viernes, 9 de septiembre de 2016

Recuerdos de aquellas procesiones de antaño

Procesión de Nuestra Señora de los Remedios, 1954
Fotografía gentileza de Juan Ramírez



Por Esperanza Cabello 


En nuestro grupo de facebook "Ubrique en el recuerdo" hay constantemente aportaciones de ubriqueños y ubriqueñas que nos dejan anonandados, a veces por las imágenes en sí, muy valiosas para la historia de nuestro pueblo, y otras veces por los comentarios que unos y otros van dejando, demostrando, como es el caso, tener una memoria y una capacidad de retentiva envidiables.
Esta fotografía de la entrada la subía el Día de la Patrona nuestro amigo Juan Ramírez (Bebio Dencio para las redes sociales), con un texto nostálgico y muy lindo:

"Entre el repique de campanas de la Parroquia, y el estallido de los cohetes tirados desde el San Antonio, esta noche, en la plaza de nuestro pueblo se volverá a oír una vez más:
Salve, Regina, Mater misericordiae,
vita dulcedo, et spes nostra, salve...
¡Viva la Virgen de los Remedios! ¡Viva la Patrona de Ubrique!"

Entre la veintena de  comentarios a la imagen y el centenar de "Me gusta" nos ha llamado la atención, en primer lugar, los que se referían a la imagen en sí, que aún no tenía el trono de plata actual; también al conocido y apreciado Bartolo Ramírez, el administrador de correos (padre de Juan) y finalmente  los referentes a la fecha de la foto, un poquillo dudosa en principio, hasta que nuestro tío José María Cabello, con esa memoria extraordinaria que lo caracteriza, ha comentado...

La foto corresponde a la salida procesional del año 54 y el cura que preside es Don Antonio López Benítez, uno de los mejores que pasó por Ubrique. Procedía de la Iglesia Mayor de Ronda y desde Ubrique pasó a ser Rector del Seminario y murió de Canónigo de la catedral el año 2004.
Sucedió a don Francisco Lanzat y fue el antecesor de don José María Ortega, que - muy anciano- vive en Málaga. 
 La llegada de don Antonio fue muy "a la italiana". Se había producido un pequeño cisma en el beaterio entre las rafaelistas y las seguidoras del sucesor que había realizado unas ligeras reformas. Y para evitar algún malestar a su llegada, se nos ordenó a los seminaristas de entonces que lo esperásemos en las Cumbres. Allí lo hicieron descender para entrar a Ubrique por la calzada, dando tropezones en una noche bien oscura.
Pero su labor pastoral fue única. Pacificó los ánimos, hizo personalmente familia por familia el primer censo parroquial y celebró la gran Misión del Padre Langarica que transformó en positiva la piedad de los ubriqueños. 
A su lado aparece una gran figura que alaba - con toda razon- su hija Ana María. Se trata de su gran colaborador Bartolomé Ramírez, sacristán, sochantre y archivero de la Parroquia. 
Bartolo tuvo el mérito de que por su propio esfuerzo y orientado por don José Corrales opositó e hizo carrera en Correos.
Centrando la foto, nuestra Patrona, cuya devoción y recuerdo mantenemos todos los que nacimos en ese bello rincón su cuando estamos lejos en la distancia o en el tiempo. Y efectivamente aparece sobre su humilde trono de madera dorada en que tantas veces paseó por Ubrique hasta que se retocaron las andas plateadas.
!Felicidades a todas mis paisanas que tienen su nombre, también a mi hermana y a mi sobrina. Y permitidme unirme - por la fecha y la hora- cuando mi pueblo se haga en la plaza una voz única, exclamar con vosotros esa Salve emotiva- en castellano y con música ubriqueña- diciendo_" Y después de este destierro muéstranos a Jesús". Y mientras podemos este " valle de lágrimas"...sigamos buscando a Jesús donde Él se encuentra: en los pobres, en los parados, en los que sufren,en los están solos o se sienten abandonados.
Todavía puedo añadir que el predicador de la novena aquel año fue un joven capuchino Fray Jaime de Aldraseca, condiscípulo mio en la Pontificia de Salamanca, un brillante orador sagrado. Poco antes de la novena, en los primeros días de Agosto llegó a Ubrique la Virgen de Fátima peregrina (en este enlace). Y los mas viejos y coetáneos recordarán las multitudes de personas que acogían su llegada, celebrándose una vigilia nocturna en la Parroquia a la espera de algún favor en su fama de milagrosa. Con esta advocación se inició un culto habitual en la Parroquia, que todavía permanece. 


 Magnífica la fotografía y magníficos los comentarios. Gracias, Juan, gracias José María, por compartir con todos este trocito de historia de Ubrique.

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