jueves, 5 de julio de 2012

La almofía: una palabra en peligro de extinción

Una preciosa almofía de Níjar (Almería)




Por Esperanza Cabello

 Nos gustan las palabras, las palabras tradicionales, las palabras andaluzas, las palabras de pueblo, las palabras precisas, cultas, diferentes. 
Y hoy, preparando la comida con nuestra madre, hemos recordado, una vez más, esta preciosa palabra a la que no habíamos dedicado aún su espacio.
La palabra almofía (procedente del árabe) ya está casi perdida. Poquito a poco perdemos la riqueza léxica andaluza. Tenemos una importantísima reserva de palabras pero nos vamos dejando invadir y perdiendo nuestras raíces. 
En las casas de nuestras abuelas había palanganas (esta otra palabra procedente del íbero), lebrillos (de barro), dornillos (de madera), fuentes, ensaladeras, jofainas, tazones, cuencos... y almofías.
La palangana se parecía mucho a la almofía, pero su uso las diferenciaba, la palangana (o jofaina) servía para lavarse las manos y el aseo personal en general. Si  se usaba para afeitarse, se llamaba bacía, y tenía una muesca semicircular para el cuello.



 
De la Cartuja de Sevilla



 El lebrillo era más resistente, y se usaba para amasar, lavar... y además era de barro y troncocónico. La fuente, de varios tamaños y formas, era menos profunda. La ensaladera mucho más pequeña, y  de porcelana o cristal. Los tazones y cuencos mucho más pequeños.

Las almofías, (Del ár. hisp. almuẖfíyya; literalmente 'oculta') siempre son esmaltadas o vidriadas; su forma semiesférica las distingue de cualquier otro tipo de recipiente, y son perfectas para nuestras costumbres culinarias veraniegas, sirven para el gazpacho, para las ensaladas, para la fruta, para el salmorejo...





Una almofía muy apetitosa


Pero, desgraciadamente, es una palabra que se ha perdido. Nosotros la utilizamos siempre que podemos, y nuestra madre la utiliza sin pensar, pero, cuando la utilizamos fuera del ámbito familiar, es una palabra que no se entiende. Ni siquiera la hemos podido encontrar en la página de las palabras en vías de extinción, eso debe de significar que, aunque no queramos, ya se ha extinguido. ¡Una lástima!



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