Coplas de columpio de la tradición oral de Ubrique
Por Miguel Ángel Peña Díaz
El jardín de la voz. Universidad de Alcalá, 2000
Por Esperanza Cabello
Continuamos con esta "Serie de Gamones", en la que intentamos recopilar todas las publicaciones en las que se ha tratado la fiesta de los gamones de Ubrique a lo largo de la historia.
Ya hace muchos años (en 2014) que nos hicimos eco de esta magnífica publicación de Miguel Ángel Peña Díaz (en este enlace), profesor de lengua y literatura que estuvo destinado en el IES Francisco Fatou, volvemos a seleccionar la introducción y algunas de las coplas de las más de 230 que recogió de varios informantes y con la colaboración de algunas de sus alumnas.
Pinchando en este enlace podemos leer y descargar el texto completo, con sus 250 coplas de columpio.
Del grave peligro de extinción, del momento de crisis que
atraviesa la lírica de tradición oral moderna en particular y la literatura de
la tradición oral en general, se habla en cada una de las muestras de textos tradicionales
de las distintas manifestaciones
del acervo cultural
del pueblo.
Ya quisiéramos todos que la perpetua agonía
del romancero y de toda la literatura tradicional por extensión de la que
hablaba Paul Benichou se convirtiera solo en un tópico. Pero lo cierto es que se
nos van los informantes que en la actualidad sostienen la valiosa memoria
colectiva que atesora la tradición,
desaparecen las circunstancias sociales
y culturales que la mantenían viva al cambiar nuestras formas de vida y,
lo que de una manera espontánea y como parte de los ciclos de la vida del hombre
renacía en el lugar y en el momento oportuno, se nos va y desaparece también. Apenas
hay protección para que este patrimonio no sufra el deterioro y el peligro
inminente de extinción del que se habla.
En el caso que nos ocupa, concretamente en Ubrique (Cádiz), a finales de
abril de 2000 pude oír en la puerta de un comercio del pueblo a través de un
aparato de radio las voces de unas señoras que entonaban algo que sonaba a
tradicional. Comprobé que se trataba de la emisora local de Ubrique, y descubrí
que, efectivamente, esas señoras cantaban coplas tradicionales de columpio en
tanto que participantes en un
concurso en el
que todas fueron premiadas por su colaboración. Me
dirigí al edificio en el que se ubica dicha emisora para solicitar a las cantoras
la realización de una encuesta en la que poder recolectar estas coplas.

Al día
siguiente comenté, al modo
del viajero romántico, lo que
para mí fue un hallazgo a los alumnos del IES “Francisco Fatou” de Ubrique,
haciendo hincapié en el valor del patrimonio cultural del pueblo, y les planteé
a ellos la colaboración para la recolección de las coplas que quizás sus
propios familiares atesoraran en sus memorias. Eran los días en torno al Día de
la Cruz, “día de las candelas” o “día de los gamones”, esto es, al tres de
mayo. Situándonos en la perspectiva de nuestras informantes, en su mayoría
señoras de entre 50 y 80 años, en este día tres de mayo en Ubrique se instalaba
antiguamente una Cruz en el Toledo y otra en el San Juan, y junto a éstas un
columpio en el que las mocitas se columpiaban cantando y riéndose, mientras los
mozos las rondaban. En este día los zagales
también amontonaban las leñas con las que por la noche hacían las candelas para
calentar los extremos de las varas silvestres llamadas gamones y hacerlos
crujir dando un golpe contra el suelo y gritando a la vez “a la salud
de...”.

Es un momento festivo, aún vivo
en la actualidad, en el que, mediante la reproducción anual
de rituales que funcionan como marcadores de etnicidad, se
renueva y se reafirma de manera simbólica la pertenencia al pueblo en el que se
celebra la fiesta, la propia identidad. Así,
el rito de
la recogida de
gamones y el amontonamiento de
leñas para las
candelas con las
que se construirán de
forma artesanal luces
y ruidos festeros
en la oscuridad y
en el silencio
de la noche;
la instalación de la
Cruz para celebrar
su día oficialmente
con un significado básicamente común al de su
celebración en otros puntos de la geografía; la colocación del columpio,
componente lúdico que motivará para
su acompañamiento la
recreación de las coplas, objeto de recuperación en este
trabajo, y juego en el que
podríamos rastrear la
función de iniciación
en los adolescentes que tiene
lugar en situaciones de fiesta: aquí los jóvenes pueden
encontrar la ocasión
idónea para entablar relaciones con el sexo opuesto.

Son los
significantes de una
realidad simbólica, los elementos
sensoriales del lenguaje
festivo que el
pueblo de Ubrique ha
seleccionado para celebrar
su fiesta: fuegos, crujidos de
gamones, olores, canciones,
cruces esculturales, flores,
etc.; elementos que no son específicos de la fiesta de Ubrique excepto el ruido
que de forma artesanal se produce con
el gamón, pero
que, combinados concretamente
así, hacen referencia a
la estética específica
de esta fiesta
en el pueblo de Ubrique.
El “día de
los paseos”, “día de las ánimas” o “de los difuntos”, esto es, el dos de
noviembre, se echaba el día en el campo.
Se iba al Salto de la Mora, a las Cumbres, se subía por la Calzada hasta
Santa Lucía, o a la Venta Martín. Era un día de campo en el que también se
hacían columpios. En estas circunstancias se cantaban las coplas líricas
tradicionales que aquí hemos llamado “coplas de columpio” y que, la encuesta
realizada durante los meses de abril, mayo y
junio de 2000
dio como resultado
las que aquí transcribimos y reunimos,
gracias siempre a
la memoria colectiva de
Ubrique que, con
nombres y apellidos,
paso a reproducir:

Pepa Román
Cordón, María Román
Cordón, Manuela Cides Cordón,
María Benítez, Margarita
Gutiérrez, Ana Pulido, Pepa
Rincón, Pilar Domínguez, Ana Hinojo, Nieves Romero, Francisca Pulido,
María Rodríguez, Josefa Castillo,
Remedios Romero, Ana
Pérez Bohórquez, Rosario
Benítez Olmedo, Rosa González,
Ana López López,
Manuel Valle, Pablo Palmero
Márquez (Chipili), Carmen
Garcés León, María, Paca, Mercedes,
María y Paca,
Rosario Flores Pérez, Rosa
González, María Mancilla,
Juana Pérez, Trinidad, Trinidad y
Damiana, Ana, Anichi,
Ana, Estrella Maza Martín, Ana Sánchez Rodríguez, Ana
María, Gabriela Flores, María Sánchez Ríos,
María Nieves Romero,
Ezequiela Almeida Castaño, Irene Sánchez Ríos y Carmen Villalba.
Gracias
también al grupo de alumnas que con tanto entusiasmo siguieron las directrices que
les marqué para realizar conmigo la labor de recolección de estas coplas y que,
con nombres y apellidos, paso a reproducir:
Carmen Cabezas Carrasco, María del
Carmen Márquez Mateos, Lidia García Morilla, Carmen Esther García Pérez,
Belén Jaén Rodríguez, M. José
González Benítez, M. Carmen López
Mariscal, Isabel M. Bohórquez Mancilla,
Verónica Ruiz Ramos, Inmaculada Román Hidalgo, Ana M. López Atienza, Celia
García Morales, Raquel García Dueñas, Victoria
Macías García, Cristina Gil Sánchez,
Jéssica González Campón, Belén González Fernández y Leticia Pérez Ortega.
No conocemos personalmente a este profesor, aunque hemos intentado ponernos en contacto con él para agradecerle, en nombre de todos los ubriqueños, el gran trabajo que realizó y el gran tesoro que dejó impreso para conservar nuestra memoria colectiva.