miércoles, 28 de septiembre de 2011

Los bolindres

Un puñado de auténticos bolindres de barro de los años cincuenta


Por Esperanza Cabello


Con estos bolindres comenzamos una serie de entradas que darán cuenta de algunas palabras y expresiones muy características de nuestra zona.
Los bolindres eran unas bolas de barro de aproximadamente un centímetro de diámetro que los niños utilizaban para jugar. 
Más tarde hubo también "perlas" (bolindres de cristal), "acerines" (metálicos) y "marmitos" (de piedra, quizás hasta de mármol), pero en Ubrique se siguió "jugando a los bolindres" hasta bien entrados los ochenta, aunque ya por aquel entonces los niños no sabían qué era exactamente un bolindre.


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Nota del 14 de enero de 2914: En una página de Castuera (Badajoz) hemos encontrado estos mismos juegos, y, curiosamente, las misma palabras. Se ve que andaluces y extremeños compartimos cultura y léxico. (En este enlace).


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Aquellos juegos infantiles: jugando a los bolindres

Jugando a los bolindres en el Amarguillo
Ubrique, septiembre 2011

Por Esperanza Cabello

Hemos tenido la suerte de haber guardado, durante toda la vida y siguiendo las enseñanzas de nuestro padre, muchísimos "pequeños tesoros" que siempre hemos conservado con mimo y con cariño.
Algunos de ellos, forzosamente, se nos han despistado, pero a veces tenemos la suerte de encontrarlos al abrir algún cajón de la cómoda o rebuscar en los altillos.
Y eso ha pasado con una cajita de bolindres. Los bolindres son, como ya hemos explicado, unas pequeñas bolas de barro que eran, junto al trompo, los juguetes favoritos de los niños ubriqueños de hace cincuenta o sesenta años.
Al no tener mucha idea de cómo se jugaba a los bolindres, pedimos a Manolo y a Eduardo que echaran unas manitas, a ver si aprendíamos y, sobre todo, para hacerles unas fotos.


 Un puñado de bolindres en el cuadro



Había varios juegos, que se practicaban siempre sobre arena lo más uniforme posible (los dos se quejaban de las piedras del campo, pero no teníamos otra cosa), el juego estrella era "El Cuadro".




 Sobre el cuadro cada jugador colocaba un bolindre



Para jugar al cuadro se trazaba en el suelo un cuadrado en el que cada jugador colocaba un bolindre, después, a dos o tres metros, se trazaba una línea, a la que cada uno lanzaba otro bolindre (el de tirar), y quien se acercaba más a la línea (la raya) sin pasarse, era el que comenzaba el juego.


Lanzando al cuadro desde la raya


 Se lanzaba entonces un bolindre, poniéndolo entre los dedos de una forma característica, intentando acercarse lo más posible al cuadro, porque la finalidad es ir sacando del mismo los bolindres a base de tiradas.
Cada jugador tiraba por turnos, y si uno tenía la mala suerte de ponerse en medio del camino de un contrincante y éste te daba un "zesque" (palabra ubriqueña que significa "golpe"), se quedaba con tu bolindre.



Tirando al cuadro

Pero lo mejor era lanzar al cuadro e intentar sacar los otros bolindres, porque cada vez que sacas uno puedes guardarlo y además puedes repetir la tirada, así, poquito a poco,  y si tenías mala suerte, te dejaban "A las catis monis" (sin absolutamente nada).



Dándole un zesque al bolindre del amigo



Si las cosas iban bien, le "escatabas" uno o dos bolindres a los contrincantes, y los buenos jugadores tenían siempre los bolsillos llenos de bolindres. La palabra "escatar" también la utilizábamos las niñas, cuando jugábamos a las estampitas. "Me han escatao todos los santitos"



Midiendo giba para dar el zesque


Algunas veces, para salir de un atolladero, se "medía giba", o sea, se adelantaba una cuarta y se tiraba sobre la otra mano, un poco en alto. Siempre había algún abusón que se pasaba, y entonces los demás decían: "¡Mira, no ha medío giba ni ná!" es que había medido algo más de una cuarta.



"El Hoyo", otro juego muy popular con los bolindres


Otro de los juegos que se hacían con bolindres era "El Hoyo". No teníamos muy claro como se jugaba, pero nuestros amigos Juan, Manuel y Juanito nos han explicado la versión ubriqueña de este juego.
Había que hacer, en vez de un cuadro, un hoyo en la tierra. (Como estamos al final del verano ha sido difícil ahuecar la tierra para el hoyo, así que hemos tenido que echar un poco de agua en la tierra).
Una vez hecho el hoyo, se trazaba una línea a dos o tres metros de distancia, y se decidía, en primer lugar, quién tiraba primero. Para eso se lanzaban los bolindres desde el hoyo hasta la raya, y el que más cerca quedara de la raya, sin pasarse, era el primero.




Una vez decidido quién era el primero, se empezaba a tirar por turnos desde la raya hasta el hoyo. Si alguno conseguía meter el bolindre en el hoyo directamente, había ganado, y cada uno de los otros jugadores tenía que darle un bolindre (ellos dicen que "tenían que cagar un bolindre"), si no, el fin era acercarse lo más posible (como en el golf), y se ganaba un bolindre  de los demás bien metiéndose en el hoyo bien dándole un zesque al bolindre de los compañeros.





Se jugaba con tanta pasión que la mayoría de las veces los bolindres quedaban "escachaos", o sea, rotos, les faltaba un trozo.
Ya a finales de los sesenta empezaron a llegar las perlas. Juanito nos ha contado que los mejores bolindres se compraban, a mediados de los sesenta, en lo de Pepe López, enfrente de la "Casita Sola" (un antiguo comercio local, aún abierto, que estaba completamente a la "salía del lugar", la última casa del pueblo en los años cuarenta.

Nuestros amigos nos contaron que había otras maneras de jugar, que algunas veces se jugaba "a la cuarta", o, directamente, "al zesque" sobre todo si sólo había dos niños para jugar, o sea, uno contra otro. 
Nunca más hemos sabido de bolindres ni los hemos visto en ningún otro sitio. Afortunadamente teníamos estos poquitos, que ya quedarán para la posteridad.
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Nota del 17 de noviembre de 2011: nos han enviado un enlace con respecto a este juego, que añadimos para comprobar la riqueza del lenguaje y la variedad en los juegos. (Pinchar aqui).

domingo, 25 de septiembre de 2011

Jacinto Manuel de Cabrera, un ubriqueño del siglo diecisiete en Las Indias.



Por Esperanza Cabello

Ayer, mientras buscábamos datos de don Bartolomé Romero Montero y don Juan de Salas Calderón Revenga para hablar de los diputados ubriqueños en las Cortes de Cádiz, nos topamos con un ubriqueño del siglo XVII, Jacinto de Cabrera, uno de los niños que aprendieron en San Telmo para la "Carrera de Indias".

En 1681 se fundó el Real Colegio Seminario de San Telmo a propuesta de la Universidad de
Mareantes, para formar a muchachos en el arte de la marinería y nutrir de profesionales la Carrera
de Indias.

Era una institución sobre la que Ignacio Koblischek ha realizado un interesante estudio (pinchar aquí para acceder a la publicación) este año, y del que hemos obtenido la ficha del ubriqueño Jacinto Manuel  de Cabrera.

Se trataba de un muchacho que llegó a San Telmo con nueve años, sus padres eran Mathias de Cabrera y Juana Gonzales, era un muchacho "trigueño, cara pecosa, carirredondo y con la nariz algo abreviada". Hizo dos viajes a las Indias, el primero, en 1699, se truncó por un incendio.
En segundo fue en 1705, en uno de los Galeones del Conde de la Cassa Alegre, su puesto en el barco era  "acomodado de grumete".

En la publicación podemos encontrar los datos de la inscripción de Jacinto de Cabrera en el registro, por si hay alguna persona interesada en saber algo más de este niño ubriqueño que salió del pueblo en el siglo diecisiete y fue capaz de embarcarse para Las Indias.


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sábado, 24 de septiembre de 2011

Dos Diputados Ubriqueños en las Cortes de Cádiz (1812-1814): Juan de Salas y Bartolomé Romero

Portada de "Misceláneas a la Villa de Ubrique"
Manuscrito de Rafael Aragón Macías

Por Esperanza Cabello

Hoy, leyendo "La Voz Digital", hemos aprendido algo más sobre la historia de nuestro pueblo y nuestra provincia en  un artículo de Santiago Sánchez Traver sobre los verdaderos diputados andaluces en las Cortes de Cádiz a principios del siglo XIX.
El periodista comenta que, del centenar de diputados que componían las Cortes, fueron recientemente homenajeados sólo treinta y cinco, dentro de los fastos que se celebran con motivo del centenario,  quedando muchos de ellos olvidados o relegados.
Para recuperar la memoria de los demás, Santiago Sánchez los cita a todos. Leyendo su lista hemos encontrado a dos ubriqueños, Diputados en las Cortes de Cádiz :




"Hay otros diputados de la Serranía de Ronda, como Antonio Jiménez Pérez, arcediano veleño, o Joaquín García de Urrego, elegido a finales del 10 sin tomar posesión. Y dos diputados ubriqueños: Juan de Salas Calderón Revenga, cura que juró en 1811, y Bartolomé Romero Montero, doctor, que tuvo escaño en Cádiz, San Fernando y Madrid. Todos fueron diputados en las Cortes gaditanas. En la primera legislatura, hasta el 20 de septiembre de 1813, o en la segunda, del 25 de ese mes en Cádiz, del 14 de octubre en San Fernando y del 15 de enero de 1814 en Madrid. Ahora, olvidados de nuevo, hay que reconocerlo."




Lamentablemente, Santiago Sánchez tiene razón, estos dos ubriqueños  han sido dos grandes olvidados

El único dato que tenemos del cura Juan de Salas Calderón Revenga e que  tomó posesión de su cargo de diputado el 31 de enero de 1811, sin que anteriormente hayamos oido hablar de él.
A Bartolomé Romero Montero ya lo conocíamos. Lo habíamos encontrado en el Manuscrito de Rafael Aragón Macías era el yerno (y sobrino a la vez) de don Pedro Romero, el fundador de la Ermita de San Pedro, a quien dedicamos varias entradas en este blog. Además lo hemos encontrado en el Diario de las Actas y Discusiones de las Cortes (1820-1823).







También lo hemos encontrado en el Manifiesto que los Diputados escribieron al Rey don Fernando VII en 1814 para pedirle su vuelta al trono de España :




jueves, 22 de septiembre de 2011

Agustín Campos Miméndiz, "El Quemao"

Agustín Campos “El Quemao”. In Memoriam





Por Damiana Campos, Ángeles María Campos y Remedios Viruez



Nuestro abuelo y bisabuelo fue Agustín Campos Miméndiz, conocido en Ubrique como “El Quemao”. Nació en Benaocaz sobre el año 1874. Sus padres eran Mateos Campos Pérez y Emilia Miméndiz Ríos, naturales de Benaocaz.
En 1898 se casó con Catalina Mateos Panal, natural de Ubrique, con quien tuvo nueve hijos. Vivían en la calle Ronda, trasladándose posteriormente a la calle Torre, siendo su oficio el campo.
Fue un hombre apreciado por su simpatía, honradez y generosidad con todos los vecinos. Todo el que iba por su casa tenía cobijo y un plato de comida. Aún hay personas mayores en Ubrique que recuerdan que era tan divertido en un velatorio como en el Carnaval o la Feria.
De él sabemos numerosas anécdotas y siempre hechas con la intención de ayudar a los demás y hacerlos reír.
En cierta ocasión y durante una feria de Ubrique, la atracción del tren fantasma no era muy concurrida por el público, y como sintió lástima del feriante, decidió subirse a ésta. Como era una persona muy gruesa, al terminar el viaje bromeó fingiendo la imposibilidad de bajarse del asiento, lo que provocaba las carcajadas de los presentes, que se fueron aglomerando alrededor de la atracción.
Le pedía al dueño del tren fantasma que le untara aceite en la barriga para que ésta se pusiera más blandita y poder salir. El dueño le propuso desmontar la atracción para facilitarle la salida.
Aquella noche no le faltó público al tren fantasma.
Se cuenta también que en otra ocasión había una barbería en Grazalema que no tenía clientela y él, preocupado por el barbero, entró a cortarse el pelo y a afeitarse. Una vez sentado le dijo al barbero que le amarrara los brazos al sillón. Ante la negativa de éste, él le contó que en Ubrique también se los amarraban, que no se preocupase. Una vez conseguido esto, le dijo que le amarrara también los pies. El barbero se volvió a negar, pidiéndole que se fuera sin arreglarse, pues él no podía humillarle amarrándole los pies y entonces nuestro abuelo le dijo que no lo amarrara, que era una broma, y en ese momento ya estaba la barbería llena de curiosos. A partir de entonces no le faltó clientela al barbero.
Otra anécdota fue que, junto con otros amigos, alguna vez se divirtió atando una cuerda al asa de una escupidera, arrastrándola desde el Rodezno por todas las calles de Ubrique.
Cuando se inauguró la plaza de toros de Ubrique, en el año 1909, se lidió una corrida con toros de su propiedad. También eran de él los toros de cuerda que se sacaban por aquellos años en las ferias de Grazalema y Benaocaz.
¿De dónde procedía el apodo del 'Quemao'? Parece ser que su abuelo se cayó a una candela y se quemó. No murió; tan sólo sufrió quemaduras.

Agustín Campos, Asesinado en la Guerra Civil

En julio de 1936 estalló la guerra civil. Por entonces ya se había quedado viudo y poseía unas tierras arrendadas en el Puerto del Boyar (Grazalema), con un ganado compuesto por vacas, toros, cabras, ovejas y caballos.
Emprendió la huida acompañado de algunos de sus hijos todavía solteros, como tantas otras personas buscando su seguridad, hacia la provincia de Málaga.
Una vez llegados al término de Igualeja comentó a su hijo Juan: "¿Por qué huimos dejándolo todo abandonado, si no hemos hecho nada?"
Decidieron entonces volver a casa y al llegar a Grazalema fue detenido y conducido a la cárcel, donde estuvo tres días.
Durante su permanencia en ésta fue maltratado para que se afiliara al bando nacional y él se negó porque era apolítico; simplemente era "un hombre de campo".
Al tercer día fue conducido al cementerio de Grazalema, donde fue fusilado y enterrado en una fosa común.
Sus hijos siempre se preguntaron qué sentido tuvo esta muerte absurda, ya que el único motivo para asesinarlo fue robarle todos sus bienes, que se  repartieron varios individuos en el casino de Grazalema antes de matarlo.
Este mes de septiembre se cumplen 75 años de su asesinato.

Hemos querido rendir homenaje a su memoria a través de este artículo, síntesis de su vida, ya que sus hijos en un tiempo pasado no pudieron hacerle ningún homenaje por el miedo que sufrieron los familiares de las víctimas durante la dictadura.

En memoria de sus hijos e hijas: Mateos, Emilia,Francisco, José, Emilio, Juan, Manuel, Ana y Agustín.







Agustín Campos en "El periódico de Ubrique"


Nota: Este artículo fue publicado en octubre de 2006 por "El Periódico de Ubrique"; sus autoras, entre las que se encuentra nuestra cuñada Remedios Viruez, nos han pedido que lo publiquemos en el blog, ampliando  así el homenaje a su bisabuelo, y proporcionándonos unos datos muy curiosos de nuestra Plaza de Toros, ya que hemos sabido que los toros de la corrida de inauguración procedían de la ganadería de Agustín Campos.


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miércoles, 21 de septiembre de 2011

Juan Viruez Moreno en la Plaza de Toros de Ubrique

Juan Viruez Moreno en la Plaza de Toros
Ubrique, años sesenta


Por Esperanza Cabello

 La semana pasada trajimos un "enferie" para los ubriqueños; se trataba de una serie de fotografías, algunas centenarias, de la Plaza de Toros de Ubrique. 
Nuestra cuñada Remedios Viruez nos contó que su familia tenía relación con la Plaza de Toros desde el principio, pues su bisabuelo, Agustín Campos "El Quemao", fue quien proporcionó los toros para su inauguración.
Y también Reme nos ha traido esta preciosa fotografía de la Plaza de Ubrique, se trata de una fotografía del principio de los sesenta, en ella podemos reconocer a muchos de nuestros convecinos y entre ellos a su padre, Juan Viruez Moreno, casado precisamente con Rafaela, la nieta de Agustín Campos.
Juan está en la segunda fila con sus gafas de sol, es el tercero por la izquierda.
Hemos estado buscando a otros conocidos, y hemos encontrado a Toro, o a Maribel Ortíz, "hermana de leche" de nuestra tía María Remedios...
Pero seguro que ustedes reconocerán a otros muchos o quizás a sí mismos. En ese caso, nos encantaría que nos lo comentaran.
Muchas gracias, Reme, a ver si entre todos conseguimos hacer una mejor colección de  fotos de nuestra Plaza de Toros.


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martes, 20 de septiembre de 2011

La Banda de Música de Ubrique

Francisco Pérez Rivera "Riverita"
Con su orquestina en Ubrique, años treinta


Por Esperanza Cabello

Hace un  par de días escribimos sobre la Plaza de Toros de Ubrique, en una entrada con muchas fotografías de época que habíamos recopilado a lo largo de los años.
Una de esas imágenes era de la Banda de Música de Ubrique, que había hecho José Gómez en 1959 y habíamos encontrado en "El baúl de PP G.".
El caso es que recibimos un comentario sobre la Banda Municipal de Ubrique, Manuel Lobato está creando una página sobre nuestra banda, y está recabando información.
Nosotros hemos intentado encontrar más imágenes, buscando en las fotografías de procesiones o de carnaval, pero apenas  hemos encontrado  novedades.
No obstante, si que hemos encontrado esta fotografía de la Orquestina en la que estaba nuestro tío Francisco Pérez Rivera, padre de Antonia María y María Teresa.
Rivera era un gran aficionado a la música, fue miembro también de la Banda Municipal de Ubrique, coetáneo de Juan Chacón y Manolo Ramos.
Nos ha parecido una preciosa imagen, muy moderna. Parece que Rivera se había reunido con un grupo de amigos aficionados a la música  (entre ellos Ramón Trujillo Gómez "El Flauta", Juan Carrasco y José "El Largo") con un violín, un saxo, una trompeta, una flauta,  un trombón de pistones y una pequeña batería y tocaban en  acontecimientos especiales.
Debían de ser muy modernos para la época (años treinta, antes de la guerra), nos ha llamado mucho la atención la Betty Boop dibujada en el bombo. De hecho, parece que el nombre de la orquestina es "Betty", eso es lo que nos parece leer debajo del dibujo de la chica.
El hecho de colocar la imagen de una "chica flapper" en el bombo nos hace pensar que seguramente hacían un tipo de música poco convencional (jazz, blues, etc...).
Esa modernidad contrasta ostensiblemente con el decorado: botella de barro, vasos de mosto, sillas de La Huerta, y ese contraste es justamente el que hace esta fotografía más valiosa y entrañable.
Nuestra prima Antonia María nos ha contado que su padre era un gran aficionado a la música, y que, lamentablemente, no conservan su instrumento, sólo las partituras y la gorra de plato de la Banda. Los instrumentos se los confiscaron durante la guerra civil, incluso los miembros de la banda fueron encarcelados temporalmente por tocar en la calle.

Y volviendo a la Banda Municipal,  si tienen ustedes algunas imágenes antiguas o más información, no duden el ponerse en contacto con Manuel Lobato o con nosotros, que estaremos encantados de colaborar.


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sábado, 17 de septiembre de 2011

Imágenes centenarias de la primitiva Plaza de Toros de Ubrique (1909-2003)

 Plaza de Toros de Ubrique, 1910
Manuel Janeiro Córdoba


 Por Esperanza Cabello

Hoy es sábado de feria, y son las cinco de la tarde. Suponemos que hoy habrá toros, como en todas las ferias, pero nuestro interés no está precisamente en la actualidad, sino en la antigua Plaza de Toros de Ubrique, la que construyó nuestro bisabuelo Manuel Janeiro Córdoba en 1908, gran aficionado a los toros,  gracias a que había ganado a la lotería.
En los últimos años hemos ido recopilando fotografías en la plaza de toros, siendo las primeras de 1910 y las últimas de los años 70 (la plaza se clausuró en 1977), y hoy queremos regalar un "enferie" a todos los ubriqueños: una veintena de fotografías que recogen la vida de la Plaza de toros. (El "enferie" era el regalo que se hacía con motivo de la feria).
Ignoramos todo lo relativo a toreros y a ganaderías, pero nos interesa especialmente la vida de los ubriqueños y ubriqueñas en estos últimos cien años. Mirando estas fotografía podemos ver el paso del tiempo... los vestidos, los sombreros, la manera de estar. Una verdadera muestra de la historia del pueblo.
Pinchando en cada fotografía se pueden ver con más claridad, y si reconocen a algún familiar y quisieran tener una copia con más calidad, no tienen más que pedirla.


¡Feliz fin de feria a todos!




 Ubrique, 1911
Familia Janeiro



Villaluenga, 1914
Nuestro abuelo Paco en la Plaza de Villaluenga





Ubrique, Plaza de Toros, 1918
Lola Luque, María Luque, Julia Janeiro




Plaza de Toros de Ubrique, 1918
Lola Luque, María Luque y Julia Janeiro




 Plaza de Toros de Ubrique, 1918
Natalia fernández Piñero


Plaza de Toros de Ubrique, 1918
Natalia Fernández Piñero


Plaza de Toros de Ubrique, años 20




Plaza de Toros de Ubrique, 1923
Leandro Izquierdo y Natalia Fernández



Plaza de Toros de Ubrique, 1923
Leandro Izquierdo y Natalia Fernández




Plaza de Toros de Ubrique, 1923
Leandro Izquierdo y Natalia Fernández



Plaza de Toros de Ubrique, 1925?
Familia Álvarez Janeiro


Plaza de Toros de Ubrique, años 30



 Plaza de Toros de Ubrique, 1945
Baldomero y Natalia Fernández Piñero, Dolores Esteban
Eduardo y José Fernández, Antonio Izquierdo


Plaza de Toros de Ubrique, años cincuenta
Familia Álvarez Janeiro


 Plaza de Toros de Ubrique, 1959
Familia Janeiro Carrasco/ Romero Janeiro


 Plaza de Toros de Ubrique, 1956
Banda de música con Eduardo del Viso
Original de José Gómez (El baúl de los recuerdos)




Plaza de Toros de Ubrique, 1959
Manuel Cabello con Esperanza y María Remedios Izquierdo



Juan Viruez Moreno en la Plaza de Toros de Ubrique, años 60
Gentileza de Remedios Viruez (añadida el 21 de septiembre de 2011 )




Plaza de Toros de Ubrique, 1963
Francisco Pérez y Teresa Ortega con sus hijas
Antonia María y María Teresa




Plaza de Toros de Ubrique, 1964
Francisco Pérez y sus hijas, Antonia María y María Teresa



 Plaza de Toros de Ubrique, 1967
María Teresa Rivera, Juan Román, 
Antonia María , María Teresa y Esperanza Cabello


Plaza de Toros de Ubrique, 1969
Cantando "A la fuente voy por agua"
Como "telonera" de Karina



Actuación de preescolar de 1975
Ya no se utilizaba la Plaza de Toros
pero este escenario realmente nos la sigue recordando




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jueves, 15 de septiembre de 2011

Antiguas fotografías familiares

Francisco Cabello y su hija María Remedios
Sevilla, 1953


Por Esperanza Cabello

Desde que empezamos con el trabajo en el blog hemos ido dándonos cuenta de que las cosas más insignificantes se pueden convertir en objetos o imágenes muy valiosos. De pronto nos fijamos en que tal o cual sitio era de una manera determinada, en que las personas han ido dejando una determinada huella que nos hace a todos muy especiales y diferentes.
Hoy ha llegado a nuestras manos una fotografía muy entrañable: Nuestro abuelo Paco con nuestra madrina y un chaval que no hemos podido identificar aún en una barquita en el parque de María Luisa en Sevilla en los años cincuenta.
Nuestros recuerdos de abuelo Paco son muy especiales... a pesar de que a veces hemos oido que era un hombre de mucho carácter y un poco seco, con nosotros era realmente muy cariñoso. Siempre fue una persona atenta y educada, recordamos cómo oia tangos de Gardel en un viejo tocadiscos "El día que me quieras..." y tarareaba las melodías.
Con su hija María Remedios (como toda la familia, por otra parte) tenía una debilidad especial, no en vano era su niña chica, y nos ha encantado ver esta fotografía, testigo de unos momentos muy entrañables.


 María Remedios Cabello
Sevilla, Parque de María Luisa, 1953

Lo más curioso es que nosotros teníamos ya esta otra foto, en ella está nuestra tía en la Plaza de América, del mismo parque de María Luisa y de la misma época. Es increíble que casi cincuenta y ocho años más tarde las dos fotografías, que se conservaban en dos ambientes muy alejados, hayan coincidido en las mismas manos. Nos ha encantado esta gran casualidad, y nos ha encantado poder ver estas dos fotografías juntas.


En el mismo lugar que esta segunda foto encontramos también otra fotografía aún más antigua, del año 1937. Son nuestros abuelos Julia y Francisco, también en la Plaza de América, con sus dos hijos varones: Nuestro padre y nuestro tío José María.



Julia Janeiro, Francisco Cabello y sus Hijos
Manuel y José María Cabello Janeiro
Sevilla, 1937


Nos parece estupendo que existiera la costumbre de hacerse fotografiar con las palomas, porque nos ha permitido echar la vista atrás por un minuto y recordar a nuestra familia gracias a estas antiguas fotografías familiares.


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martes, 13 de septiembre de 2011

El Ateneo de Ubrique, Círculo Cultural: "El Casino"

Carnet de Leandro Izquierdo Rivera
del Ateneo Cultural de Ubrique, conocido como "El Casino"


Por Esperanza Cabello

Conservábamos como oro en paño este carnet de nuestro abuelo Leandro, era el socio número nueve del "Ateneo Cultural de Ubrique". Se trata de un carnet del Casino, institución que en Ubrique llegó a ser tremendamente representativa e incluso muy avanzada para su tiempo.
Nuestro abuelo Leandro era socio del Ateneo desde 1934. Ignoramos desde cuándo existía el Ateneo Cultural, los primeros datos que tenemos del casino ubriqueño datan de 1918, cuando en la La Junta Social de Reformas Sociales de Ubrique actuaba como uno de los vocales de los patronos Francisco Vegazo Vallejo, en "nombre del casino".

Una de las cosas que más curiosas nos ha parecido siempre de este carnet era que nuestro abuelo llevara una bandera española y una bandera andaluza en  los bordes . Nos parecía fantástico que una institución "un poco chapada a la antigua" cuando nosotros la conocimos, llevara  bien visible en su carnet una bandera andaluza.
Y es que suponemos que el casino estuvo ligado a la realidad política del momento desde su creación. La bandera andaluza había sido creada por Blas Infante en la Asamblea de Ronda en 1918, por lo que debió de resultar natural colocar esta bandera en cada carnet del Ateneo Ubriqueño.



Carnet del Casino de Ubrique de Leandro Izquierdo. Reverso


En cada carnet constaban los datos de cada socio (el número de socios variaba según los años, sabemos que en los años sesenta rozaba los doscientos), la fecha de inscripción y una frase, al final, que ha adquirido para nosotros un nuevo significado desde hace unos días: "Este carnet no es válido sin la presentación del último recibo".

Como todos ustedes sabrán, están demoliendo el edificio del Ateneo Cultural, "El Casino de Ubrique", y hemos tenido la suerte de poder recuperar  las matrices de algunos de estos recibos, algo realmente muy interesante.
En esas matrices consta el número de socio, su nombre y apellidos, el mes, el año y la cantidad que cada socio pagaba mensualmente.
Hemos sabido, curiosamente, que en los años sesenta cada socio pagaba 25 pesetas mensuales.
Lo mejor para nosotros ha sido ir leyendo poco a poco esas matrices, buscando, claro está, a los nuestros, y hemos encontrados a muchísimas personas conocidas (publicaremos la lista en los próximos días), casi todos ya han fallecido, lamentablemente.
Y los nuestros: ¡Aqui están!


Nuestro abuelo Leandro Izquierdo, socio número 9



Nuestro abuelo Francisco Cabello Orellana, socio número 28



Nuestro tío Manuel Janeiro Carrasco, socio número 117




Nuestro padrino, Antonio Sanz Zamorano, socio número 131




Nuestro tío, Eduardo Fernández Arenas, socio número 168



 Nuestro tío, Antonio Izquierdo Fernández, socio número 159




Nuestro tío Eduardo Izquierdo Fernández, socio número 169



Y, por supuesto, nuestro padre, Manuel Cabello Janeiro, socio número 103
Suponemos que el Casino de Ubrique desempeñó, como institución, diferentes papeles a lo largo de la historia, y que estos papeles habrán dependido sobre todo de los socios que lo conformaban. En sus últimos años, tan decadente, empezaron a entrar mujeres a los salones del interior (con muchas reservas), y nosotros, aunque lo conocimos abierto, no tenemos una idea general de las actividades que tenían lugar en su interior en esos últimos años.
Intentaremos hacer un esfuerzo y conseguir los datos necesarios para poder hacernos una idea global de las actividades del Ateneo Cultural Ubriqueño.



Uno de los recibos imprescindibles para que el carnet de socio tuviera validez
en el Casino de Ubrique


.Nota de diciembre de 2015: Nuestro amigo José María Gavira ha publicado en este enlace los estatutos originales del Ateneo de 1932 (no olvidemos que hubo dos "casinos" en la Plaza) y el listado de los socios en 1955.


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