jueves, 3 de septiembre de 2020

Recuerdos de aquellos días de novena. Su aniversario

Julia Janeiro Rubiales
"La mejor rama del árbol familiar
Se nos fue al cielo  en plena novena"



Por José María Cabello Janeiro


Estoy siguiendo los cultos, en esta novena a nuestra Patrona, gracias a la generosidad de la parroquia y la ayuda técnica de Radio Ubrique. Gracias a ellos, nos sentimos unidos virtualmente a tantos paisanos y paisanas que asisten -por turnos- a postrarse a los pies de la Virgen de los Remedios. Y por esas extrañas conexiones que la memoria hace con el subconsciente me trasladó a fechas antiguas, con pleno dominio sobre el tiempo y las circunstancias.

Y así, hoy día 3 de Setiembre, día quinto de la novena, me retrotrae a los años de mi adolescencia y al inolvidable ritual que se realizaba en mi familia, fiel devota de nuestra Titular. Una diferencia esencial. En aquellos años lejanos había una clara distancia entre la celebración de la eucaristía y el ejercicio de la novena. Durante la mañana, desde las siete a las once, una serie de misas cantadas se celebraban en honor de la Patrona, sufragados por familias devotas. Nosotros la teníamos reservada para el día once, por ser aniversario del matrimonio de mis padres.

Hoy la misa es el acto central de la novena, como señaló el concilio. Antes, se leía el texto del Beato José de Cádiz. Y el acto más importante de la tarde era el sermón, que se confiaba a destacados predicadores, a los que pomposamente se les llamaba "oradores sagrados”. Y finalizaba el acto con la salida por la sacristía un grupo de miembros de la Hermandad con hachones de madera y una pequeña vela en lo alto. Presidía el Hermano Mayor don Serafín Bohórquez, con su hachón blanco y todos rodeaban la imagen de la Señora para entonar la salve popular que cantaba el coro -ya existía la coral- y todo el pueblo.

A las siete de la tarde, explotaban algunos cohetes y había repique de general de campanas. Era la llamada. Al segundo toque, mi madre mandaba a Mariquita Calleja, su fiel asistenta, a la iglesia para que le guardase el sitio. Tercera fila a la derecha, primer asiento. Padecía una fuerte flebitis y desde allí veía mejor a su Virgen. Y ahora, me pican los ojos con el recuerdo. Son muchos los años transcurridos. Pero este mismo día y en plena novena se nos fue al cielo mi madre, a la que tanto quise. Se nos rompió la mejor rama del árbol familiar. Poco antes le tocó a su asistenta María, que recibió su gran premio por lo mucho que sufrió en este mundo, únicamente por ser esposa de Bernabé, el capitán de los maquis...

Mientras tanto, el público asistente, cantaba a una voz: "Patrona excelsa, Madre de Dios, Ubrique entero reza ante vos, Virgen de los Remedios..."



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