26 de diciembre de 2018
En la riqueza expresiva de nuestro diccionario hay una palabra de usos múltiples por la que siento especial simpatía. La calma,-que es a la que me refiero- puede ser utilizada como sustantivo, cuando determina el estado animico y temperamental de persona o cosa. También puede usar como adjetivo y así decimos que es tierra calma la explotación de un predio dedicado a cereales. Incluso a veces la empleamos como sustantivo adjetivado, cuando la calificamos tensa, antes de que explote en impaciencia.
Estas reflexiones me hacía en Málaga, donde me encuentro mitigando el frío rondeño, cuando al caer la tarde, contemplaba - azul y en calma-el inmenso mar, que parecía reflejar esa mezcla de gozos y malos momentos que trenzan mi vida y seguro que las de mis queridos amigos de Ubrique en el recuerdo y pacientes lectores, ahora que fenece el año que termina.
El año nuevo 2019 (¡qué vértigo!) lo tenemos ya doblando su última esquina.
Inseguridad, sueños, ilusiones... ¡un nuevo camino! Otra nueva senda para rectificar lo mal andado o para seguir más ágiles la meta establecida.
Pero todo con calma. Con mucha calma. Con entusiasmo, sin extremismos. Los ojos siempre hacia el Cielo. Los pies, firmes al suelo.
¡¡Feliz Año Nuevo!!
Pepe Cabello Janeiro💓
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