalosa y cristalina que no se mueve y
parece un grande espejo embutido en piedras, hasta que llegando al
molino sale alborotada y espumosa huyendo hasta juntarse con la del
manatial de Benafí que, unidos forman el rio que riega las huertas. Ayer oí misa en Capuchinos.
La iglesia es semejante a todas las de esta orden: pobrecita, aseada y
devota. El calor de estos dias pasados ha cesado, y el aire de estas
montañas es no solo fresco y delicioso por las mañanas y por las noches,
sino que es puro y ligero y aumenta durante las horas del sol.
Día 30
Ayer tarde pagamos las visitas de las señoras que nos han
favorecido con las suyas. Me ha alegrado mucho observar como las
personas mas pudientes de aquí viven con la misma sencillez que las
gentes del pueblo. Las casas no se diferencian sino en el tamaño. Las
visitas se reciben, como en casa de los pobres en lo que llaman la
cocina y es una habitación que está a la entrada con su gran chimenea
que reune en su derredor las vecinas en las largas noches de invierno.
Venimos a casa bastante cansadas de las cuestas y mal empedrado de las
calles.
Día 31
Ayer tarde fuimos a la Vena-Feliz ó Venafí que es como la llama el pueblo, y por otro nombre el salto de la Mora.
Es una peña altisima que esta a la entrada del pueblo. Llevamos dos
borricos, pues nos dijeron que no podiamos hacer todo el camino a pie.
Sin embargo, Aurora con las demas vecinitas que nos acompañaban, anduvo
hasta la cumbre, con bastante desazon mia, porque en efecto, es camino
solo para cabras, a pesar de que la senda sube en espiral por los
pedregales y breñas hasta llegar a la puerta de una viña plantada en su
cima y que pertenece al padre de una de las jovenes que iban con
nosotras. Yo siempre fui en borrico que si bien acostumbrado a las
escabrosidades de este pais no dejaba de tropezar con grande susto mio
que a veces me veia tan elevada que al menor vayven parecia deberme
despeñar a lo profundo. Antes de entrar por esta puerta, que abre a un
cuadro de tierra cercado de peñascos, vimos una ruina que ciertamente
sería un baño. Es un edificio cuadrilongo, bovedado, con varios huecos o
nichos en la pared. Esta ruina esta bastante bien conservada, y sirve
para ordeñar las cabras. Parte del techo se ha desplomado y por sus
hendiduras entra la luz, que no se adivina bien por donde le entraba
antes. La puerta o rastrillo que esta a su lado abre a una cuadra o
salon natural cerrado por paredones de peñascos a cuyos pies se ven
algunas piedras sueltas a manera de sofas y sillones. Salimos de este
salon por una abertura que nos llevó a la viña que domina una hermosa
perspectiva de montes escalados sobre montes, y a un lado se divisa la
pequeña poblacion de Venaocaz con sus casas blancas interpoladas
de verde, metida en un vallecito, semejante a una manada de ovejas
pastando tranquilamente en medio de las montañas; al otro lado se
presenta Ubrique abismado entre peñascos tan diminuto por la distancia, que parecia un juguete de filigrana esculpido en piedra.
Las casitas de las viñas y olivares en sus derredores se divisaban
como puntitos blancos casi imperceptibles. En el primer viñedo que
atravesamos vimos cinco columnas de piedra en cuyos zocalos se leen
inscripciones latinas. Su situacion me pareció denotar que habrian sido
de alguna galeria o fachada de edificio. En el suelo vimos rodando un
trozo de estatua de Cleopatra de hermoso marmol blanco. Lo unico que se
conservaba de ella es desde la cintura hasta el pescueso. Los dos
aspides estan perfectamente trabajados aunque me parecieron demasiado
simetricos. El padre Guardian de Capuchinos que ha tenido la
curiosidad de examinar estas antiguedades y aun de descifrar con mucho
trabajo las inscripciones (que ha mandado a Sevilla) me ha dicho que cuando primero vió esta estatua conservaba la cabeza, y que habia otra de Marco Antonio;
pero que habiendo sido abandonadas allí, los muchachos a pedradas las
han destruido. Además se han escavado en este sitio como una fenega de
monedas antiguas que tambien se han enviado a Sevilla. Mas allá
vimos otro baño y un grande alhive y nos dijeron que a una corta
distancia habia una sima profunda que corria subterranea no se sabe
hasta adonde. Pero el sol se estaba ocultando entre los montes y yo
temia volver de noche por estos despeñaderos. La tarde era deliciosa y
respirabamos en esta altura de un aire verdaderamente celestial.
Volvimos, sintiendo que el tiempo no nos permitiese observar, y sobre
todo meditar en estas ruinas de tantos siglos.
Al pie de este peñasco (que llaman tambien el Salto de la Mora,
por motivo de una tradicion que supone a una Mora arrojandose de esa
altura huyendo de los cristianos) sale el manantial que surte al pueblo y
que, pasado el Convento, fluye por un arqueducto al traves de
cuyos arcos se ven las huertas. Entre este Arqueducto y un guardalado,
debajo del cual se ven las mugeres lavando con el agua del otro
nacimiento que sale por el molino, corre una calzada hasta entrar en las
calles del pueblo. Un grandisimo y frondoso alamo negro sobrea a las
lavanderas, y mas arriba del molino se ven grupos de olmos y chopos en
derredor del manantial y a sus espaldas suben peñascos hasta las nubes.
Día 2 de agosto
Ayer estubimos convidadas por una de nuestras vecinitas para ir a la
viña de su padre que divisamos desde la ventana de mi cuarto, subida
encima de los olivares y al pie de los montes. Mis hijas fueron
acompañadas de una dozena de muchachas a cual mas bonita. El padre es un
buenisimo hombre que, ademas de esta viña, tiene su oficio de
talavartero y sombrerero, con lo cual mantiene muy bien a su familia que
es de cuatro hijos, pues es viudo, y si bien muy aficionado a divertir a
su hija, siempre la acompaña él a todas partes. Tenian su merienda
preparada que consistia en un menudo muy bien guisado, ubas, manzanas,
moras, almendras y buen vino de su cosecha. Las niñas se divirtieron
mucho ademas de la bella situacion de la casa, que domina una
perspectiva hermosa, comieron, corrieron, jugaron y rieron de todo
corazon. Yo me fui a Capuchinos por ser el jubileo de Nuestra
Señora de los Angeles. Ya por la mañana me habia edificado la devocion
con que multitud de gentes se acercaban al sagrado Convite. En
semejantes dias, todo el pueblo, sin excepcion, recibe los sacramentos.
No era menos su recogimiento rezando el jubileo. Solo se oia en la
iglesia el susurro del agua, la tarde era apasible, y a la salida, todo
en derredor parecia combinarse para conservar la paz que el corazon
habia respirado en el Santuario. Cuando llegué a casa me asomé a la
ventana de mi cuarto qe cae a las huertas y sus vallados de
montes, en cuya cima colgaba la media luna a manera de un creciente de
brillantes que adronaba su rugosa frente. Poco despues se ocultó de una
vez, poniendose por delante las enormes peñas, cuya linea de ondosa y
negras superficies parecian esculpidas en un fondo esplendente de luz
que derramaba en el cielo el luminar que ya no se veia. El aire era
dulcisimo ‑ y el reposo de la noche, solo interrumpido por el trino de
algunos trillos y el distante ladrido de un perro, ya estaba en las
huertas, en el Otero, en los montes u en la parte de la población de
este lado de las casas: mientras que del otro pasaban gentes yendo y
viniendo de la Feria (que está en la plaza de la iglesia al fin de nuestra calle) con guitarras, cantares y risas.
Dia 3
Ayer no salimos por estar Angela un poco resfriada. Yo me
estaba pelando la pava con mis buenas vecinas en el zaguan (que es el
lugar de tertulia) cuando me llamaron las niñas para que admirase desde
mi ventana una vista que era, en efecto, magnifica. El cielo de un
purisimo azul se veia entretexido con pequeños y numerosos nublados que,
tinturados fuertemente por los rayos del sol en su ocaso, parecian
otros tantos vellocinos de oro. Sobre este brillantisimo fondo alzaban
sus negras cumbres los montes, mientras que las colinas, a su falda,
reflejaban el dorado esplendor que por grados, bajaba desvaneciendo
entre los diferentes matizes de las huertas. Era un espectaculo hermoso y
digno de un buen pincel.
Dia 5
No hemos salido estos dos dias sino para visitar a nuestras
buenas vecinas. Todas las casitas se parecen ‑ la primera habitacion es
siempre la cocina, con su gran chimenea, en cuya corniza se ven
colocados platos, tasas, etc., de loza inglesa (la cercania a Gibraltar
facilita los generos ingleses). A su lado cuelgan de la pared sartenes,
peroles, etc., brillantisimos de escamondados. En algunas partes vimos
las mugeres trabajando en sus telares. Estos son unas maquinas aunque
toscas, que mueven con el pie, mientras que con las manos hacen correr
el estambre por los hilos tirantes entretexiendolos con el movimiento
alternativo de la maquina impulsada por el pie. En un dia puede una sola
muger tejer 26 varas de serga. Al salir de una de estas visitas antes
de ayer tarde nos dijeron que iban a salir los voluntarios realistas y
que se esperaban otras tropas para ir acia Jimena donde ya sabiamos
desde algunos dias que unos pocos de insensatos habian levantado el
grito de la rebelion. A esta noticia verdadera, se añadieron, como
siempre sucede, otras mil que aterraban. Sin embargo de no creerlas, el
desasosiego del pueblo, el armamento en masa de toda la sierra, el
clarin que tocó a reunión durante la noche, el paso de las tropas, la
salida de estos valientes habitantes al mando del famoso partidario y
compañero de Zaldivar, Fernando Clavijo, todo esto asustaba y hemos pasado dos dias con bastante inquietud, si bien creo que la cosa, sea cual fuese, pronto acabará.
Aunque debiera estar sobresaltada por las voces que corren, estoy muy
tranquila entre mis buenos y fieles serranos, tanto, que ayer me fui a
pasear, tomando por algunos callejones de las huertas que aun no habia
visto hasta llegar al pie del Venafi, al lado de cuya
fuente nos sentamos mirando correr el agua y labar las mugeres en los
limpisimos estanques que forman los montones de piedras que parece se
han desgajado y caido de los altos peñascos para el intento. A la vuelta
nos metimos por algunas bonitas huertas. La situacion de una de ellas
nos dió de golpe. Parecia enterrada en los montes, pues los grandes
arboles que la vallaban a la redonda interceptaban la vista del pais que
mediaba y solo se asomaban sobre sus copas las colinas y riscos,
formandola en un anfiteatro perfecto. El cielo estaba nublado y a la
noche tubimos una pequeña tempestad de viento, agua y algunos truenos
que retumbaron con prolongados ecos por las montañas. Hoy, sin embargo,
hace mucha calor. Las noticias son todas favorables. Nuestros
partidarios llegaron con toda felicidad a Jimena que está ya en la mayor tranquilidad. Los provinciales de Sevilla llegaron al Castillo de Gaucin que está tres leguas de aqui. Los constitucionales se han guarnecido en la Isla de Tarifa donde los dicen cercados o bloqueados por buques franceses. Han dicho que Valdes está a su cabeza. Que en Ronda
se han hecho muchas prisiones ‑aqui tambien esta n en la cárcel los
pocos liberales que habia en el pueblo‑ parece que habia una combinacion
entre todos ellos y que ha sido descubierta ‑estas son las voces que
corren‑ la verdad en su lugar.
Día 10
Estos dos dias el tiempo ha sido malo. Sin embargo ayer
tarde fuimos a las huertas. Por la mañana hubo una tormenta que duró
siete horas, larguisimas para una habitante de Cádiz que está
acostumbrada a verlas pasar volando sin que nada las detenga. Aqui los
montes no solo la atraen, sino que se complacen en detenerlas
repercutiendo su estruendo en prolongados ecos. Ayer de mañana estube
admirando desde mi ventana los varios efectos de los nubarrones que,
unas veces, cubrian como espeso velo, los montes; otras, solo ocultaban
su base, dejando un peñon negro suspendido en el aire; de allí a poco
todos se desvanecian y pasaba apriesa una nubecilla cortando los cerros
por el medio o se deslizaba de alto a abajo, semejante a copos de
transparente y blanquisima lana que se hubiesen soltado de la rueca. Por
la tarde se aclaró ‑el sol doraba los celages esparcidos por el cielo
azul, mientras que algunos nublados de color de purpura descansaban
sobre las puntas de los cerros. Hoy sigue gruñendo la tormenta a lo
lejos.
Muchas son las noticias que nos dan. Lo cierto es que los rebeldes estan aun en Tarifa y que los franceses los cercan por mar y por tierra. Nuestros realistas siguen en Jimena y la sierra hormiguea de gente armada en defensa de su Rey.
A la tarde, me acaban de decir que los franceses han entrado en Tarifa
y que estan refugiados en su isla los rebeldes. Que el general francés
ha publicado una proclama, alabando el zelo de los serranos y
convidandoles a volver a sus casas y a la vigilancia.
Día 12
Todos los dias y a cada momento se divulgan diferentes y contrarias noticias. Antes de ayer se dijo que permanecian en Tarifa los rebeldes, ayer que ya no estaban. No se sabe que creer.
Ayer tarde fuimos a ver a la madre y hermanas de Zaldivar. Una de estas es hortelana y nos llevó a su huerta que esta cerca de Capuchinos
‑venimos regaladas de alberchigos, limones dulces, membrillos, etc.
Esta gente de Ubrique es tan amable que siempre nos estan obsequiando
mandandonos finezas, cada cual segun sus facultades. Todos aqui tienen
que comer, porque todos trabajan. Ademas de las tareas campestres, hay
telares de paño, rajas, jerga, lienzo, etc. Tenerías o fabricas de
curtir corbalanes y badanas, tinturerias, etc., las mujeres tejen,
hilan, hacen calzeta. El termino de Ubrique es casi tan corto como el de Bornos.
Despues de la guerra de la independencia ‑que quedó este pueblo
convertido en ruinas en razon de su inalterable y constante lealtad,
solicitaron una corta compensancion cual fue que se le agrandase su
termino del vasto terreno desperdiciado que pertenece al de Jerez. No fueron escuchados.
Día 13
Ayer se han oido aqui tiros ‑no sabemos que pensar‑ los
realistas de aqui no han regresado y aun dicen que han tenido orden de
seguir adelante. Nada sabemos de positivo de Tarifa, pues ya no
quiero creer tantas y tan contrarias noticias. Si los rebeldes se hallan
perseguidos quiza alguna partida entrará por este pueblo que ahora se
puede decir indefenso ‑todo esto inquieta y desde ayer tengo una
indisposición de bilis que no me permite tener la pluma en mano.
Día 17
Los modales de estos serranos son tan honrados, su naturaleza tan
sobria, su genialidad tan alegre, su fe religiosa tan firme, su valor
tan imperterrito que continuamente me representan aquellos antiguos
españoles que ya no se conocen sino en los romances. Aqui el desorden de
las costumbres no se ha introducido. Los matrimonios no solo estan
unidos por una perfecta y sencilla confianza reciproca, sino que se
quieren de veras, como gentes que ocupan su imaginacion en sus
obligaciones y nada mas. La voz de mi José, mi Josefa,
etc., no solo la usan el matrimonio y los hijos mutuamente, sino que
hasta la emplean con primos y parientes. Muchas veces cuando, sentada en
el zaguan, oigo las conversaciones de las vecinas de un lado a otro de
la plazuela, me se figura ésta el patio de una grande habitacion donde
vive reunida una dilatada familia. Es verdaderamente una vida patriarcal
la de estas gentes. Asi veo yo las cosas ‑otros las ven de otro modo‑
prueba de ello son unos versos que me han traido compuestos por un
cavallerito, creo de Cádiz, que vino a pedir su salud a este pueblo y
que en efecto se la debió. Son harto graciosos, como es facil que lo sea
toda satira los copiaré:
1.ª
Hoy de Ubrique a lo profundo
Musa mia te convoco,
Y háste cuenta que te invoco
Al infierno de este mundo
Con aliento sin segundo
sopla mi mente confusa;
Mas ya veo que se escusa,
con justa razón, tu aliento,
pues donde no sopla el viento,
puede soplar la Musa.
2.ª
Aunque tu influjo no quiera
mi fusco intento ayudar
hoy a Ubrique he de pintar
y salga como saliere;
a cualquiera que leyére
y á mis decimas se aplique
es fuerza se mortifique.
Pero el estilo mas llano,
mas rustico y chavacano,
no será peor que Ubrique.
3.ª
Yace Ubrique en el juanete
de un peñasco dado a perros,
y en culo de unos cerros
sambullido hasta el gollete,
entre seis montes o siete;
del capricho mas bolonio
es un vivo testimonio,
pues su fundacion penosa
quien la hizo, hizo una cosa,
que no la hiciera un demonio.
4.ª
De este peñasco pendiente
todo el pueblo se eslabona
y del horor que ocasiona
hace dar diente con diente
De abajo arriba la gente
es fuerza subir a gatas
y sus casas siempre ingratas,
malditas y escomulgadas
se estan al cerro pegadas
al modo de garrapatas
5.ª
Sin duda esta fundacion
se hizo solo para mostrara
donde pudo llegar
una mala inclinacion;
Ella ha sido en conclusion,
del mundo un atrevimiento;
pues al menor movimiento
si el cerro llega a temblar,
basta él solo a sepultar,
como este lugar un ciento.
6.ª
Bien pudo discurir quien
aqui me ha visto marchar
que viniendo aqui a parar
no podria parar en bien.
Si en el verano es sarten
el invierno es garrafon,
que Ubrique en buena sazon
de la eterna Majestad
no está aquí por voluntad
sólo está por permisión.
7.ª
Esta, pues, barbaras sierras
entre que vive estrujado
le circundan condenado
a jamas ver otras tierras.
Al cielo levantan guerras
con nuevo gigante anelo
y en sus cumbres con desvelo,
sin que sean pataratas,
es preciso andar a gatas
por no topar con el cielo.
8.ª
Dando circulos eternos
la Luna en sus horizontes
suele romperse los cuernos.
De allí baja a los infiernos
el pensamiento hecho astillas,
y aunque estando de cuclillas
el cerro menos adverso
hablando está, como en verso,
tu-por-tu con las cabrillas.
9.ª
El lugar es un rigor,
de cabalas un conjunto
de zahurdas un trasunto,
tosco, rudo y sin primor.
Enano ha sido el autor
de tan tristes huroneras
pues a cabezadas fieras
conocimos inhumanas
por puertas tienen ventanas
y por ventanas gateras.
10.ª
De las calles el trabajo
No tiene comparacion,
porque todas ellas son
cuestas arriba y abajo.
Cada piedra es como un ajo,
con resbalosas profias,
y continuas agonías,
el que pisarlas se atreve,
resbala siempre que llueve,
y llueve todos los dias.
11.ª
Tiene este pueblo importuno
grandes maestros de cardas
muchas hay tambien de albarda
smas de carretas ninguno.
Todos ruedan uno a uno,
pero de carros las huellas
jamas ha llegado a ellas
de esta tierra en el desvarro
ni aqui se ha visto mas carro
que el carro de las estrellas.
12.ª
Dos vecinos del lugar
segun se deja entender
se deben entretener
en solo multiplicar.
De muchachos sin cesar
cada vecino se infesta
y si hay merienda dispuesta,
sobre los multiplicados
los clerigos y soldados
multiplican lo que resta.
13.ª
Con estas alegres tretas
de los maternales grillos
nacen aqui los chiquillos
tocando las castañetas.
Estas, en lugar de tetas,
les manda dar la comadre
y en el campo se está el padre
y la madre en casa hilando
y los muchachos jugando
como los parió su madre.
14.ª
Las mugeres con cuidado
del aliño que no estilan
menos todo lo que hilan,
lo demas hilan delgado
raja y paño mal hilado,
y esto siempre a
troche y moche.
Auséntase el rubio coche;
cuanto tejieron de dia
con presurosas porfias,
desbarataron de noche.
Hay más decimas pero aun no me las han podido conseguir.
Antes de ayer fuimos a un Batan que esta en el camino de la Hedionda.
Es una maquina de ruedas impelidas por agua que, bajando del algarrobal
y rompiendo espumosa por ellas, corre luego a meterse en el rio. La
situacion de este batan es bonita ‑a la espalda de la casa que habita el
Batanero descuellan los bellos olmos que guarnecen el Soliman y a
su falda tiene un huerto con agua, arboles y vallados de colinas‑ el
ruido del batan retumba por el silencio de este sitio y los trabajadores
ocupados en estender los paños, interrumpen su aspecto agreste y
solitario.
Día 21
Seguimos en un estado de incertidumbre en cuanto a noticias
‑se pondera y miente mucho. Ya pesar de mi determinada incredulidad,
algunos sobresaltos páso. Los rebeldes se sostienen en Tarifa‑ La sierra toda sigue sobre las armas y cada vez hay mas entusiasmo en favor del Rey.
Ayer tarde dimos un paseo por el camino del Algarrobal y nos sentamos a disfrutar del aire fresco en el Puente nuevo,
mirando cortar con mucho sentimiento, algunos de los olmos que estan
alli cerca. Esta es la madera que usan aqui los carpinteros. El pais
todo esta animado ‑algunas bacas pastaban a la orilla del rio‑ en los
declives de las montañas se veian manadas de cabras de todos colores.
Muchos borricos cargados de leña pasaban sin cesar, pues ahora todo el
mundo hace su provision de ella para el invierno ‑hombre, muge res y
niños con sus canastas de ubas, y todos ofreciendonos un racimo‑ a
nuestra espalda murmuraba el rio entre la hojarasca que lo ocultaba, y
en los arboles cantaban sus ultimas tonos mil pajarillos, entre los
cuales sobresalia una voz clara y trinadora semejante a la del ruiseñor.
Un cielo purisimo y el dulce aire oueste daban un encanto a este
paisage que me hizo renegar del autor de las decimas adjuntas y de su
fria satira.
Día 22
Al estruendo de los repiques, descargas y entusiasmados vivas de este pueblo por excelencia realista escribo la toma de Tarifa.
Es imponderable la alegria de esta gente al recibir la noticia esta
mañana. Dias habia que la impaciencia por la tardanza de esta conquista
tenia agitada a toda la sierra, y con la imaginacion peculiar a estos
serranos, se divulgaban mil noticiones que a pesar de conocer yo su
origen, no me dejaban de sobresaltar. Por fin todo se acabó y no nos
queda mas que la compasion que deben inspirar unos ciegos fanaticos que
se figuran ser todavia posible resucitar en España, la constitucion de las Cortes. El gefe Valdes se escapó ‑como lo hubiera hecho y tenia preparado en la Isla de Leon, el otro caudillo Quiroga,
si los españoles de antaño hubieran tenido la experencia de los
españoles de ogaño y se hubieran apoderado de aquella plaza ¿aprenderan
con estos ejemplares los pobres simples que se dejan engañar y arrastrar
el precipicio por unos entes viles y cobardes que solo tienen pericia
en fugarse y talentos para mentir?
Día 27
Todos estos dias he estado metida en casa, a causa de un
resfriado que he querido cuidar. Todas mis vecinas me han acompañado y
como su asunto favorito de conversacion son los trabajos que pasó este
pueblo (como toda la sierra) en la Guerra de la independencia, siempre me interesa y entretiene oirlas. Veinte y dos veces entraron los franceses en Ubrique
hostilmente, pues este pueblo jamas capituló. Nunca en menos de ocho
mil hombres. La población toda huia a los montes, y desde la punta de
estos cerros caian como granizo las balas sobre los enemigos que pronto
se veian forzados a retirarse. Ya estos habitantes se habian convertido
en horda errante. A la voz «vienen los franceses» todo se abandonaba y
corrian al monte mugeres que parian en las veredas, hijos que llevaban
en brazos sus padres ancianos, y hasta hubo joven que llevó a su marido a
cuestas muriendose de un putrida, de la cual curó entre las breñas,
mientras la joven, a quien se la pegó, murió a los ocho dias. Seria no
acabar de contar los heroismos de estas gentes que veian, desde las
alturas, arder sus casas y posesiones con la mayor indeferencia, al paso
que se pedian unos a otros un puñado de arina para no perecer de habre
toda la familia con sus inumerables chiquillos… Este cuadro es horroroso
‑lo confiesan‑ pero acaban siempre de decir «y bien Señora ¿ve Vd. todo
eso?, pues peor era la Constitucion».
Día 30 de agosto
No habiendose podido bañar mi Angela ayer de mañana en razon
de la lluvia y aclarandose el cielo a mediodia, determinamos acompañarla
por la tarde y al mismo tiempo dar un paseo hasta la Venta de la Albujera
cuya situacion habia oido elogiar. En efecto salimos a las 4 y despues
de caminar una legua, a veces encerrada entre los montes sin ver mas
cielo que el que nos techaba, y a veces encaramadas sobre las cumbres de
los cerros dominando otros sin numero, y siempre por un pais romántico y
agreste, llegamos a la Venta que está en la vereda (aqui nunca se dice camino, sino vereda
–y en verdad no son ni pueden ser otra cosa en un pais todo de cerros y
peñascos) que conduce a los Puertos. Una cañadita que parece estar
hecha de proposito lleva a la casa que esta metida entre arboles
frondosos y toda especie de hojarasca- a su espalda tiene un huerto de
naranjos y otros frutales con hermosisimas parras que lo sombrean
deliciosamente. Un silencio profundo reinaba en este sitio solitario
interrumpido solo por el viento que a ráfagas alrorotaba la hojarasca,
los cencerros del ganado oculto en su espesura, los ultimas cacareos de
las gallinas y arrullos de los palomos que ya venian a recogerse. De muy
buena gana hubiera quedado algun tiempo en este rincon tan verde, tan
secuestrado del mundo, registrando sus contornos, subiendo sus
montezuelos, admirando la variedad de bellos arbustos que la naturaleza
siembra con profusion en este pais privilegiado. Pero teniamos que ir al
baño y el sol se oculta muy pronto entre los montes. A la vuelta
tomamos otra vereda, con el rio, sus molinos y sus adelfas (todavia
cargadas de flor) a nuestros pies. Junto al baño nos enseñaron un Tajo
del cual cayó y se mató uno que, no solo cultivaba un huertesito a su
falda, sino que era el Burns o poeta de estas montañas. En mi
poder tengo un romance que compuso al providencial descubrimiento de
este manantial. Asi versificaba el hecho verdadero:
En el reino de Granada
Y en el mes de sementera
Del año de mil seiscientos
Y ocho, por buena cuenta
Se ocupaba una familia
En laborear la tierra
Compuesta de padre e hijos
Y una mozita doncella.
A esta le acometió
Cierta noche una dolencia
Tan grave que se temieron
El que amaneciese muerta;
Subieronla sus hermanos
Moribunda en una bestia
Por ver si viva llegaba
A su pueblo, Grazalema.
Hicieron en el camino
Alto, porque la enferma
Decia casi expirante
«Agua quiero, aunque me muera»
Aseguran que su achaque
Dolor de estomago era.
Fue un hermano a buscar agua
Quedando el otro con ella
Ignorando aquel paraje
En una Mina se entra;
Hizo un Hoyo con las manos,
Llenó una taza pequeña
De agua mezclada con cieno
Sin saber si es mala o buena,
Y la enferma la bebió
Con extraña ligeresa.
No pasaron tres minutos
Cuando una colica abierta
Con abundantes despeños
La atacan con tal violencia
Que sus hermanos creyeron
Que ya su muerte era cierta.
Rezaronle muchos credos
Llorando lagrimas tiernas.
De allí a un rato abrió los ojos
Diciendo: «Ya yo estoy buena»
Sigue contando, como con este ejemplar, muchos acudieron a este agua y
hallaron efectivamente la salud, etc., y acaba su romance alabando a
Dios, asi como lo empezó pidiendole su auxilio por la intercesion de
Maria.
Y ahora,
Vallejo suplica
Y rendidamente ruega
Se le perdonen las faltas
De haberse entrado a poeta
Sin principios y sin numen
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Agradecemos a José María Gavira que nos haya permitido compartir su trabajo en nuestro blog, publicado originariamente en "5*U", más tarde en "Historias del Mediodía" y actualmente en proceso de publicación en "Historias de Ubrique" (en este enlace).
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