martes, 1 de septiembre de 2020

Llega el otoño a nuestras vidas

Ubrique, espectacular fotografía gentileza de 



Nuestro amigo Manolo Canto ha tenido la gentileza de prestarnos esta magnífica fotografía para ilustrar las reflexiones otoñales de nuestro tío Pepe. Estos dos ubriqueños, aparentemente tan separados por las circunstancias y los años, no pueden ser más cercanos en cuanto a valores, a sensatez, a cultura, a cercanía, a humanidad.
Muchísimas gracias a los dos por la tarea que hacen a diario por todos nosotros. No paréis nunca 💜💜💜💜💜


Por José María Cabello

                 Y sin llamar a la puerta, llegó el otoño. Cierto es que la naturaleza tiene sus leyes fijas. Y hasta respeta nuestro calendario. Pero carece de reloj para medir el tiempo y es difícil que coincida su inicio con la fiesta de San Mateo, del día 21, que es la que señala la nueva órbita el calendario. A veces una fuerte tormenta es su anticipo, como la más fuerte que recuerdo con inundación de la iglesia en plena novena del año 49 del pasado siglo, en Ubrique.

Otra vez, nace el calor del conocido popularmente como “veranillo de San Martín”, pero no con la fiereza de los meses  veraniegos. Estas reflexiones me hacía, cuando atravesaba el muelle uno para llegar al centro de la ciudad. Es mi paseo diario.

El puerto, como siempre, vacío. Anclado en la bahía, un veterano crucero sin ocupantes, que lleva ahí todo el tiempo desde que se decretó la alarma, porque quebró la consignataria y está embargado. De los demás cruceros que daban vida al comercio, anunciados para septiembre, ni están ni se les espera. En la bocana del puerto un exagerado yate de un millonetis australiano. Ni otro barco particular sino un par de navíos preparados para turistas y su paseo marino, con signo evidente de paro. En el muelle tres y al pie de la aduana, el "Melillero" que nos une a diario con la ciudad hermana. Su popa, con dos fauces abiertas para el tránsito de autos y camiones. Pero no se observa ni cola de pasajeros ni de vehículos, como en años anteriores en los que el desfile de marroquíes y los coches de todas marcas con los bártulos más increíbles, en estas fechas era constante.

La mirada final, al muelle de carga. Ni un barco allí anclado. Únicamente se ven inhiestas un número indeterminado de grúas gigantes que parecen abrazar a unas nubes grises que enmarcan el aire otoñal de la jornada. Pero ni traen ni llevan nada, están paradas. Este es el balance exterior que nos envuelve para un otoño duro y caliente.

Se inicia el curso académico. Lo inician los más pequeños. ¿Cómo pueden soportar toda la mañana la mascarilla puesta? El virus sigue dislocado. Las cifras, asustan. Surgen nuevos héroes además de los sanitarios, los docentes: Tareas de atención grupal, además de las académicas. También me enorgullece el tener familiares directos en la docencia. A ellos y a todos sus compañeros,  aplauso y reconocimiento por tan humana misión.

Y nosotros...fidelidad y disciplina. Y tambien, una oración. Son días de piedad obligada. La Virgen de los Remedios nos espera. Es nuestra Madre y Mediadora. En cualquier tribulacion, nos dice San Bernardo, "Respice Stellam, vide Mariam" (mira a la Estrella e invoca a María).

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