martes, 11 de diciembre de 2012

La Petaquina: el éxito de las buenas ideas, la organización, la participación y la solidaridad

Los participantes en la Petaquina comienzan el camino desde Grazalema
Fotografía: Francisco Cabello
 Por Francisco y Esperanza Cabello

Algunas veces las ideas que surgen así, espontáneamente, como surgió esta de la Petaquina, son tan buenas que necesariamente tienen que ser un éxito.
Hace unos días nos hacíamos eco de la convocatoria de la Petaquina, una marcha solidaria a beneficio de los enfermos de Alzehimer que, organizada por Juan Carlos Huércano y con la colaboración de instituciones y particulares, se iba a celebrar el ocho de diciembre.

Los caminantes comienzan el descenso
Fotografía: Francisco Cabello

En el transcurso de estas semanas hemos sido testigos de cómo se ha ido extendiendo la idea por las redes sociales, de cómo unos y otros se han ido animando, hasta el punto de que algunos se pusieron de acuerdo para comenzar la actividad haciendo también la subida desde Ubrique a Grazalema ¡Corriendo!




Los últimos días fuimos sabiendo que había más de trescientos inscritos, algunos de los cuales se inscribían sabiendo que no iban a poder participar, por razones de trabajo o por cualquier otra cuestión, pero la solidaridad y la deportividad han primado y los participantes se han multiplicado.




Por fin, a la hora de la verdad, los participantes fueron más de los previstos, y algunos tuvimos que echar mano de otros vehículos para poder llegar a Grazalema, las previsiones de autobús se habían quedado cortas, y estábamos orgullosos de poder participar de todas formas.
Antonio Morales, en su blog "Ubrique Natural", ha escrito una crónica de la Petaquina, y nos ha encantado ver cómo ha recordado a nuestro padre, Manuel Cabello, cuando organizaba aquellas excursiones al San Cristóbal, en los años setenta, y tenían que fletar hasta siete autobuses para acoger a todos los participantes.
Nos ha gustado mucho ver su título: "Revolución senderista", y es que realmente se ha tratado de una revolución, tanta gente por la sierra, tan respetuosa, tan entusiasta, tan solidaria. ¡Fantástico!



Poco a poco el sol va calentando a los senderistas que se afanan por continuar su camino
Fotografía: Francisco Cabello

 El camino no era un lecho de rosas, precisamente. Había llovido los días anteriores y había barro por todas partes, además tanta gente pisando por la vereda removía aún más el barro, sin embargo algunos se las apañaron para no tener ni siquiera una manchita de barro, para otros fueron los resbalones y las caídas, quuizás para algunos de los más avezados.
Extraordinariamente, con tanta gente y tanto barro, no hubo ninguna caída significativa, ningún incidente que reflejar, ningún problema destacable.



Los participantes se reponen un poco del paseo, así se reagrupan y pueden charlar un rato
Fotografía. Francisco Cabello


 El camino seguía tranquilo y se recorría con facilidad. Desde Grazalema habíamos llegado al Puerto del Boyar, desde allí empezamos el descenso hasta el Sal to del Cabrero y llegamos al Puerto de Don Fernando. En uno de los reagrupamientos hubo incluso alguna ocasión para el recuerdo y la historia. En la página de facebook de Juan Manuel Román García podemos leer: 

"...una vez en el Salto del Cabrero y justo al lado de la calera que allí se conserva interesante y didáctica explicación histórica y científica del maestro Francisco Cabello que nos acompaña, a cerca de la zona en la que nos encontrábamos."

Junto al organizador de la petaquina, Juan Carlos Huércano, un genio de la organización


Por cierto, que la crónica de  Juan Manuel Román completa la podemos leer en el "Periódico de Ubrique", y en ella podemos también leer sobre el homenaje al senderista Pepe Moreno. Da gusto leer los testimonios de los que han participado en esta actividad, a todos se les nota una gran satisfacción y una gran alegría por el camino, por haberla vivido y por haberla disfrutado.
Además, Juan Carlos Huércano nos ha explicado que, pasado el puerto de Don Fernando le dijo a nuestro hermano: "Esto va dedicado a don Manuel Cabello".  Muchísimas gracias, Juan Carlos.


Poquito a poco el grupo vuelve a tomar forma para emprender de nuevo el camino


La verdad es que, como decían los organizadores, todo estaba preparado para que pudiera participar el mayor número de personas sin correr ningún tipo de riesgo y con la seguridad de que todos podrían terminar el recorrido, a pesar de haber sido montaña arriba, montaña abajo, por veredas a veces difíciles, por algún que otro cascajal y, sobre todo, por los barrizales que hubo que atravesar.
Pero organizada de tal manera que cada cierto tiempo había una reunión y todos podían descansar un poco, reponer fuerzas, hacer fotografías, comentar el paseo y refrescarse, todo el mundo ha podido participar.




 Uno de los últimos altos en el camino antes de llegar a Benaocaz

Los primeros esperaban a los que venían más rezagados, y el ambiente en general fue todo el tiempo de gran camaradería, de un enorme respeto y de un gran entendimiento entre todos.
Cualquiera no hubiera apostado por que la experiencia resultara tan exitosa. Con tanta gente en el campo, de tan diversa procedencia, podría haberse imaginado que quizás surgiera algún contratiempo. Nada más lejos de la realidad, todo el mundo respetó las normas, se siguieron los senderos elegidos, no se dejó ningún tipo de basura en el monte, todos se ayudaron unos a otros... Realmente ejemplar.

 Por fin, allí a lo lejos, Benaocaz, ya estamos más cerca
Fotografía: Francisco Cabello

Poco a poco fuimos llegando a Benaocaz, justo a la hora de la cervecita. Como dice Ana Venegas en su blog (pinchar aquí para leer la crónica) se notaba que tanto Juan Carlos Huércano como sus colaboradores habían hecho un gigantesco esfuerzo en la organización de la Petaquina. Es muy, muy difícil organizar a tantísimas personas, darles el desayuno en Grazalema (nueve autobuses de caminantes son muchos, muchísimos autobuses), ofrecerles un refrigerio en Benaocaz y, finalmente darles a todos de comer en la peña Sevillista de Ubrique debe de ser muy complicado: 

" Carlos Huércano apareció detrás de la barra, lo mismo dirigía la expedición que se convertía en barman, luego me confesó que lo había pasado mal por la responsabilidad y la imposibilidad de controlar todas las variables. Sin embargo espero que la satisfacción del trabajo bien hecho y lo que nos hizo disfrutar a todos lo motive a organizar nuevas "Petaquinas"."

 Ya en Benaocaz, descansando un poquito para reemprender la marcha
Fotografía: Francisco Cabello

La parada en Benaocaz nos hizo mucho bien. Algunos aprovecharon cinco minutitos para hacer un poco de turismo de "Arte", Benaocaz se convertía por un tiempo en el centro neurálgico de las actividades de la sierra durante este fin de semana.



 La serpiente multicolor de la Petaquina desciende por la calzada
Fotografía: Francisco Cabello


El último tramo del camino fue por la Calzada Romana desde Benaocaz a Ubrique. Era increíble mirar hacia atrás y ver esa serpiente multicolor deslizándose calzada abajo, atravesando los últimos arroyuelos y aprovechando el camino para ir desprendiéndose un poco del barro de las botas.
Era curiosa la expresión de los que se cruzaron en nuestro camino ¿Dónde irá tanta gente?
"Es una marcha solidaria" respondían algunos, y quizás por eso ha sido una de las rutas más simpáticas y más satisfactorias de todas. Volvíamos contentos de el buen camino que estábamos haciendo.



 Por fin en Ubrique, recibidos como campeones
Fotografía: Francisco Cabello

Llegamos a Ubrique sobre el horario previsto un poquito después de la hora de comer, y todo el grupo estaba muy contento, deseando llegar al destino final, la Peña Sevillista, donde nos esperaba la comida y el merecido descanso.
Ya los organizadores empezaron a estar más tranquilos: es una proeza conducir a más de trescientas personas por la sierra, en un recorrido algo complicado, con los senderos embarrados y que todo el mundo colabore, que no haya habido ningún incidente y todos estén contentos y satisfechos.



Al final, hicieron falta muchos arroyos y muchos charquitos... 

Pero, por mucho que lo intentamos, no había manera de parar de reir con el aspecto de los zapatos y los pantalones de los participantes ...


Quizás sea la vez que más embarrados y satisfechos hemos estado.
No hubo bota que se librara del barrizal
Fotografías: Francisco Cabello

 Esperamos de corazón que el año próximo Juan Carlos vuelva a organizar su petaquina, que tenga tanto éxito como esta y que volvamos a participar en masa en una actividad que nos ha recordado tiempos antiguos, cuando las salidas en gran grupo al monte seguían significando respeto, consideración, tolerancia, colaboración, alegría y, sobre todo, solidaridad.


 1971. Un grupo de Ubriqueños en la Subida al San Cristóbal
Fotografía: Manuel Cabello Janeiro

Para terminar, queremos agradecer de nuevo a nuestro amigo Antonio Morales el recuerdo que ha tenido en su crónica de la I Petaquina para nuestro padre y sus convocatorias para las subidas al Pico de San Cristóbal.


.

1 comentario:

Ana E. Venegas dijo...

Estimados paisanos, me ha parecido una crónica muy exacta de los acontecimientos, hermosa en las letras y emocionante con las alusiones a vuestro padre y la foto de las antiguas expediciones. Las imágenes son fenomenales, me llevo alguna para ilustrar en mi blog el anuncio de la próxima de Abril. Un saludo!!!
Ana E.Venegas