Boletín del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid 1878
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Por Esperanza Cabello
Uno de nuestros pasatiempos favoritos para las tardes de invierno es investigar en los archivos de internet. Sabemos que son cambiantes, que se amplían, que cada día hay nuevas páginas y nuevos archivos que digitalizan sus documentos y nos encanta ir escribiendo palabras clave (que en nuestro caso son casi siempre las mismas, el nombre de nuestro pueblo, de nuestros padres y abuelos, la palabra gamones, la palabra Ocurris y algunas más).
Ahora que estamos hasta en la sopa con don Juan Vegazo hemos insistido un poco en la búsqueda hasta que hemos dado con un curioso pleito reflejado en el Boletín del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid en su segundo tomo de 1878.
El ubriqueño don Francisco Romero Gálvez compró, el 22 de abril de 1814, una casa sita en la calle del Perdón, número 24, por 9044 pesetas y 36 céntimos a doña María y doña Rafaela Vegazo, en el concepto de herederas de su finado padre don Juan.
Gracia y Justicia. — Orden de 27 de marzo, expedida por la Dirección general de los Registros, dejando sin efecto una nota puesta por el Registrador de Grazalema en una escritura de venta de una casa, mandando en su consecuencia inscribirla. (Gaceta de 10 de junio.)
ilustrísimo Sr.: En el recurso gubernativo promovido por D. José Romero Carrasco y otros contra la negativa del Registrador de la propiedad de Grazalema a inscribir cierta escritura de venta, pendiente en esta Dirección general en virtud de apelación interpuesta por dicho funcionario:
Resultando de los antecedentes que obran en el presente recurso que con fecha 5 de Mayo de 1877 los hermanos D. José María, Don Manuel y D. Rafael Romero Carrasco otorgaron en la ciudad de Jerez de la Frontera una escritura pública, en la que hicieron constar que en 22 de abril del año 1814 Doña María y Doña Rafaela Vegazo en el concepto de herederas de su finado padre D. Juan, vendieron a Don Francisco Romero Gálvez, que lo era a su vez de los otorgantes de la escritura de que se hace mérito, una casa sita en la calle del Perdón de la villa de Ubrique, señalada con el núm. 24, y cuyos linderos se describen en precio de 9.044 pesetas y 36 céntimos, además de un capital de censo que sobre la misma pesaba, concurriendo al otorgamiento de dicha escritura de venta en representación del comprador su hermano político el Presbítero D. Francisco Carrasco y Romero, quien aceptó en nombre de aquel la expresada venta, pero sin acreditar en el documento de su razón el poder o mandato que al efecto se le confiriera; y como al solicitarse con posterioridad en la oficina del Registro de Grazalema su inscripción haya sido suspendida, tomando en su lugar la oportuna anotación preventiva hasta que se subsanase aquel defecto, los comparecientes, en el concepto indicado de hijos y herederos del comprador, y como tales sucesores en lodos sus derechos y obligaciones, manifiestan que al aceptar el Presbítero Carrasco la compra-venta de la casa de que se trata obró en virtud de mandato expreso de aquel, declarando además que ratifican dicho acto …
Continúa en este enlace .
¿Podría ser "el finado padre don Juan" nuestro don Juan Vicente Vegazo Montesdeoca?
Por las fechas es posible. Las hermanas Vegazo vendieron la casa en 1814. Don Juan quizás hubiera muerto recientemente. Sabemos que aún vivía en 1808, cuando dio su manuscrito a don Juan Marín Reyna. Y José María Gavira demostró que en 1809 aún estaba vivo Juan Vegazo (en este enlace).
Lo que no sabemos es si "nuestro" Juan Vicente Vegazo estuvo casado, ni tampoco si tuvo hijas o si estas podrían llamarse María y Rafaela.
Hubo, según Manuel Zaldívar y José María Gavira, al menos seis Juan Vegazo nacidos entre 1740 y 1762 en Ubrique (en este enlace), y en el Catastro de Ensenada hemos podido leer hasta 22 veces el apellido Vegazo, así que es prácticamente imposible saber a qué finado padre don Juan se refiere este documento.
Quizás algún día tengamos respuestas a estas preguntas.
Mientras tanto, ha sido muy interesante leer el pleito y comprobar que las situaciones complicadas con las herencias, las notarías y los registros no son exclusivas de la actualidad. Casi cien años tardó esta familia en tener "los papeles" a su nombre.
¡Pobrecitos!
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