La manga de Villaluenga
Fotografía de Leandro Cabello
Por Esperanza Cabello
Nuestro hermano Leandro nos ha traído, por gentileza de Antonia Jiménez, un libreto de la feria de Villaluenga de 1981. Curiosamente hay en este libreto un artículo de nuestro padre, Manuel Cabello, sobre la Manga de Villaluenga.
Manuel Cabello era un enamorado de la sierra y de todos sus pueblos, pero si hubiera uno al que le tuviera especial aprecio, por el que sintiera más atracción, ese era Villaluenga.
Por sus gentes, por sus amigos, por sus paisajes, por sus tesoros, por ese queso que compraba cada semana y que tanto apreciaba, por su historia. Villaluenga del Rosario era para él un auténtico paraiso.
Y en varias ocasiones escribió sobre Villaluenga, tanto en sus libros como en sus artículos, incluso fue pregonero de una feria.
Por eso estamos especialmente satisfechos de poder reproducir sus palabras sonre La Manga en este blog, y agradecemos encarecidamente a Antonia que nos haya proporcionado este librito de feria de 1981.
La manga de Villaluenga
Fotografía de Leandro Cabello
LA MANGA DE VILLALUENGA DEL ROSARIO, ESA GRAN DESCONOCIDA
Generalmente cuando se escribe para un programa festero se piropea y se ensalza, a
veces con rutilantes palabras, a la población organizadora. Pero no va a ser este mi caso.
Al pedirme vuestro Alcalde, "algún trabajo" para la revista de Feria, me veo
obligado a dejar
atrás esas bellas palabras, para ceñirme a relatar algunos de los incontables acontecimientos
de los que fue protagonista La Manga a través de la historia.
Hace millones de años, en el plioceno, a
finales de la era terciaria, la corteza terrestre llegó a estabilizarse en su formación geológica. Unos movimientos lentos, de
elevaciones de masas, por unos sitios, y de hundimientos compensadores, por otros,
dieron origen a estas majestuosas montañas, únicas en su estilo, que constituyen las Sierras de Cádiz, pero que en otras
épocas eran llamadas Serranías de Villaluenga.
La manga de Villaluenga
Fotografía de Leandro Cabello
Aquellos macromovimientos cortaron sus laderas
en tajos semi verticales,
casi siempre, con centenares de metros en su altura, en especial, los de origen
tectónicos, como lo son los que frontispician a Ubrique, o los que enmarcan, en ingente
monolitos de caliza blanca, La Manga de Villaluenga.
Cerrado este hermoso paso, manga o
desfiladero, por los farallones inaccesibles de el Saltillo y el Chaparral, por un lado, y por el otro,
por las sierras de
Benaocaz y del Calillo, serpentea en dirección NE-SO, en unos tres kilómetros, tomando, en un
corte imaginario la forma de "U", forma geológica, que ha despistado a muchos, al
considerarlo un
valle glacial terciario...
La manga de Villaluenga
Fotografía de Leandro Cabello
Pero no. De esto tiene poco. Lo que sí tiene,
y en esto baso mi recortado
trabajo, aparte de mucho de belleza, muchísimo de historia, y como no, de leyenda.
Porque hablando de leyenda, la primera que conocemos, pone a Viriato en sus laderas, en su eterna lucha de guerrillas contra los invasores romanos
(Schulten).
Y hablando de historia,
cuando contra el vándalo Genserico, se levantó toda la Serranía a la vista del
desastre a que tenía sometida a Andalucía, en su caminar de Sevilla a Algeciras. Pero
la indómita raza de
la Regio Montagna, Montaña Magna o Serranía Gaditana, no se doblegó, y se dice que
Genserico, marchó llorando y avergonzado hacia las costas del sur.
La Manga ocupará más tarde lugares
preeminentes: cuando fue invadida por la raza mora y por cerca de 800 años; después, en contra del francés, en los
escarceos de las guerras carlistas, y por último, en nuestra contienda civil...
La manga de Villaluenga
Fotografía de Leandro Cabello
Es tanto el bagaje histórico que la conforman,
que el Grupo 208 de Misión Rescate que representó, influenciado por todo el entorno paisajístico de su flora y
de su fauna, ha tomado como meta, a lo largo de este verano del 81, y adentrado en curso, efectuar una serie de
prospecciones y estudios encaminados a demostrar al resto de España y del mundo el interés que despierta
nuestro angosto valle; interés que se
centra no sólo en sus muchas y fabulosas cuevas, con indudables huellas del hábitat prehistórico, sino
que igualmente, es fácil observar en
ellas restos de posteriores culturas, pasando por el bronce, romana o árabe,
sin que olvidemos al majestuoso viaducto, compuesto de numerosos
elementos pertenecientes a la época árabe, una calzada y un campamento militar romano, y
sobre todo un campo, en los Llanos, de dólmenes y de cistas, totalmente
desconocido para la Historia y que vendrá a enriquecer, sobradamente, la carta arqueológica nacional.
La manga de Villaluenga
Fotografía de Leandro Cabello
No podemos dejar atrás, aunque sólo sea su mención, su entrañable flora (oréganos, tomillo y manzanilla
serrana) y oculta fauna, tan amplia
en su variedad.
Por todo ello, no habría mejor homenaje para
esta desconocida manga villalonguesa
que intentemos entre todos que algún día sea declarada CONJUNTO NACIONAL HISTÓRICO: TURÍSTICO Y PINTORESCO.
Manuel Cabello Janeiro (Agosto de 1981)
Reiteramos nuestro agradecimiento a Antonia por permitirnos copiar estas palabras de nuestro padre, y a Leandro, por estas fotografías tan espectaculares de La Manga.
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