Boda de María Remedios Cabello Janeiro
Padrinos: sus padres, Julia y Francisco
Por Esperanza Cabello
La muerte de nuestro tío Antonio ha sido un mazazo para toda la familia, no paran de llegar condolencias y testimonios de apoyo y cariño de todas las personas conocidas y cercanas, y no para de llegar a nuestra memoria recuerdos de otras épocas y otras personas de la familia que habrían sufrido su pérdida si aún hubieran estado con nosotros.
La boda de María remedios y Antonio, en especial, es un recuerdo que está en la mente de todos. Esta mañana nuestro tío Javier Janeiro nos contaba que recordaba perfectamente aquella boda, y nuestra tía Isabel ha estado hablándonos de la pareja y de la familia.
Contábamos que María Remedios había conocido a Antonio en Grazalema, cuando visitaba a su tío Miguel, que se había casado con una señorita de allí que tenía una pastelería.
Pues Isabel nos ha estado contando la historia, pero desde el principio...
Nuestra bisabuela Joaquina Orellana vino desde Argentina a principios del siglo pasado con sus cinco hijos (un Francisco había muerto allí) después de que nuestro bisabuelo, Francisco Cabello España, maestro, muriera. En Ubrique se estableció en primer lugar en casa de su cuñado, José Cabello, el párroco de Ubrique en aquella época. Después se fue a vivir a la calle Botica, justo enfrente del número 28, donde vivía Natalia Rubiales Coveñas y donde más tarde viviría nuestra tía Nieves.
Joaquina vivía con sus hijos Guadalupe, Joaquina, Francisco, Miguel y Elena, y pronto fue encontrando trabajo para sus hijos en la incipiente marroquinería.
Guadalupe Cabello Orellana
Hermana mayor de nuestro abuelo Paco
Guadalupe, la mayor, se casó con José Sánchez de Medina, farmacéutico, y se establecieron en Jimena de la Frontera, donde fundaron una gran familia.
Francisco también se casó con Julia Janeiro, y pronto se convirtieron en familia numerosa (esa es nuestra familia). Isabel los recuerda de novios, y cuando fueron las amonestaciones. En la época se avisaba tres meses antes, en la misa de los domingos, de las bodas que iban a tener lugar, y, cuando terminaban, se hacía una pequeña celebración, se decía popularmente que "los habían echado por el coro". En el caso de nuestros abuelos, terminadas las amonestaciones, se fueron todos, ¿cómo no? a tomar café en el Café de Janeiro, contentos de poder celebrar la boda.
En cuanto a Joaquina y Elena, nunca se casaron, vivieron toda su vida en la casa familiar de la calle Botica. Elena trabajaba en el rebaje en la fábrica de su hermano Paco y Joaquina se ocupaba de la casa, era muy hogareña y no le gustaba nada salir a la calle. Ambas se ocupaban de su hermano Miguel hasta que este se casó (en 1958, creemos) y se fue a Grazalema.
Al final de sus vidas vendieron la casa familiar a Francisca Arenas Rubiales, hermana de nuestra tía Nieves, que les alquilaba su propia casa.
Nuestra tía Isabel nos ha estado hablando también de aquel viaje que María Remedios había hecho a Grazalema para visitar a su tío Miguel, recién casado, y en el que había conocido al que sería su marido.
María Remedios era la más pequeña de todos los hermanos, y el ojito derecho de toda la familia. Cuando era muy pequeña (con seis o siete años) estuvo muy delicada de salud, y todos se volcaron en ella. Dice Isabel que su madre (Isabel Janeiro Rubiales) tenía un gorrión domesticado, al que había criado desde chico y que revoloteaba por la casa. Para regalárselo a la niña le pintó las plumas de colores y la propia Isabel le hizo una cunita con una caja de cartón y un crespón celeste. Cuando le llevaron el gorrión en su cuna a la niña ésta se puso muy contenta...
Así que cuando María Remedios tuvo el accidente de autobús todos estuvieron muy preocupados con ella y la arroparon de todas las formas posibles. Como en el accidente quedó malherida y atrapada por todos los objetos que rodaron con la caída, cuando llegó a la casa y supieron que Antonio la había ayudado el agradecimiento de todos fue muy grande.
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