Principio de la conferencia "Breve historia del yacimiento de Ocurris"
Por Esperanza Cabello
Hace ya casi un mes que tuvieron lugar las "Primeras Jornadas sobre la historia de Ocuri" (en este enlace), organizadas por la concejala de cultura, Patricia Caro, con el apoyo del equipo de gobierno y la colaboración de la arqueóloga responsable del yacimiento, María Isabel Campos y la "Asociación Cultural Romanos de Ubrique".
Tuvimos una grata sorpresa cuando Patricia Caro nos invitó a participar en estas jornadas, aunque al mismo tiempo era una preocupación, pensábamos que no éramos la persona más adecuada para este cometido. Sin lugar a dudas debería ser la arqueóloga responsable del yacimiento, María Campos, que lleva casi quince años en nuestro ayuntamiento, la encargada de esta tarea. Aunque ella sería la encargada de hablar, junto a las otras responsables, de las excavaciones que se han llevado a cabo este verano.
Así que, manos a la obra, intentamos hacer un breve resumen de la historia del yacimiento, con especial atención a los personajes que son para nosotros tan cercanos y tan admirados, desde el descubridor, Juan Vicente Vegazo, hasta los últimos trabajos realizados, precisamente este verano, intentando poner en relieve nombres menos conocidos pero no por ello menos importantes.
También hablamos de los primeros romanos de Ubrique (en la fotografía de portada), cuyo origen religioso no tiene nada que ver con los actuales miembros de las dos asociaciones de romanos que hay en la actualidad, pero que sin duda nos recuerdan que hay que mirar al pasado para seguir comprendiendo el presente.
BREVE HISTORIA DE LA CIUDAD ROMANA DE OCURRIS
Buenas tardes a todos, y bienvenidos a esta ermita de San Pedro, diseñada por el arquitecto ubriqueño Miguel de Olivares, primera persona que, precisamente, realizó el primer esbozo de uno de los monumentos más representativos del yacimiento ibero-romano de Ocurris, lo que él mismo llamó baños y que podemos ver en las imágenes siguientes.
Quisiera dar las gracias a todos los asistentes, en primer lugar, al señor alcalde de Ubrique, Mario Casillas, tan implicado en la cultura de nuestro pueblo y en su difusión. Muy especialmente a la señora concejala de cultura, Patricia Caro, por haberme invitado a hablar de la historia de este yacimiento que está en el ADN de todos los ubriqueños y ubriqueñas y, por supuesto, al señor teniente de alcalde José Antonio Bautista, siempre pendiente de la mejora y preservación del patrimonio.
Y, claro está, a todos los asistentes, veo a personas muy relacionadas con el yacimiento, por supuesto a la arqueóloga responsable del mismo, María Campos, que consiguen poco a poco el milagro de convertirlo en una joya y mantenerlo como tal. Gracias.
La historia de Ocurris se pierde en la noche de los tiempos, a medida que se hacen estudios se avanza hacia atrás y no es posible aún decidir una fecha de inicio, se han encontrado restos prehistóricos, como en toda la sierra, y con más asiduidad restos de época íbera, aunque, sin lugar a dudas, son los restos romanos los que han llamado la atención de los ubriqueños y ubriqueñas desde siempre.
Se me hace imposible glosar toda la historia del yacimiento, hay miles de documentos e historias escritos desde el siglo XVIII, pero sé dónde comienza, exactamente, una de las primeras que debemos tener muy en cuenta.
Exactamente en 1792, momento en el que don Juan Vicente Vegazo Montesdeoca, un rico hacendado, compra a los hermanos Gálvez y Calvo, por 3221 reales, la heredad conocida como “El Salto de la Mora”, sobre la sierra del Benafí, para plantar una viña.
La historia ha sido un poco juguetona con las tribulaciones de don Juan, pues, aunque él redactó unas memorias durante los días en que se realizaron sus trabajos (en varios años), solo nos quedaba de estas memorias el fragmento que Fray Sebastián de Ubrique hiciera en su Historia de la villa de Ubrique, publicada en 1945, y el relato del botánico Simón de Rojas Clemente, que visitó el yacimiento en 1809.
Ambas transcripciones estaban incompletas, y han sido muchos los estudiosos que han intentado, infructuosamente hasta el momento, encontrar las memorias originales, aunque algunos aseguraban haberlas tenido en sus manos.
La insistencia, la suerte y los miles de horas que he dedicado a la investigación para mi blog hicieron que hace precisamente un año, perfilando una de las publicaciones del Catastro de Ensenada, encontrara en el archivo de la Chancillería de Granada una copia íntegra de estas memorias, transcrita en 1808. El 17 de octubre de 1808 Juan Marín Reina hace una copia del manuscrito de Juan Vegazo, consistente en una crónica de los descubrimientos. El documento de Reina contiene también una transcripción de las lápidas, comentarios críticos de las mismas a cargo de José de Rojas y la narración de la visita que hizo a las ruinas Domingo Traggia junto a una lectura de las inscripciones.
En 1793 Vegazo empieza estudiando la “mesquita” (actualmente conocida como mausoleo o columbario) y la muralla ciclópea, tras de la cual encuentra cuadros de casas y la fuente que se ha dado en llamar “de Minerva” porque cerca apareció una estatua de esta diosa.
Descubre un aljibe y una escalera de cantería que nace al lado. Esta conduce a la parte superior del yacimiento, donde encuentra otro aljibe.
En 1794 Vegazo halla otro aljibe, un “caño fortísimo”, tinajillas, pedazos de columnas, capiteles de piedra y monedas, y también un “horno” y restos de fundición (“moneda por acuñar”. pedazos de metal…). También desentierra dos pedestales con inscripciones dedicadas a los emperadores Antonino Pío y Cómodo y además los restos de la estatua del segundo.
En 1795 Vegazo excava el edificio hoy considerado termas y estudia el aljibe inmediato.
Descubre un mosaico que “causaba admiración a quien lo miraba”, pero lo destruye completamente “por tener que rebajar el terreno”.
Encuentra restos de “vaciado de algunos crisoles y un zarcillo o arete de oro como una lágrima de pendiente”, dos estanques, una “como mina abovedada” y “un aljibe, con el techo en su centro, con grandes y vistosas molduras con distintos charolados de colores”.
Halla o interpreta el acueducto de los Paredones como sistema principal de abastecimiento de agua de la ciudad.
A partir de estos descubrimientos, una interminable serie de “anticuarios” e historiadores pasa por el yacimiento, para investigar, visitar, descubrir y dar su opinión. Las inscripciones son las que más juego han dado en toda la historia, pues han sido decenas de estudiosos los que las han copiado, transcrito, traducido, interpretado e incluso corregido.
Tengo que dar las gracias encarecidamente a mi amigo José María Gavira, pues debemos a él una estupenda cronología del yacimiento desde 1792 hasta 2015, que nos va a servir para hilar esta historia.
Hay una palabra que ha hecho ríos de tinta, a propósito del nombre de la ciudad, en las inscripciones podía leerse “Ocuritanorum”, con una sola erre, y las primeras transcripciones fueron, efectivamente, así, pero en 1805, la Real Academia de la Historia publicó “Ocurritanorum”, con dos erres, y a partir de ese momento la ciudad, que la misma Academia había bautizado con el nombre de Ocuris, fue llamada Ocurris, nombre que se utilizó durante todo el siglo XX y principios del XXI, y que aún muchas personas seguimos utilizando.
La primera causa del error fue, por supuesto, copiar mal la inscripción, la segunda, obedecer ciegamente el principio de autoridad, si la real academia escribía Ocurris ¿Quiénes eran los demás para disentir?
Y el hecho de que haya perdurado durante siglos se debe, evidentemente, a la etimología popular, hay decenas de palabras en español que contienen vocablos parecidos a “ocurri”, mientras que no hay ni uno solo que sea como “ocuri”.
En los últimos años han sido publicadas, no obstante, tres monedas acuñadas en Ocur, al menos la primera encontrada en la cercanía de nuestro pueblo. Y fray Sebastián decía que había una ceca, pues se encontraron monedas por acuñar. La primera, encontrado en 1994, era del año 27 adc, mientras que las inscripciones eran de los años 142 ddc y 186 ddc. Estas monedas son un dato real y tangible para poder deducir el nombre de nuestro yacimiento.
El descubrimiento del manuscrito de Juan José Reina ha sido un hito en la historia de Ocurris, en realidad no aporta mucho más desde el punto de vista arqueológico, pero sí delimita los conocimientos que tenemos sobre los inicios de esta historia.
Una historia que para nosotros vuelve a ser muy importante se el 31 de julio de 1824, cuando doña Frasquita Larrea, escritora romántica gaditana, visita las ruinas romanas del Salto de la Mora, en su descripción, absolutamente fantástica:
Salimos de este salón por una abertura que nos llevó a la viña que domina una hermosa perspectiva de montes escalados sobre montes, y a un lado se divisa la pequeña población de Benaocaz con sus casas blancas interpoladas de verde, metida en un vallecito, semejante a una manada de ovejas pastando tranquilamente en medio de las montañas; al otro lado se presenta Ubrique abismado entre peñascos tan diminuto por la distancia, que parecía un juguete de filigrana esculpido en piedra.
Las casitas de las viñas y olivares en sus derredores se divisaban como puntitos blancos casi imperceptibles. En el primer viñedo que atravesamos vimos cinco columnas de piedra en cuyos zócalos se leen inscripciones latinas. Su situación me pareció denotar que habrían sido de alguna galería o fachada de edificio. En el suelo vimos rodando un trozo de estatua de Cleopatra de hermoso mármol blanco. Lo único que se conservaba de ella es desde la cintura hasta el pescuezo. Los dos áspides están perfectamente trabajados, aunque me parecieron demasiado simétricos.
En ese mismo año, 1824, aparece el ara de Postumia Honorata, que volvió a estar desaparecida hasta que en 1973 Juan Ardila y Manuel Cabello lo sacaron de un edificio en la calle Tenerías.
1889. 14 de mayo: Tras muchas gestiones iniciadas probablemente en febrero de ese año, el conservador del Museo de Cádiz (fundado poco antes), Francisco de Asís Vera, consigue que las lápidas del Salto de la Mora lleguen a la institución provincial, lo que comunica en varias cartas al académico de la Real de la Historia Fidel Fita. (Actualmente solo hay una allí, pues la otra “desapareció” en algún momento del siglo XX).
Justo a principios del siglo XX, el historiador Enrique Romero de Torres visita Ubrique y fotografía las dos lápidas para su Catálogo Monumental, dedicando una parte a Ocurri
UBRIQUE: Villa situada al S. de Grazalema y al E. de la provincia.
Fue la antigua Ocurri durante la dominación romana. En el año 1792 D. Juan Begaso compró las tierras de Benafí Alto, distante un cuarto de legua de esta villa, movido de curiosidad por verse allí muchos vestigios de obras antiguas, como los restos de una gran muralla que rodea una extensión de 15 fanegas de terreno aproximadamente y de otras ruinas de edificios.
Avanzando en el tiempo, y siempre muy ocupados historiadores y curiosos, llegamos a principios del siglo XX, cuando de nuevo un ubriqueño, Francisco García Parra, un hombre culto, sensible, intelectual, un hombre de mundo, cosmopolita, que se interesa sobremanera por el yacimiento y organiza, con amigos y con grupos de jóvenes, visitas al yacimiento, teniendo de él las primeras fotografías que se conservan de los edificios que estaban a la vista.
Gracias a Francisco García Parra de nuevo el pueblo recuperó el interés y las visitas ya no cesaron. Francisco fue el impulsor (económico e intelectual) del libro que años más tarde publicaría el padre Sebastián de Ubrique en 1945, él se encargó de las fotografías, de la documentación, de los fondos y, en gran parte, de la redacción.
Su sobrina Pepa Corrales nos ha contado cómo “el tío Francisco” se ocupaba de casi todo el texto de fray Sebastián, pues el fraile se empeñaba en escribir más sobre temas religiosos, mientras que Francisco amaba y conocía la historia, e incluso llegaron a hacer algún que otro descubrimiento en Ocurris.
La historia no está siendo muy justa con este intelectual, promotor de un segundo impulso del yacimiento, puesto que su nombre ha sido confundido, tanto en la exposición del Centro de Interpretación de la Historia de Ubrique como en textos oficiales en internet con el de un sacerdote antequerano del siglo XIX.
En el libro sobre la historia de la villa de Ubrique libro fray Sebastián (podríamos decir que García Parra) también describe el yacimiento y se ocupa de su historia. Fue la fuente en la que se basaron, y aún se siguen basando, muchos historiadores ubriqueños y foráneos, aunque cada vez hay más detalles de los que discrepar.
Así las cosas, el salto de la mora fue lugar de excursiones y encuentros de todos los ubriqueños en muchas ocasiones, sobre todo en el perdido “Día de los paseos”, cuando todos íbamos a las viñas y a Santa Lucía a pasar el día.
También los maestros Francisco Fatou, Ángeles Bohórquez o Fernando Gavilán, entre otros, comenzaron a organizar visitas al Salto de la Mora con sus alumnos en los años treinta, sembrando así una semilla de amor y respeto a la naturaleza, al patrimonio y a la historia
(Audio de Misión Rescate)
En el año 1967 surgió un programa concurso radiofónico dedicado a escolares y maestros para descubrir y recuperar el patrimonio histórico, dentro de unas normas de respeto y conservación. Y entonces comienza el renacimiento de Ocurris. Manuel Cabello y Francisco Collado se embarcaron en aquellos trabajos con el fin de llamar la atención sobre el deterioro del yacimiento, darlo a conocer, investigarlo y cuidarlo.
A partir de una larga serie de trabajos, memorias, llamadas y muchísimo afán por parte de Manuel Cabello, destacadas personalidades del mundo de la cultura, de la arqueología, de la historia, de los museos, de la política visitan el Salto de la Mora, y comienzan las primeras excavaciones de la época moderna, realizadas por Salvador de Sancha y auspiciadas por Juan de Mata Carriazo.
(Vemos el video de Ocurris)
En 1973 el arquitecto Alfonso Jiménez Martín (que había restaurado la Catedral de Sevilla) realiza la restauración del columbario, y ese mismo año Manuel Cabello presenta un proyecto para iluminar el columbario.
Así se llevan a cabo varias temporadas de excavaciones, todas dirigidas por Salvador de Sancha, que finalizaron en 1976, a partir de ese momento Ocurris se convierte en un hito cultural y turístico para todos los ubriqueños.
En 1982 supimos de que una de las lápidas del museo de Cádiz había desaparecido.
Durante todo este tiempo Manuel Cabello continúa insistiendo en que Ocurris es un valor turístico seguro, que hay que continuar con su estudio y preservación, pero sus intentos son infructuosos hasta en que 1996 la arqueóloga Natalia Cabello realiza, contratada por la Mancomunidad, trabajos de limpieza y puesta en valor del yacimiento.
(Vemos el video de Ocurris en 1996)
En 1998 comienza la siguiente etapa del yacimiento. El arqueólogo Luis Guerrero inicia una serie de trabajos de limpieza, recuperación, rehabilitación y excavación de urgencia con vistas a la puesta en valor y uso turístico del yacimiento que terminaron en 2003.
En junio del año 2000 se inaugura el Centro de Recepción de Visitantes con cafetería, servicios y tienda, vallados, caminos interiores, señalización y cartelería, aparcamientos, escaleras de acceso y sala de proyecciones audiovisuales.
En 2012 se derrumba un sector de la muralla ciclópea y el ayuntamiento toma conciencia de que es necesario actuar. Gracias al empeño de aquel equipo de gobierno comienzan los contactos para subsanar este problema.
En 2013, Antonio Sanz, visita el yacimiento y dice
"He visitado el Centro de Recepción de la ciudad romana, así como los restos del mausoleo y las termas romanas que son únicas en nuestra provincia. He podido comprobar de primera mano cómo existen zonas que se encuentran en un estado absoluto de deterioro. Poner en valor este proyecto sería un salto muy importante para Ubrique además de un ejemplo de cómo el pasado puede significar para el presente un gran provecho para el futuro turístico y cultural de Ubrique”.
Y en noviembre Inicia su andadura el Taller de Empleo «Mejora del Entorno del Yacimiento Ocuri” con dos módulos: «Infraestructura de Jardines» y «Dinamización de Servicios de Información y Atención Ciudadana». Lo dirige el arqueólogo Luis Iglesias García.
José María Gavira dice: En 2014, gracias al empeño de la delegada municipal de Cultura de Ubrique, Josefina Herrera, se inician nuevos trabajos de Luis Guerrero y colaboradores para el “control de movimientos de tierras y apoyo a la restauración de la Muralla Ciclópea de la ciudad íbero-romana de ‘Ocuri’ y su consiguiente puesta en valor. Se mejora la señalización. El objetivo es dar más vida al yacimiento abriéndolo a otras posibilidades, como las representaciones teatrales en el “foro”.
Se abre una exposición permanente sobre el yacimiento arqueológico en el Centro de Interpretación de la Historia de Ubrique.
Se reabre el Centro de Recepción e Interpretación en el que se muestra a los visitantes un vídeo informativo con imágenes reales y virtuales que recrean las antiguas edificaciones, la muralla ciclópea, el edificio funerario, o el abastecimiento de agua. Se organizan visitas guiadas por una profesional.
Y hasta aquí la historia de los siglos pasados en el yacimiento romano. Nos queda por tratar la magnífica gestión municipal del yacimiento en los últimos quince años y próximamente podremos conocer, de primera mano, las excavaciones que se han llevado a cabo este mismo verano.
Muchas gracias a todos por su asistencia y su interés. Ha sido un placer.
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