Por Esperanza Cabello
Hoy es un día muy especial para nosotros, en primer lugar porque hace sesenta y nueve años que nuestros padres se casaron en Ubrique, en las que fueron unas "bodas de rumbo" (en este enlace), o las bodas del año, según se mire.
Aunque ellos no están para celebrarlo, nosotros seguimos recordándolo y agradeciéndolo cada año, porque por ellos estamos aquí, y aquí seguiremos renovando su memoria y queriéndolos como siempre.
Pero también es un día especialmente triste. Después de todos los actos y homenajes de la semana pasada, nuestro hermano sigue sin estar aquí, hoy hace dos meses que nos dejó, pero, a pesar de todo, sigue constantemente en nuestras cabezas.
No hay paseíto que no nos lo recuerde, cada planta, cada insecto, cada curso de agua, cada gallina, cada oveja, cada flor, nos hace pensar en su Ubrique en verde y hacerle fotografías para que las pueda publicar.
Así fueron sus últimos meses. Manolo estaba muy enfermo a causa del cáncer, pero eso no impidió que día a día se levantara con fuerzas renovadas y el deseo de continuar con su páginas mostrándonos los tesoros naturales de nuestro entorno, sembrando respeto, conocimiento y admiración por las pequeñas cosas y haciéndose eco de los que no tienen voz.
¡Hacía hablar a los animales! Con su tremendo sentido del humor mantenía conversaciones con cabras, ovejas, vacas, hasta con caracoles. Y a todos nos fue seduciendo con su estilo único, con su lenguaje directo, con su sencillez y su sabiduría.
Hubo cientos de colaboraciones de amigos y de personas de otros puntos del planeta, él siempre las agradecía, y con la ayuda de "sus mujeres" elaboraba sus entradas de tal modo que daba la impresión de que todo estaba bien. Hizo todos los esfuerzos necesarios para sembrar paz, amor y respeto por nuestro entorno natural, sabiendo, sabio como era, que las mejores batallas se ganan desde el cariño y la constancia, demostrándonos a todos que ser consecuente con lo que se piensa y se siente es el mejor camino que podemos tomar.
Por eso, cada vez que damos un paseíto por los alrededores de nuestro pueblo, se nos van los ojos a esos puentes, a esos arroyuelos, a esas flores que, sin saber como se llaman y sin ser más que nadie, son preciosas, y siempre nos recuerdan que Ubrique es verde, por lo natural, pero también es violeta, por la serenidad.
Seguiremos con los paseítos, hermano, son parte de tu legado 💚💜💚💜.
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